Al despertar sentí una fría capa de sudor sobre mi cara, estaba recostada, arropada y mi álbum de fotos estaba en la repisa.Me senté en la cama ya que tenía un punzante dolor en mi cabeza y al girar a la mecedora ví a mi futuro esposo dormido en ella. Lo mire por unos instantes hasta que supuse la situación: él era una persona muy madrugadora y hoy era su día libre así que debió echar un vistazo para ver si ya me había despertado y como había dejado la puerta entreabierta seguramente vio que estaba mal acomodada y con un desorden de fotos.
Me sentí mal, ya que nunca valoraba ese tipo de detalles, siempre había sido egoísta con él. Me levanté sintiendo pesadez en ambiente y me acerqué a él susurrando que despertará sacudiendolo un poco. Lo miré más de cerca y ví su cara pálida llena de ojeras, mi corazón dio un vuelco, "se esfuerza tanto por mi y yo no puedo ser capaz de recompensarlo por más que lo intentó" Sin duda alguna me había convertido en mi propio tormento.
Con toda la calma del mundo me acerque a él y empecé a darle pequeños besos fugaces por toda la cara, fue entonces cuando sentí que su mano jalaba de la mía y me hacia caer sentada en su regazo.
-Que bella forma de despertarme -exclamó hundiendo su nariz en mi cabello
-Es lo menos que puedo hacer por tí
Algo tensa me force a mirarlo a los ojos y mostrar una genuina sonrisa; acto seguido el me miro con ternura y me acurruco en su pecho como si de un bebé se tratase.
-¿Qué te gustaría hacer hoy? -mencionó con dulzura
-Uh… no tengo idea ¿Tienes algo en mente?
-Me gustaría ir de compras por un nuevo traje, me volvieron a ascender y nunca está de más llegar presentable
-Felicidades, en ese caso preparó el desayuno inmediatamente para ir de compras
-No es necesario ya lo hice, venía a despertarte pero te veías muy cansada así que te acomode mejor en la cama y decidí esperarte en la mecedora
No dije nada, me quedé en la misma posición intentando parecer igual de enamorada pero esta farsa solo hacía que todo mi tiempo con Fabián se volviera asfixiante.
Trate de pararme para ir a lavar mi cara y cepillarme los dientes pero sentí como me pegaba más a su cuerpo susurrandome "solo un poco más por favor"
Nos quedamos así por unos minutos hasta que por fin accedió a dejarme ir pero con la condición de dejar cepillar mi pelo.
"Es algo infantil" Pensé ya que realmente parecía que era su primera novia.
Me levante y tome una ducha con total calma, incluso me quedé en la bañera sumergiéndome en mi propia culpa.
Al terminar seque mi pelo y mientras me cepillaba los dientes observaba lo largo de este, siempre lo había tenido a media espalda pero últimamente estaba considerando cortarlo. Al terminar simplemente me amarré mi bata y salí.
Busque por todos lados algo que pudiera ponerme pero sinceramente me estaba arrepintiendo de ir.
Mi outfit consistía en un cómodo vestido de tirantes rojo con cuadros negros que me llegaba justo a la par de topar con mis rodillas, debajo de este llevaba una camisa blanca simple que complete con unos tenis negros "no está mal, simple pero lindo" Pensé; una vez fuera de la habitación desayune una taza de café con unas tostadas hechas por Fabián, debía de reconocer que aunque no era el mejor era muy buen cocinero "¿por qué demonios se esfuerza tanto en ser perfecto? " A veces me preguntaba cuánta presión ponía sobre sus hombros, sin mencionar toda la que tenía en su trabajo. Terminamos la comida en silencio y me lleve los platos al fregadero para mantener la cocina limpia antes de irnos, fue en eso que sentí su mano pasando sobre mi cadera y recostó su barbilla sobre mi hombro.
-¿Segura que quieres ir? No te veo muy animada podemos ir a otro lugar que a ti te guste
Sonreí para mis adentros, esto me iba a matar tarde o temprano; cada instante y detalle se volvían más pesados, las caricias, los besos, sus atenciones y preocupaciones. Conocía cada emoción, cada detalle, todo de mí mientras que yo solo sabía que dentro de unos meses sería su esposa aunque todavía no sabía si eso era bueno o malo.
-Estoy bien solo que todavía tengo un poco de sueño
Una vez fuera de la casa Fabián manejo hasta el centro comercial de la ciudad, últimamente odiaba los lugares muy concurridos ya que me desesperaba con demasiada facilidad, caminamos un rato y en ocasiones rozaba su mano con la mía con la intención de tomarla pero era demasiado vergonzoso para mi.
Llegamos a una tienda exclusivamente de trajes para hombres llamada "pretty boy" Fabián parecía increíblemente emocionado, tomó al rededor de unos cuatro trajes que eran exactamente idénticos para mi.
-¿Quieres acompañarme o esperas?
-Mejor espero aquí tómate tu tiempo
A sintiendo la cabeza me dio un beso en la frente y se dirigió por la tienda buscando más y más trajes.
Tarde o temprano moriría de aburrimiento así que salí buscando algo para matar el tiempo, en el proceso compre un smoothie de fresas mientras recorría tiendas cerca de dónde estaba mi prometido.
En eso ví un arcade que fue como una luz de esperanza era muy fan de los Juegos pero últimamente no tenía mucho tiempo para jugarlos. Compre suficientes fichas y recorrí el lugar; estaba todo oscuro, las únicas luces provenían de las máquinas y la entrada cosa que no me importó demasiado. Camine por un par de segundos hasta que ví un anuncio muy tentador que decía "Simulador de gotcha" Eso fue más que suficiente para olvidar mi mal momento y volver a mi antigua yo.
Amaba el gotcha y siempre que podía me reunía con unos amigos y peleabamos como si nuestra vida dependiera de eso.
Pagué mi entrada y afortunadamente los grupos ya estaban listos, me puse el equipo y nos metieron a un cuarto donde con el casco puesto parecía un campo de batalla real, me reuní con el escuadrón verde y empezamos a disparar al equipo rojo, todo fue risas y diversión hasta que choque con alguien del equipo contrario, rápidamente dispare pero al mismo tiempo el disparo ambos habíamos perdido, sonreí y pensé "Estoy perdiendo el toque"
-Buen juego -exclamé contenta
Salimos para quitarnos el equipo de realidad virtual y fue en eso donde escuché decir a mi contrincante
-Nada mal niña
Mi alma se había caído a los pies, sabía perfectamente quién era pero no quería voltear a verlo porque dentro de mí todavía tenía la esperanza de estar equivocada, esa voz pertenecía a mi martirio, a mi mayor tortura.
Lentamente me gire aún sin quitarme el casco ya que tenía la esperanza de que todavía me reconociera.
Fue entonces cuando lo ví.