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Si piensas que tus pensamientos no son propios, pasas de un estado depresivo a uno insensible.
Si no sabes en donde estás, te desorientas, incluso pierdes el significado de todo lo que te rodea.
No entiendes lo que sucede, pero piensas que es culpa de una entidad o persona. Esa entidad te persigue aunque a veces la puedas ver y otras veces sólo escuchar. A veces esas voces te atormentan tanto que no te permiten dormir, incluso están ahí cuando estás con las demás personas.

Nada parece real y nada tiene un sentido, tratas de buscarle ese significado que se supone todo debe tener. A veces, le das a un suceso una relación y significado especial.

Gritas, tienes que hacerlo, tienes que dañarte porque te odias y odias que tu mente no se calle nunca.

Tu autoestima está por el piso, aunque te digan que tienes algo bueno que aportar al mundo, sientes que no es así. Aunque te digan que no es tu culpa y que eres una buena persona.

Te echas la culpa de todo, como si las desgracias de los demás fueran causados por ti. Crees que eres una enfermedad para quién te conozca. Te sientes mal todo el tiempo.

Las pocas veces que logras pensar con claridad, de sentir en donde realmente estás, los pensamientos irreales regresan. Esa cortina de irrealidad vuelve.

Poco a poco te vas acostumbrando, a pesar de tener pensamientos negativos y ver cosas que no están ahí, puedes ocultar tu mal para no ser un problema para las demás personas. Pero a veces te descontrolas.

Hablas poco, sigues estando como en aislamiento. Nadie parece entenderte en realidad, todos son como muñecos manejados por cuerdas que abren sus bocas para hablar de sus problemas que son menores comparados con los tuyos.

A veces olvidas cosas que ibas a decir o hacer.

A veces sientes que puedes correr tan rápido como quieras. Pero también hay veces en las que sientes que no puedes hacer nada, ni siquiera moverte o levantarte de la cama, caminar normalmente.

A veces sientes que estás cayendo cuando cierras los ojos o en la noche.

A veces el entorno se ve más grande o más pequeño de lo que realmente es.

A veces sonries frente al espejo, tratando de ocultar ese sentimiento de confusión en tu cabeza. Todo lo que dices no son más que cosas que a los demás no le interesan. Eres y a la vez no eres una persona con el pensamiento abierto.

A veces cuando vas caminando por la calle tienes que mirar detrás tuyo porque sientes que alguien te está persiguiendo, incluso sueles escuchar en ocasiones pisadas y corridas rápidas.

Nada es placentero en realidad, porque todo es irreal aunque te digan que no lo es. Las cosas que deberían causarte un sentimiento no lo hacen. No sientes felicidad, solo nerviosismo y ansiedad. Te dan ataques de estrés y pánico.

Te enojas casi todo el tiempo, siempre encuentras una razón. Discutes con todo el mundo, no permites que nadie dañe tu opinión.

Sufres de insomnio, las pocas veces que logras dormir tienes pesadillas y paralisis del sueño.

Cuando hablas no se te entiende y odias que te digan eso, a la vez que te vuelvan a preguntar una y otra vez que fue lo que dijiste.

Tus alucinaciones no sólo son visuales, sino tácticas. A veces sientes que te caen gotas de agua como lluvia, que te tocan o tiran del cabello e incluso que te están mordiendo y lastimando.

A veces te lastimas a ti mismo, te golpeas, te arrancas el cabello, te rasguñas, te arrastras en el piso, te insultas, te menosprecias. Pero a veces te tratas de convencer que lo que te pasa no es malo y que puedes salir adelante viviendo con ello, aunque sepas que no es así.

Existen veces en las que sientes que algo malo realmente va a pasar y tienes mucho miedo.

Piensas a menudo en formas de suicidarte, pero crees que la muerte te llegará por si sola en cualquier momento.

Hay veces que insultas mucho y otras que ni siquiera hablas, sientes que no puedes hacerlo.

Tus pensamientos son más rápidos que tus acciones.

Tu cuerpo sufre tu malestar mental. Tienes ojeras y tu piel es pálida. Eres una persona delgada y muchas veces te encorbas porque sientes que tienes un peso muy grande sobre tus hombros, como si fuese una persona. Tus huesos crujen, te contracturas, te endureces y entumeces. Tu circulación sanguínea es mala. Te da taquicardia casi todos los días.
Tienes problemas con los horarios, tienes problemas para comer e ir al baño. A veces tienes muchas nauseas y en más de una ocasión vomitas sangre.
Todo es absolutamente un problema constante en tu vida. Quieres ayudar pero sabes que nadie te va a poder ayudar a ti nunca. Estás, pero a la vez no estás ahí.

A veces te sientes tan mal, que nada te importa.

¿Cómo te sentirías?

- Psicosis.

LA RESPUESTA DEL LOCO A LA BURLA DEL CUERDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora