Diana miró por la ventana y sonrió.
—Inténtalo tú, venga.
—No todo el mundo tiene tus superpoderes.— Marco agitó el café sigilosamente y dio un sorbo importante de la taza y dejó la preciosa taza de esa cafetería.
Ella, tan decepcionada, dejó de mirar por la ventana aquella calle iluminada y bonita que anunciaba que las fiestas de la ciudad y reaccionó rapidamente a comentarle sobre las fiestas anuales del pueblo:
—Oye, Marco, ¿qué te parece si este sábado visitamos el recinto ferial? Estamos en época de fiestas.
—Podríamos, —parecía que él se había animado un poco y decidió interesarse mas por el tema. —pero oye... es mañana, eh.
—Madre mía, Marco... De lo que te preocupas. Bueno, voy a pedir la cuenta, ¿no?
—Pago yo.— Marco levantó la mano y rápidamente acudió un camarero a pagar la cuenta.
Después de esto, Marco y Diana salieron de la cafetería y decidieron irse a sus respectivas casas, estaban demasiado cansados.
* * *
—¿Diana? —preguntó Marco por WhatsApp.
—Dime, Marco —contestó Diana a los minutos de recibir el mensaje.
—No... No puedo ir a la feria contigo, lo siento... Y será mejor que no vayas.
—¿Por qué?
Marco no respondió, solo salía un simple tic de enviado durante toda la tarde y noche.