La línea entre la lealtad y la tentación es muy delgada, sus miradas se cruzaron por unos segundos y sintieron una chispa, negando desde un principio ese oscuro deseo,querían mantenerse al margen, pero la pasión era mucho más fuerte, un matrimonio r...
Después de salir de la cafetería aquel chico rubio se dirigió a su trabajo con una gran sonrisa, había podido conocer bien al fin a aquella mujer, pero lo que mas le agradaba eran las cosas que tenían en común con su esposa no había coincidido mucho con unas cosas y con ella sobraban cosas que les gustaban,subió al último piso donde sus amigos se encontraban arreglando unos cuantos papeles y voltearon a verlo
King: Capitán porque se tardó tanto
Meliodas: um? Cosas
Ban: cosas? Bueno, pero es extraño que ustedes llegue sonriendo, casi no le gusta venir a trabajar
Meliodas: pues....ay personas que alegran mi día
Sin decir nada mas entró a su oficina dejando a esos dos confundidos
King: habrá ido a ver a Liz?
Ban: yo creo que si
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*Prov Meliodas*
Al fin llegó la hora de irme a casa, y justo cuando estaba apunto de salir me di cuanta de que estaba lloviendo, grandioso magnifico día para no traer mi auto el día de hoy, en que mierda esta pensando cuando decidí dejarlo, ni hablar tuve que caminar, teme una sombrilla y salí metí mi mano libre al bolsillo de mi abrigo y justo cuando estaba apunto de cruzar la calle me encontré con ella, tenia el gorro de su sudadera puesto pero sabia que de igual manera quedaría empapada así que decidí ayudarla, se sorprendió un poco pero después aceptó mi ayuda,continuamos con nuestra platica todo el camino, me agradaba hablar con ella, ella tenía algo que hacia que sintiera una gran confianza, una gran calidez, es como si tuviera un vacío que tan sólo hablarle se llena
La deje en su casa y tuvo que entrar porque su empleada la llamo, supongo que su novio la debe de estar esperando, solté un gran suspiro y el tan sólo pensar que ella dormirá con el me hace sentir extraño, no lo conozco y no puedo decir si me cae mal por lo mismo pero igual me da coraje
Después de un par de minutos llegue a mi casa, deje la sombrilla y mi abrigo y me quito los zapatos junto con mis calcetines ya que estaban muy mojados, mire la hora y llame a Liz, ella ya debe de estar aquí, subí a mi habitación y si la encontré acababa de salir del baño envuelta en su toalla y me miro mientras secaba su cabello
Liz: mi amor que bueno que llegaste
Mellizas: hola mi amor, asta que te encuentro despierta otros días llegó y estar dormida
Liz: si pero primero decidí darme un baño, todavía hay agua caliente por si te vas a bañar
Meliodas: si gracias y como te fue en el trabajo
Liz:(supura) cansado, el viejo gruñón se la paso apresurandonos a todos con su papeleo solo para que lo revisara mañana
Meliodas: ya veo, dijiste que había llegado un nuevo trabajador, quien es