El reloj marcaba exactamente las cuatro del mediodía y el club estaba reunido nuevamente después de un largo receso producto del fin de la temporada social y el cierra de la cámara de lores. Con la llegada del frio la ruidosa Londres mermaba en sus actividades y ellas no eran la excepción a la regla. Esta vez, las cuatro amigas se encontraban reunidas en la mansión de los duques de Brandford aunque su cede principal generalmente era la casa de los Grayson, el Conde de Albany no le afectaban las actividades de su única hija, que sin una madre que la vigilase de cerca, podía hacer la mayoría del tiempo, su voluntad. La realidad no podía contrastar más con la situación de las Aldey, la duquesa viuda y Lady Elizabeth Aldey eran los únicos miembros de la familia en habitar la mansión. Elizabeth no podía evitar sentir cierta aprensión cada vez que la reunión por algún motivo era movida a su casa, y nada tenía que ver con sus amigas o las actividades del club. Era más bien por su madre que no aprobaba su amistad con dos de las integrantes, por ser demasiado inapropiadas, la única razón por la que seguía permitiendo que llegaran y mantuviera contacto con ellas era porque a pesar de ser extranjeras sus familias tenían raíces inglesas lo que los había hecho acreedores de títulos nobiliarios. Y segundo porque la cuarta en discordia, Georgiana Tavistock era la perfecta garantía de sensatez, si la rubia estaba involucrada cualquiera confiaría a ojos cerrados en las legitimidad del asunto, su reputación era la más limpia de Londres y su familia conservaba el respeto ganado por el fallecido marques durante las guerras napoleónicas.
-La temporada está por iniciar, lo que significa que debemos plantear los objetivos- explicó Monett llevando la voz cantante, la extrovertida francesa de ojos verdes eran la orquestadora de su pequeña unión, y como siempre tenía papel y tinta lista para poner todo por escrito como si realmente fuera necesario.
-Yo quisiera no participar, pero mi padre no me permite regresar con mi abuela así que mi objetivo es de nuevo ser invisible- respondió Alessia con su ya conocido desencanto por casi todo lo referente a la temporada social, Londres o el país entero en general. La italiana deseaba regresar a los viñedos en el norte de Italia con sus abuelos. Ella era una alma libre, sentir la tierra bajo sus pies descalzos era un deleite del que no podía disfrutar en Inglaterra sin, según ella, ser censurada. Ni siquiera en el campo que solía ser más flexible en cuanto normas sociales, llegaba a sentirse cómoda. Bastante tenía que ver la Vizcondesa que no la dejaba ni a sol ni sombra convencida que su hija tenía que llevar sangre azul a la familia.
-Yo espero encontrar un esposo de preferencia duque y en su defecto marques- intervino Georgiana, con su expresión siempre calculadora. Sus aspiraciones estaban todas puestas en conseguir un enlace provechoso, ser el ejemplo para su hermanas menores, y de paso abrir el camino para ellas. Como la mayor de las mujeres Tavistock, siempre fue el modelo a seguir de Oriana, Viviana y Adriana que la admiraban y ante la ausencia de sus padres la miraban como una figura materna. A su familia la precedía una reputación intachable y ella era la responsable de seguir esa línea.
-Gia, los únicos duques disponibles que conservan su cabello...- intentó por objeción Monett pero rápidamente fue interrumpida.
-Nunca dije que era necesario el cabello, con que la dentadura esté en condiciones sería más que suficiente, no tiene que gustarme solo ser duque- negó resuelta, tenía un único objetivo y lograrlo dependía en gran manera de cuanto fuera capaz de mantener la concentración, en ese juego solo ganaba la más fuerte y ella lo era.
-Está bien, está bien te ayudaremos a encontrar uno- cedió Monett, escribiendo sobre el papel con diligencia, después de redactar el documento se los haría firmar como el año anterior, iniciando una nueva tradición.
-Yo quiero descansar un poco de mi madre. Si quiero casarme pero lo haré solo cuando el amor toque a mi puerta- suspiró Elizabeth tan soñadora como siempre, para ella el amor era lo más importante. Ella era la menor de las cuatro y esta sería su segunda temporada. La dulce Elizabeth solo tenía un sueño y era encontrar el príncipe azul.
-Lo encontrarás Beth, eres hermosa compasiva y bondadosa. No dejes que tu madre te haga pensar lo contrario- la ánimo Geogiana con esa aura maternal que la caracterizaba.
-Ademas nosotras nos haremos cargo de ayudarte- terció Alessia con un optimismo poco común.
-Eres hermosa Beth y no tienes que casarte con los horribles Lores que quiere tu madre- animó Monett y anotando todo en el documento.
-¿Cuál es tu objetivo Monett?- preguntó Alessia con sus ojitos brillando por la curiosidad, esperando una de las ingeniosas respuestas de su amiga, pero esta vez su situación ya no era exactamente la misma.
-Este año debo encontrar finalmente un esposo, a diferencia de ustedes esta es ya mi cuarta temporada lo que significa que debo estar casada antes de las próximas fiestas o ser una solterona. Mi padre está empecinado en conseguirme un marido y mi hermano lo apoya, sino lo hago por mis medios ellos elegirán por mí- tomo una pausa antes de soltar las palabras que la condenarían a convertirse en lo que durante esos años se empeñó en criticar –Esta temporada me propongo a buscar esposo.
Tres pares de ojos miraron la miraron muy conscientes que lo estaba diciendo significaba para ella un esfuerzo increíble. Durante sus tres temporadas anteriores se había burlado en silencio de las matronas y señoritas que notablemente desesperadas abordaban a caballeros que no eran lo suficientemente hábiles para huir antes de caer en sus garraras, era la misma que en secreto mantenía revistas escondidas con ideas casi comunistas que robaba de su hermano, y ya bastante tenían con ser franceses y llevar la "sangre" de Bonaparte como para también apoyar los pensamientos revolucionarios de Víctor Hugo, Dickens y Marx si cualquiera se enterara de sus inclinaciones serían considerados casi enemigos de la corona aunque su aporte a la causa fuera nulo. Esa declaración se sentía de alguna forma como vender su alma al diablo, porque si la encarnación del mal tenía un título y era podridamente rico no le cabía la menor duda que su padre la entregaría y con una sonrisa de orgullo.
Elizabeth se removió en su asiento con la incomodidad que no podía ocultar cada vez que era portadora de malas noticias y en este caso, lo que iba a decir era nefasto, al menos para Monett, porque ella llevaba esperando el momento desde hacía dos años, la casa solo con su madre se sentía demasiado vacía necesitaba a su hermano, aunque fuera un cretino.
-Hablado de compromisos, mi hermano regresa a Londres esta temporada con su prometida- anunció la rubia con cautela sabiendo la reacción nada agradable de Monett que como mínimo comenzaría a despotricar en francés.
-¡No puede ser!- exclamó Alessia robándole a Monett las palabras de los labios, expresando lo que todas estaban pensando.
-Tranquila, nosotros no te dejaremos sola, ese cretino no podrá acercase a ti sin que tenga que soportar nuestras presencia- apoyó Giana sobando la espalda de Monett mostrando su apoyo.
Para Monett Lord Brandford era el pasaje más oscuro de su corta vida y de lo único por lo que podía sentirse arrepentida, ya habían pasado dos largos años de ausencia y solo mencionar su nombre se sentía como revivir todo de nuevo, lo que la ponía en sobria desventaja. Él se fue sin dar explicaciones, ni ver atrás, la dejo con la promesa de un compromiso y la volvió el centro de las miradas lastimeras y burlas malintencionadas.
-Lo siento mucho Monett, es mi hermano pero no pienso excusarlo.
-Gracias Beth- sonrió ante el apoyo de la rubia que nada tenía que ver con el proceder del conde.
Respiró hondo y con mayor decisión escribió sobre la hoja su propósito para esa temporada: permanecer alejada de Lord Brandford y encontrar un esposo. Escrito en una oración tan corta incluso parecía fácil, alcanzable para su nula aptitud en lo referente al tema del cortejo, necesitaba la ayuda del club y las fuerzas divinas, más cuando el único hombre al que había considerado una vez en su vida estaba de regreso.
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Lady Grayson Decide Casarse
Historical FictionLady Monett Grayson ha renegado de su suerte en el amor desde que el hombre que robó su corazón allá por su primera temporada la dejó con una promesa de amor esperando un compromiso que jamás llegó a concentrarse. Desde ese momento decidió que el am...