Capítulo I / Jesse Pollard

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La mujer sentada en la esquina opuesta a la mía, se levanta. Camina hasta el estrado y veo cómo su cuerpo cambia.
Se convierte en una niña. De corto cabello negro y ojos verde esmeralda.

Cuando habla, sin embargo, su voz es la de una mujer adulta.

–Me llamó Jesse Pollard. Nací el trece de julio de mil novecientos ochenta y cuatro. Morí de cáncer a los cincuenta y tres años, el dos de febrero de dos mil treinta y ocho. Recuerdo que era un martes. Fui la menor de tres hermanos. Mis padres eran muy adinerados cuando yo nací, cuando cumplí los seis años, mi madre se suicidó al saber que mi padre tenía un amorío con una prostituta. Luego de la muerte de mi madre, mi padre se llevó a esa mujer ordinaria, sucia y desaliñada a vivir con nosotros. Ella llevo a mi padre a la quiebra.

Podía ver claramente en mi mente lo que ella estaba narrando. No la veía a ella. Ni a la sala de juicios. Su voz era un narrador en off de lo que sucedía.

–Ninguno de nosotros la queríamos, y no entendíamos lo que mi padre veía en ella. Cuando nos quedamos sin dinero, ella dejó a mi padre. Era obvio, incluso para mi, lo que pasaba. Ya no era nadie para ella, porque ya no estaba forrado en plata. Mi padre se volteó al alcoholismo. Y con su aliento a licor, llegaron los abusos.

La pequeña niña corriendo escaleras arriba y escondiéndose del hombre que se tambalea en el piso inferior. Los hermanos tratando de apaciguarlo, en vano.

–Primero fue con mis hermanos, día tras día recibían palizas sin sentido. Harry, el del medio, tuvo que ir a emergencias por costillas rotas en una ocasión. Dijo que lo habían asaltado, pero por la cantidad de moretones viejos, creo que los doctores no le creyeron. Era mil novecientos noventa y dos. Solo lo atendieron y decidieron que no era su problema. Yo ya tenía ocho años, y el día de mi noveno cumpleaños, mi padre abusó sexualmente de mi.

Me estremecí al ver la imagen desarrollándose. Ella lloraba, pero temía tanto por su vida y la de sus hermanos, que se mantuvo callada. Aún cuando le dolía como nada nunca le había dolido. Se notaba. Se sentía en el ambiente. Allí estaba, perdiendo la última inocencia que le quedaba en su camita de la infancia.

–No hubo un solo día en el que no sintiera su peso sobre mi. Un solo día en el que pudiera respirar plenamente. Aquello continuó por poco más de un año. Nadie nunca se enteró. Una noche, luego de darle la paliza a mis hermanos, mi padre subió a mi habitación. Pero pude ver en sus ojos que no quería lo de siempre. Estaba completamente poseído.

–Ustedes no merecen vivir. Me han quitado todo.

El odio destilaba de esas palabras. El hombre se acercó y se sentó en la cama. Jesse se arrinconó, alejándose del mounstruo malvado.

–Eres idéntica a tu madre –él extendió una mano para tocar su mejilla y una lágrima rodó por el rostro de Jesse–. E igual de cobarde.

Con todas sus fuerzas, empujó la cabeza de la niña contra la pared, y la sangre empezó a correr. Los pasos apresurados por las escaleras se escucharon.

El padre la toma del cabello y la lanza contra el suelo. Ella se arrastra intentando escapar. Él le da la vuelta y se sienta sobre ella. Sus manos se cierran en su pequeño cuello y los vasos sanguíneos de sus ojos empiezan a reventarse.

El hermano mayor entra al cuarto. El horror lo invade al ver la sangre. Y luego observa a su padre sobre su hermana. Corre afuera del cuarto y lo sigo. Estoy en su historia, pero no me pueden ver. Busca en un armario. Tira todo al piso.

Lágrimas corren por sus ojos. Un martillo.

Herramienta en mano, regresa a la habitación y sin pensarlo, atenta contra su padre. El hombre cae a un lado y él salta encima de él. Martillando su cabeza hasta que el sonido crujiente se detiene y se da cuenta de que ya está dándole al piso.

–Mi hermano, George, nos hizo libres de ese degenerado. Mi madre estaría orgullosa de él por protegernos a Harry y a mi. Caímos en el sistema de huérfanos, porque eso éramos. Incluso antes de que mi padre muriera. Cuando mamá se suicidó, él dejó de ser nuestro padre.

Regresamos a la corte. Examino la cara del hombre y veo que es George. Más viejo, pero es él.

Poco a poco, ella regresa a su estado original mientras se levanta del estrado. Negro cabello lleno de canas, arrugas en sus manos, cuello y rostro. Tristeza en su semblante. Ella se sienta en su puesto y el hombre a su lado se levanta.

¿Qué mierda hago yo aquí?

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2021 ⏰

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