Esᴛᴀʀ Aʀʀɪʙᴀ

330 27 1
                                    

    Se aferra fuertemente a las sábanas y ahoga un gemido al sentir la fuerte embestida, seguida de otra y otra sin parar. Seijuro abusaba de su próstata sin vergüenza ni pudor, masturbaba el miembro del castaño, gozando de que, en cada toque y caricia, su ano se contragiera aún más, apretándolo de forma tan placentera que ya faltaba poco para que se corriera.

    Levanta el cuerpo contraria, pegándolo a su pecho, aún sin salir del interior de este. Kouki se retuerce y gime, tratando de sostenerse de los hombros del pelirrojo para no caer. Una de sus manos va a la de Seijuro (que aún no paraba de masturbar su miembro) para detenerlo.

    — ¡D-detente, Seii~! ¡M-me correré~♥!

    Seijuro hizo caso omiso a la petición y siguió, esta vez también apretando uno de los pezones del menor.

    Kouki suplicó una vez más que se detuviese, más aún así, su novio no lo hizo, haciendo que, sin previo aviso, se corriera en la mano de Seijuro. Este dió algunas embestidas más y se corrió dentro de su novio, llenándolo, una vez más, con su semilla.

    Kouki quedó sin fuerzas, si no fuera porque Seijuro lo abrazaba de la cintura, ya se hubiese caído.  Ya lo habían hecho cuatro veces ese noche, al parecer, tener un día libre en el trabajo al pelirrojo no hacía que le dieran ganas de descansar, sino más bien de tener toda la noche sexo y más sexo.

    Seijuro retiró su miembro flácido del ano del castaño, recostado a este en la cama, dispuesto a, ahora sí, dormir, más cuando vio el estado de este, volvió a encenderse. El sudor cubría toda su piel, dejándola brillante, su saliva escurría por su boca levemente abierta y jadeaba sin detenerse tratando de controlar su irregular respiración, obviamente que a Seijuro le encantaba y encendía ver a su novio en tal estado, su pene se endureció otra vez.

    Seijuro levantó una de las fabulosas y bronceadas piernas del castaño hasta que su rodilla quedó cerca de su rostro, se acercó un poco más y colocó la punta de su pene en la suave y rosadita entrada de Kouki.

    — ¿S-Seii? E-espera, ya lo hicimos mucho, yo no pue- ¡Ha!—. Gimió cuando Seijuro se introdujo en él de una estocada, dando directamente en su punto dulce— ¡S-Seijiro~♥!

    — Lo siento, Kouki, pero no pienso detenerme en un bue~n rato...

——————

    Caminaba dando largas y algo furiosas zancadas, sus labios formaban un adorable puchero y su ceño estaba fruncido, su cadera ardía levemente y su garganta dolía. Amaba hacer el amor con su novio, pero odiaba que este estuviera de calenturiento toda la noche sabiendo que él (Kouki) tenía trabajo al día siguiente.

    — Kouki-sensei, ¿Por qué su voz está malita?—. Un adorable peliazul le pregunta al castaño.

    Kouki se sonroja y desvía un poco la mirada, aclara su garganta y se agacha hasta la altura del niño.

    — No es nada, Dai-kun, solo creo que me estoy enfermando, eso es todo—. Da su mejor sonrisa, más solo parecía una mueca.

    — ¿De casualidad el virus de la enfermedad se llama "El gran Emperador Absoluto" y tiene en cabello y ojos rojos?—. Una voz burlona se escucha en su espalda, asustando a Kouki, haciendo que soltara un gritito ahogado y algo ronco.

    — ¿El gran Emperador Absoluto?

    — ¡N-no es nada, Dai-kun! ¡Tetsuya-sensei solo está bromeando!—. Ríe nervioso y le de un leve zape en la cabeza a su amigo— De cualquier forma, no te tienes que preocuparte, Dai-kun, estoy bien, ve a jugar con Ryo-kun, te está esperando—. Acaricia la melenita del infante y este sonríe, creyendo cada una de las palabras de su castaño maestro.

¡¡Fᴇʟɪᴢ ᴄᴜᴍᴘʟᴇᴀɴ̃ᴏs, Fᴜʀɪʜᴀᴛᴀ!! 💦ᵃᵏᵃᶠᵘʳⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora