16 años antes.La joven rubia lloraba desconsolada en su cama, las lágrimas caían como cascada en su bello rostro. Estaba asustada. Hace solo unas semanas había estado muy feliz, iba a ir con su padre, su novio y hermana al tan esperado carnaval de Veracruz, no esperaba que luego de tantas risas, tantas carcajadas de felicidad pura esa noche terminaría en sollozos entrecortados y gritos desgarradores. Aún no podía creer que había visto morir a su padre y novio en la misma noche, lo peor de todo es luego haber sido violada al lado de sus aún tibios cuerpos. Uno de ellos tuvo piedad de su rota alma y la dejó vivir. Busco a su hermana a la que le había pedido huyera a esconderse y juntas fueron a buscar ayuda. Nadie les creyó, ni siquiera su madre eso fue lo que terminó de destrozarla. Las pruebas estaban ahí, los cuerpos sin vida, el suyo lleno de heridas. Pero no, simplemente cerraron el caso por falta de evidencia.
Evidencia que ahora crecía en su vientre. Sus padres se habían separado hace ya 10 años, su madre tenía una nueva pareja era déspota y por supuesto las odiaba a ella y a sus hermanas pues no eran sus hijas. No llevaban su asquerosa sangre.
Regina al oír los sollozos de su hermana despertó, acercándose enseguida a consolarla.
-shh… ya no llores hermanita.- susurra en su oído mientras la abraza.- todo va a estar bien.
- No, no lo estará.- murmuro ya habiendo dejado de sollozar.- No se que hacer, el nene no tiene la culpa pero…- se detiene abruptamente bajando la mano a su vientre.- ¿y si lo odio? ¿y si se parece a uno de ellos? ¿Qué tal que cuando nazca ni siquiera sea capaz de tenerlo en brazos?.
- No será hací porque el que no hayas pensado en deshacerte de él ya es un gran paso ¿no?. -dijo pensando en lo que les ocurriría en el futuro, si , a las dos su hermana jamás la dejó sola, ella tampoco lo haría.
-Tienes razón, mañana les diré.- dijo la rubia con convicción- pero quédate conmigo ¿sí? No quiero dormir sola.
Regina miró a Altagracia queriendo reír por su cara de súplica tan chistosa.
-De acuerdo.- dijo ya luego de haberse acomodado a su lado.
-Gracias. -murmuró Altagracia quedándose por fin dormida.
…
Luego de desayunar Altagracia se acercó a su madre que estaba en la cocina preparando al parecer un pastel. Tenía miedo, bastante, pero el que no arriesga no gana ¿no?-Mamá.- dijo bajo pero no lo suficiente como para que ella no la escuchara.
- ¿sí? -pregunto su madre.
-Tt…te tengo que decir algo muy importante. – dijo la pobre muchacha sin saber como comenzar aún.
- Que sea rápido, que no ves que estoy ocupada!. – dijo subiendo el tono de voz ya harta de las vueltas de su hija.
La joven dio un gran suspiro para luego decir:
-Estoy embarazada. -dijo ya con los ojos empañados en lágrimas que no se permitió dejar caer.Elena la miró fijamente para luego decirle sin haberlo pensado mucho:
-Aborta.- para luego voltear y seguir haciendo lo que tan ocupada la tenía como para ignorar a la mayor de sus hijas, como si esta le estuviera hablando del clima.La joven se dio cuenta con estas palabras que a lo que mas miedo le tenía era a eso: la reacción tan predecible de su “madre”. Era estupido esperar su apoyo. Bajo la vista a su vientre pensando, pero no había nada que pensar.
-No puedo hacer eso. – dijo bajito en el mismo momento que una lágrima bajaba por su mejilla hasta llegar a la comisura de sus rojos labios.
La mujer volteó a ver a su hija nuevamente, sabía que su respuesta había sido dura, que tal vez debería apoyarla ¿pero como? ¿qué podía hacer ella? Estaba acorralada, le tenía terror a su marido.
-Si Lázaro se entera de tu estado se enfadaba mucho, yo no se que hacer hija... solo desaste de él, aún eres joven, en un futuro podrás tener hijos…-pauso sus palabras al oír un fuerte portazo. El había llegado, y al parecer había escuchado todo.
-¡Mírala! ¡tan modosita que te veías y ahora vienes con tu domingo siete! – grita mirándola con furia y burla a la vez.- ¡Escucha! ¡y escúchame bien carajita! ¡que no te lo voy a repetir! ¡yo ya tengo en esta casa suficientes bocas que alimentar! ¡así que o te desases del escuincle! ¡o te largas de mi casa! ¡que putas yo no mantengo! ¡Y mucho menos bastardos!
-Aunque quede en la calle de el no me desare. – dijo mirandolo fijamente, con las mejillas empañadas, dejándolo totalmente sorprendido al igual que su madre que ingenuamente esperaba que su hija aceptara las condiciones de su déspota marido.
El solo se movió de la puerta para dejarla pasar a empacar, pensando que era considerado por hacer tal cosa.
Al llegar al último escalón Altagracia notó que su hermana se movía de un lado a otro guardando la poca ropa de ambas , en la única maleta que tenían.-¿Qué haces?
-Empaco.-dijo lo obvio.
-Si pero tu…-Regina la interrumpió.
-Tu no me dejaste sola en ningún momento, te has comportado más como mi madre que la mujer que está allá abajo, esa que no dijo nada para defenderte… no te dejaré ir sola simplemente porque eres lo único que tengo de ahora en adelante seremos solo tu y yo y por supuesto mi sobrinito o sobrinita. – termina de decir esto con lágrimas en su ojos al igual que su hermana mayor para luego fundirse en un abrazo que ambas necesitaban.
Ese día ambas muchachas se marcharon dejando atrás tanto sufrimiento, a una madre que estaba segura volverían por hambre o frío, pero eso no pasaría. Jamás voltearon y solo una cosa lamentaban, el tener que dejar a su hermanita pequeña sola para ir aún futuro incierto, pero juntas. Siempre juntas.

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La Doña: un futuro incierto
FanfictionEn su adolescencia sufrió demasiado. Con perseverancia salió adelante. Con la misma llevará a cabo su venganza. ¿Sufrirá?¿Dolor? ¿Lagrimas? ¿Nostalgia? No lo sabremos hasta llegar al final de esta historia.