Capítulo Único

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Dedicado a: _had3s

Amor... Un sentimiento tan complejo y extremista, llegando a elevarnos hasta las nubes, como estrellarnos sin compasión contra el suelo.
Así se siente, amar puede ser lo más maravilloso, la sensación de satisfacción, cariño y protección más hermosa de todas.
Pero también puede ser el causante de tu dolor, lamento y desesperación diaria.

» 💙 «

La sonrisa del menor crecía, aferrándose al cuerpo del contrario mientras gritaban de alegría, podía sentir como lo elevaba entre sus brazos, girando en el mismo lugar. Las risas de ambos resonaban en la sala, llamando la atención del resto, quienes les miraban confusos a la vez que divertidos. Verlos juntos era una de las escenas preferidas de aquel grupo de amigos, donde se podía ver el cariño de ambos, fortaleciendo aquel vínculo que nació por medio de una broma, un comentario que bien pudo pasar desapercibido para ambos y quedar ahí. Ellos decidieron tomarlo, y volverlo casi una realidad.

- ¡Te gané, papá! - Anunció con orgullo el castaño, separándose del mayor quien lo miraba entre risas, negando levemente con la cabeza.

- ¡No puede ser, hijo mío! Te aprovechas de que tu pobre padre, ya no tiene las mismas fuerzas que antes. ¡Ay! ¡Como te aprovechas, hijo! - Respondía con drama, posicionando la mano en la frente en una pose de tristeza y desdicha. Provocando la risa de la mayoría de los presentes, que presenciaban aquel espectáculo.

- ¡Mentira! Sigues siendo muy joven, y guapo, papá. - Defendió Sparta, sin dejar de lado la oportunidad de seguir riendo, volviendo a abrazar al mayor quien solo atinaba a corresponder, despeinándolo en el proceso.

Un momento pequeño, donde podías experimentar tanta felicidad con tan poco, solo tenerlo cerca era motivo suficiente para sonreír, para esforzarse y mejorar. Podía sentir aquel cosquilleo pasear por su abdomen, sentir el rostro más caliente de lo habitual sin ser evidente, deseando apegarse al recuerdo de una experiencia reciente para que todo lo que siente se quede por más tiempo.
El papel que le tocó lo conocía a la perfección, la relación que llevaban ambos era evidente. Padre e hijo. Nada más que eso. Por más que deseó regresar en el tiempo para cambiarlo, no podía, y por un lado agradecía que fuera de ese modo. Tener la oportunidad de acercarse, de conocerse, de quererse, era lo que más adoraba, y todo por una pequeña broma.

- Vamos a comer, hijo. Que si yo muero de hambre, de seguro tú estás rogando por comida. - El mayor bromeó, finalizando en una risa tonta que cautivaba al menor, quien correspondía a aquella sonrisa que siempre le dedicaba, solo a él.

- Let's go, daddy! - Pronunció el menor, remarcando aquel apenas practicado inglés. Tomando la mano del mayor por capricho, aferrándose a la idea de que podría hacerlo por mucho más tiempo, sin que lo vea extraño.

» 💙 «

La sensación continuaba, creciendo conforme los días transcurrían, la convivencia se extendía y las risas nunca paraban. Todos participando día con día, combatiendo contra el aburrimiento y aquellos sentimientos que florecían entre ellos. La mirada del menor siempre se fijaba en un par en específico, sintiendo ligera molestia y las ganas de interrumpir crecían. El albino bromeaba con aquel ship que creó la comunidad y él, siendo siempre rechazado por el dueño de los suspiros de ambos.
A pesar de ello, Timba nunca se peleaba realmente por aquel tema, no le interesaba. Lo negaba por costumbre, para mantener las cosas claras a la comunidad que compartían sin éxito, volviéndose solamente un juego para él. Uno donde nadie salía realmente herido. Pero esas sensaciones que clasificaba como maravillosas, se volvían una tortura con la cual lidiar.

- ¡Papá! ¡Rius! Vamos a jugar a algo. - Solicitó Sparta en un alto volumen de voz, llamando la atención del resto, que se interesaban en matar el tiempo, e intentar divertirse un día más.

Todos hablaban, opinaban sobre que jugar entre todos, queriendo evitar juegos típicos, o ya repetidos por ellos. El menor de todos solo volvió a buscar la mano de su 'padre'. De su amor platónico, quien no rechazaba ese toque, desconociendo que solo lograba aferrarse a un futuro indeseado.

» 💙 «

Observar se empezó a volver su actividad principal, su vista siempre fija en los pequeños detalles y movimientos por parte del mayor. Descubriendo más de lo que esperaba: Timba adora dormir más en el sofá que su cama, sabe cocinar muy bien pero no lo hace por flojo, sin que nadie sepa se va a correr en la madrugada a un parque cercano, usa lentes de Sol para evitar que sepan cuando se queda dormido aun estando de pie, tiene una linda voz para cantar pero lo hace bien cuando está solo, tiene dos lunares en el cuello, y muchas otras cosas que fue descubriendo poco a poco.
Cada día, cada vez que descubría algo nuevo de Timba, no podía evitar caer más profundo en aquel sentimiento. Fantaseando en que llegara y le dedicara una canción, que le dejara probar su comida, tocar aquellos lunares que eran lejos de ser considerados imperfecciones. Amaba realmente al mayor, lo amaba tanto que duele. Era un respiro del resto de este mundo, pero se asfixiaba en su propio mundo por la misma razón.

- Hey, Sparta. ¿Qué haces aquí tan callado? ¿Te sientes bien? - La voz del mayor lo sacó de todo pensamiento, mirándolo con confusión a la par que sentía el rostro calentarse, la cercanía de ambos, el tacto de la mano del contrario sobre su frente, apartando aquel cabello rebelde que poseía.

- Estoy bien, Timba, no te preocupes. - Respondió con calma, sonriendo mientras reía de manera leve. Aunque el nombrado no parecía del todo convencido, no parecía que algo estuviera mal.

El silencio reinó por unos segundos, no mencionaron nada más. Siendo Timba quien rompiera la atmósfera que se creó, depositando un pequeño beso en la coronilla del chico, quien sonreía como bobo. Sintiendo su corazón latir frenéticamente, y sus manos comenzaban a sudar.

- Si necesitas algo, dime. No quiero que algo malo te pase. - Confesó el mayor, acariciando la mejilla de Sparta quien le miraba con total cariño, viendo su reflejo en los lentes de Sol.

- Lo haré. Te quiero... Papá. - Una sonrisa apareció en el rostro de Timba al escucharlo, sin querer se había encariñado con aquel mote. Sintiendo que era real aquello, solo por unos segundos. Asintió en silencio antes de retirarse, no sin antes hablar.

- Y yo a ti, hijo. - No había más, cayó en el juego. Perdiendo contra aquella broma, que creó hace tanto tiempo.

El sonido irritante del reloj continuaba, prolongándose más del necesario, haciendo eco, retumbando en sus oídos. Pasando la palma sudorosa de ambas manos contra la tela del pantalón, buscando control de sus emociones.
Lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento, mirando como todo pasaba de manera tan lenta, lo torturaba. Esa escena era un martirio.

» Amar es maravilloso, ¿No? «

→ Te amé, te amé y te perdí • [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora