Las conversaciones continúan en la sala de reuniones del Reino de Nimaria. Luego de la gran intervención realizada por el Capitán Washlert, uno de los Generales hace una intervención.
—Sin duda son grandes noticias, sin embargo no todos hemos tenido la misma suerte, los reinos del Sur se encuentran en constante crecimiento; hemos librado batallas, sin embargo, no hemos podido alcanzar más allá de las montañas Fleviel. —menciona Garth, General de la región Hanun.
—Dime algo Garth ¿Estás a cargo de la conquista de los reinos del Sur? —Pregunta Dárrien.
—Así es señor.
—Luego de escuchar que tenemos el control de los reinos del Este lo que menos quiero oír es como tu incompetencia no te deja avanzar más allá de las montañas de Fleviel.
—Lamento mi incompetencia señor —responde Garth bajando su cabeza desviando su miranda hacia el suelo en señal de sumisión.
—No tienes de que avergonzarte Garth, solo mírame cuando te hablo.
Garth vuelve a desviar su mirada hacia Dárrien quien lo ve fijamente; en ese momento la expresión de Garth cambia y sacando su espada la atraviesa en su propio cuerpo cayendo al suelo poco después y desangrarse. Todos en la sala ven como muere lentamente, es entonces cuando algunos de los capitanes deciden ayudarlo.
—Quien ayude a ese inútil tendrá su mismo destino —Dice Dárrien con gran arrogancia— Mi reinado solo será para los más fuertes, quien no logre cumplir con su encomienda sufrirá las consecuencias.
Todos en el lugar quedan atónitos al ver la forma de expresarse de Dárrien, a quien no le importó ver morir a uno de sus 12 Generales.
—Creo que necesitaré que alguien más se haga cargo de la conquista del Sur ¿Algún voluntario?
Un gran silencio inunda el lugar y en una gran tensión se puede percibir entre todos los que allí se encuentran.
—Yo me haré cargo —Responde Krotthen con gran confianza ante el llamado de Dárrien.
—Que gran sorpresa —replica Dárrien un tanto asombrado—. Uno de mis tres Escoltas, los hombres más fuertes de todo el reino se ofrece a comandar el ataque a los reinos del Sur. Acepto tu ofrecimiento Krotthen, confío en que darás buenos resultados o de lo contrario ya conoces tu destino.
—Lo sé perfectamente mi señor, le aseguro que no le fallaré.
—Bien, supongo que después de esto nadie más vendrá ante mí con resultados mediocres. Doy por concluida la reunión, cada uno regrese a su labor de inmediato.
Más tarde en la Región de Hassabrit, Voltec y su hermano están listos para salir de cacería.
— ¿Estás listo hermanito? —Pregunta Aguert a Voltec mientras lleva consigo varias cosas para el viaje.
—Más que listo hermano.
—Entonces vámonos, nos espera un largo camino. Cazaremos muchas cosas para vender en el pueblo y así poder comprar las medicinas de mamá.
—Tengan mucho cuidado muchachos—Dice Kaishi; un anciano, abuelo de Voltec y Aguert—. Su madre aún duerme, cuando despierte le diré que ustedes se fueron.
—Está bien abuelo —Responde Voltec—. Haremos todo lo posible por regresar cuanto antes.
—Así es. Bien, en marcha.
Voltec y Aguert se marchan con todas las cosas necesarias hacia las montañas de la región, mientras en el pueblo su abuelo y su madre quedarán a la espera. Un rato después de haber salido se deja escuchar una voz proveniente de un cuarto cercano a donde se encuentra Kaishi.
— ¡Padre, padre! —Dice con voz decadente una mujer, se trata de Elmis, madre de Voltec y Aguert.
Kaishi se acerca con prontitud al lugar.
— ¿Ocurre algo hija? —Pregunta preocupado.
—Los chicos... ¿Ya se fueron?
—Sí, salieron desde temprano para aprovechar el día.
—Mi querido Voltec ya se ha convertido en todo un hombre. —Comenta mientras sonríe y poco después su mirada denota preocupación.
— ¿Hay algún problema hija?
—Por momentos recuerdo a su padre y de cómo se fue para nunca más volver.
—Lo sabías desde el mismo momento que lo conociste, sabías que no estaría mucho tiempo con nosotros y aun así te enamoraste de él.
—Lo se papá, sin embargo... Recuerdo todos esos gratos momentos y no me arrepiento de haberlo conocido.
—La sangre que corre por sus venas es diferente a la nuestra, y cuando llegue el momento esa otra parte dentro de sí se hará presente. No sabemos cómo pueda tomarlo, puede ser demasiado duro para Voltec aceptar su destino.
—Conozco a mi hijo y sé que lo hará muy bien.
Entre tanto en Nimaria; las tropas de Krotthen se alistan para la batalla mientras estando en frente montado en su caballo habla en voz alta.
— ¡Todos Listo! Conquistaremos los reinos del Sur hasta el último. —Expresa Krotthen a sus guerreros—. Destruiremos todo lo que se atraviese a nuestro paso para luego invadir sus tierras.
— ¡Señor, sí señor! —Exclaman todos los guerreros al unísono con gran fuerza.
—Será un duro viaje de varios días hasta alcanzar la frontera del sur, así andando. —Completa Krotthen a sus vasallos mientras con espada levantada gira su caballo y comienza su camino a los reinos del sur.
Pasados los días Voltec y su hermano ya han llegado hasta las colinas de Hollins, una zona conocida por Aguert ya que de niño solía ir con su padre de cacería.
—Veamos si aprendiste todo lo que te enseñé estos días —Dice Aguert a su hermano en voz baja mientras éste sostiene un arma de cacería semejante a un rifle.
—Sé que debo concentrarme un poco más —Responde Voltec.
Voltec apunta a un ciervo que se encuentra a la vista de ellos y cuando ya se siente listo dispara acertando en el objetivo, matando al animal.
— ¡Muy bien hermanito! —Exclama Aguert—. Creo que ya es momento de regresar al pueblo.
—De solo recordar lo largo del camino me desanimo mucho.
—Tranquilo hermanito, primero pasaremos por el pueblo que se encuentra al pie de la colina para vender todo lo que podamos y así reunir dinero para las medicinas de mamá, también compremos algo de comida y pagaremos a alguien para que nos lleve lo más cercano de nuestro pueblo, no podemos hacer esperar más a mamá.
Continuará...
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Voltec Príncipe del Rayo
AventuraDurante años el Imperio del Norte ha conquistado cada región alrededor del mundo trayendo consigo desgracias a los pueblos de cada reino cercano, sin embargo un hombre con la habilidad para controlar el rayo puso un fin a su tiranía. Años han pasado...