Evelyn estuvo toda la tarde practicando Esgrima Mágica. Era su clase favorita, y de hecho, la única que le gustaba.
Al tener la sangre de los Wayzer, tenía una afinidad particular con la magia de todo tipo, pero Evelyn se especializaba en la magia neutral. Ya que no contenía ningún elemento, era más facil controlarla, y era muy útil para encantar armas.
En la clase de Esgrima Mágica les enseñaban y practicaban el encantamiento de armas con todo tipo de magia, en el caso de esta clase, usaban armas cuerpo a cuerpo, como espadas, dagas, lanzas, mazas, y muchas otras más.
Evelyn tenía una gran preferencia por las lanzas, sobre todo una hecha de Platino Blanco, un material casi irrompible. Era muy hábil con aquel arma, además de tener un gran alcance de ataque.
Luego de practicar durante toda la tarde, Evelyn se duchó con tranquilidad, se puso ropa para dormir, y fue a acostarse en una gran cama hecha de madera de Abedules Perlados, un tipo de madera muy blanca. Era muy grande para ella, algo que no le gustaba del todo, pero no tenía opción, era la princesa de Lumbria, y tenía que aceptar las obligaciones.
Luego de acostarse y repasar mentalmenten algunos encantamientos, se durmió.
El mismo sueño de siempre. La muerte de su madre. Ya casi dos años teniendo ese sueño al menos cuatro veces a la semana.
Estaba en un refugio en las fonteras de Lumbria con Tiesala, habían salido del castillo por un viaje que tenía que hacer la madre de Evelyn para crear pactos de paz entre su país y Tiesala.
Pero todo terminó siendo una trampa. Recién llegó Evelyn con su madre Myracles a la frontera, fueron atacadas por centinelas Tielos, quienes comenzaron a disparar una lluvia de flechas.
Evelyn y su madre se refugiaron en una cabaña cercana con rapidez, y ambas se recostaron, apoyadas en una pared.
•E-Evelyn...
La chica no se había percatado del estado de su madre, cuando recién reparo en su cuerpo, vio dos flechas atravesando su costado y un hombro. El vestido blanco que tenía puesto tenía dos manchas rojas que se extendían sin parar. Evelyn no sabía qué decir, estaba pasmada y paralizada por el miedo.
•Ma-mamá...•Evelyn temblaba mucho como para poder hablar correctamente.•
Se arrodilló junto a ella, agarrando con fuerza su mano. Sabía que no podía hacer nada. No podía usar magia para curarla, estaba prohibido por una ley universal el cambiar el destino de una persona al salvar su vida con magia.
Tenía claro que iba a morir, lo sabía perfectamente, pero aún así no podía creerlo, no podía aceptarlo.
•Hija...•La moribunda mujer acariciaba con una natural ternura materna el rostro de su hija.•No estés triste, todo estará bien. Estarás bien sin mí, podrás soportarlo, eres una chica fuerte. Te amo, Evelyn.
Luego de decir esas palabras, la luz de Myracles se apagó como una vela al ser soplada.
Evelyn estalló en ira. Salió de la cabaña hecha una furia, había al menos veinte Tielos rodeando la vivienda. La chica los lanzó por los aires usando magia de viento, luego de que los veinte cayeran al piso con un sonoro estruendo, aplicó una de sus afinidades, la magia de tierra, y lo encerró en prisiones de tierra solida, para luego quemar la tierra, solidificándola más, y terminó por concentrar la humedad de las prisiones, creando esferas de agua que se posicionaron en la cabeza de los Tielos, ahogandolos luego de unos minutos.
Luego cayó rendida al piso.
Evelyn despertó de un susto, y vio que estaba en la misma cama de siempre, en la misma habitación de siempre, en el mismo país de siempre, en el mismo mundo de siempre. Dio un largo suspiro luego de limpiarse las lagrimas de la cara.
•Bueno, otro día más.
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Serendipia De Los Reinos
FantasyTres historias, tres perspectivas y actitudes, tres maneras de ver un mundo que está a punto de entrar en caos. Un mundo que se consumirá en la guerra, todo por la busqueda de un artefacto omnipotente y eterno. Todos estarán en conflicto por éste ar...