Parte única.

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Esto es malo.

Realmente malo.

—No se ve tan mal...—murmuró Natasha mirando la camioneta azul de Steve abollada por un poste de luz. —Steve va a matarme. Oh mierda el va a matarme.

Romanoff suspiro intentando calmarse.

—Bien Natasha, Steve llega a las, —miro su reloj. —11:30 hoy, tengo tiempo para ir por dinero y llevarla a reparar.

Sin mas se metió a la camioneta y se separo del poste. Manejo a su casa, metiendo el carro en el porche. La puerta de la cochera fue abierta, dejando ver a un Steve Rogers con un mantel de cocina puesto.

Natasha abrió los ojos mientras Rogers la abrazaba.

—¿Steve, que haces aqui? —pregunto con nerviosismo. No podia decirle, pero vamos, es Natasha Romanoff. Ella no le teme a nada.

—Aquí vivo. —se río alegre. —Nick me dejo salir temprano.

—Eso es...Maravilloso. —sonrío. —Mira no me gusta andar con rodeos y quiero decirte algo...

Rogers miro a su esposa intrigado. Asintió con la cabeza decidido a escucharla. Pero, un chillido salio de su boca cuando miro su hermosa camioneta abollada.

—¡Ruberta! ¿Pero que te an echo? —chillo triste caminando hacia su camioneta.

—Eso es lo que quería decirte. —susurro la señora Rogers detras de el. Steve no contesto. —Steve perdón enserio, no quería chocarla.

Su esposo suspiro.

—No pasa nada Nat, mañana en la mañana la llevo a reparar.

—¿Estas molesto?

—Claro que no mi amor, esas cosas pasan. —sonrío besando su mejilla. —Ahora ve a ducharte en lo que hago la cena.

Natasha asintió, se metió siendo seguida por Steve.

Unos minutos después, ya se encontraba bajo la ducha. Demonios, jamas lo admitiría pero realemente temió que Steve se enojara.

—Al menos no le dio un infarto. —sonrio para si misma mientras vertia shampoo en su pelo.

(...)

—Ya le e llamado a un conocido para que arregle a Ruberta. —hablo Steve cuando vio a su esposa aparecer por la puerta de la cocina.

—Guay, otra vez siento haberla chocado. —hablo con arrepentimiento.

—Se que lo sientes...

—¿Pero? —arqueo una ceja.

—Dime una cosa. —pidió mirando su plato. —¿Estabas viendo el celular cuando paso?

El color abandono la piel de Natasha, mierda, mierda, mierda. Ya valió chetos, una risa nerviosa salio de sus labios.

—Sabes que yo nunca veo el celular cuando trabajo o manejo. —empezó a decir, soltó un suspiro y tomo algo de agua. —Pero me llego una notificación de WATTPAD.

Miro a su esposo avergonzada. Hace un mes exactamente descubrió dicha aplicacion, de la cual se pasa horas leyendo. Tanto que de algún modo había esta distraída, demasiado distraida.

Esto, sin duda, era culpa de las historias Pepperony que leía, nadie lo sabria pero, Natasha es una Shipper a full Pepperony. Hasta escribió una historia que tiene mas de 489 votos.

Tony jamas debe enterarse de esto.

—¿Que voy a hacer con usted, señora Rogers? —negó riendo con la cabeza.

—Amarme. —opino encogiendose de hombros.

—Eso ya lo hago. —la miro unos minutos. —Pero, creo que cada quien debería conducir sus autos.

Natasha paro de comer.

—¿Estas diciendo lo que creo que estas diciendo? —la mirada asesina que le dedico su esposa basto para que se encogiese en su asiento.

—Solo digo que hasta que dejes esa aplicacion, no puedes conducir a Ruberta.

—Como quieras. —se levanto de ahí molesta.

(...)

La molestia no duro mucho, ya que ambos no pueden vivir peleados. Natasha acepto no conducir a Ruberta, aun que todavia le molestara. Se encontraba haciendo la cena para su marido mientras el estaba de regreso a casa.

La puerta fue abruptamente abierta, dejando ver a un Steve Rogers agitado.

—¡Amor! Estas aquí, genial. —el nerviosismo se notaba a kilometros. —No ibas ir con Pepper a un baby Shower.

—Tienes 5 segundos para soltarlo. —dijo cruzada de brazos, mirando su reloj imaginario, pues el que habitualmente tenia se rompió. —1...2...3...4...4 y media...

—Recuerdas cuando por accidente chocaste a Ruberta. —el nerviosismo aumento y la molestia de Nat también.

—Steve, —chillo. —Creí que ya lo habíamos superado.

—Es que por accidente choque tu corvette contra un poste. —soltó de golpe. A Nat parecía darle el patatus.

—¡Mi pancho pelucas! —corrió a verlo y quedo paralizada. —¡Nooooo!

—Lo siento tanto cariño, te juro que una notificación de Wattpad llego y era de BuckyxSam, no me pude resistir.

—Steve...Ya no puedes conducir mi corvette. —por un lado se sentia bien castigarlo como el lo hizo con ella. Pero por el otro su corvette estaba echo trizas.

Descanse en paz. Pancho pelucas.

Una Situación Vehicular ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora