"Me di un tiempo y deje de escribir. Me di tarea de convertirme en la persona que soy. La persona que quiero ser. Me estoy dando tiempo para odiar al amor y abrazar el dolor. Conozco nuevas sonrisas, y me han llegado nuevos poemas. Deje de escribir porque se me fueron las musas. Ellas volvieron, con ganas de chingarme la vida, los sueños. Pero no pueden. Nadie puede. Ahí está la magia de ser paciente, cariñoso y honesto. Siempre es recompensado al doble pero nadie lo sabe. Ni si quiera yo lo sabía. Extraño escribir poesía, recordarle al viejo que lo quiero. Me fumo la ausencia de la persona que se me fue porque no podía quedarse. La extraño y no está, que sea feliz. ¿Alcohol? ¿Más?, maldito hijo de puta, me haces recordar lo que no quiero recordar pero a la vez puedo escribir lo que no me atrevo a escribir sin tu efecto. Deje de hacerlo, cuando la vida me arrastro a un agujero. Deje de escribir para calmar las llamas que sentía. Pero ya estoy aquí, ya regresé, con mejores intenciones, con más cariño y amor de sobra. Ya pude volver, ya me pude dar cuenta que para ser el hombre más feliz del mundo solo me ocupo a mí. Viajé al infierno y conocí la decepción, la tristeza, el coraje y la impotencia. Conocí la cobardía, los malos deseos, la lujuria. Vuelvo al mundo y el mundo vuelve a mi. Ahora ven, tengo amor de sobra, seamos lector y escritor. Que ya te quiero por leerme si quiera. Deje de escribir para acordarme de mí. Sin ti. Pero ya volví, gracias por dejar la puerta abierta.
La tristeza que me hiciste
sentir en el primer libro
fue huracanada. Así que
te escribí otro. A ver si
aquí termina".