Yume No Sekai: Benedictus

Parte 1-El génesis del fin

Madre: tu no has nacido de la costilla de un hombre de barro sino de mi y una mujer hermosa, eres idéntica a quien te concibió.

Todos en la sala estaban atónitos por las palabras de la mujer, no comprendían muy bien sus palabras pero preferían no decir nada y dejar un tiempo a solas con su bebé.

Madre: debes enorgullecerte de tu linaje hija mía, te contaré la extraña historia de un hombre que vivió en tristeza pero pese a eso la abrazó para tener un mejor mañana, era poco amable pero de buen corazón, puede que nadie más lo recuerde pero tu debes tenerlo presente siempre aunque ya no se encuentre con nosotros.

Cambiamos de escenario, una tormenta empezó, fuertes vientos repentinos que levantaban casi todo a su paso luego gotas cada vez más rápidas y seguidas, el cielo tenía un tono escarlata, casi rosa. Ella se encontraba bajo el techo de una casa vieja, al parecer la tormenta la tomó por sorpresa al salir de casa.
Luego de unos minutos de lluvia interminable, hubo un apagón y quedó aterrada en total oscuridad hasta oir la voz de su madre a su lado que aunque extraño no le tomó importancia, sintió como se sentaba a su lado para abrazarla a lo cual ella accedió sin protestar.
Al buscar su rostro con sus manos y sentir que ella giró a verla. Vió ojos vacíos, blancos tanto en pupila como iris.

Madre: cariño... despierta, despierta!

Su madre la encontró dormida, cubierta por una lona, a unas cuadras de casa, la tormenta aún seguía así que aprovecharon dicho objeto para cubrirse.

Madre: me explicarás en casa pero me alegro de que estés bien, eres todo lo que tengo.
He estado pensando en mudarnos... conseguir una casa fuera de la ciudad, ¿qué opinas Samantha?.

Se había quedado dormida otra vez pero caminaba pese a su sonambulismo.
Entre despertar o no, vió a lo lejos un templo que no se encontraba ahí, aparentemente viejo y de piedra.
A consecuencia de los extraños cambios en el mundo, se había buscado la verdad y cuando se encontró, el primero en saberlo pidió a la señora ser condenado, sin motivo aparente y sin merecerlo pero ella no se negó. Llegando a ser este un santo por así decirlo pero fue nombrado como "padre" y benerado como un ser semi divino, todo un culto fue tras de sus enseñansas para ser lo más cercano al creador de la muerte y al padre.
Este culto fue conocido como Lilims.
Han pasado cuatro años y la pequeña Samantha a desaparecido, piel color canela, ojos negros, pelo rizado y una extraña marca cerca del ojo así la describe su madre ante las personas que pudo para saber si la vieron, luego de diez personas, una dice haberla viato entrar al templo de los Lilim. Fue corriendo a buscarla, al encontrarla, se encontraba conversando con todos los presentes... la madre sorprendida avanzó en silencio al ver como todos la escuchaban atentos y ocasionalmente preguntando.

Madre: disculpen.. mi niña a desaparecido y estava preocupada buscándola, disculpen si interrumpió su reunión.

Un hombre viejo y con ropas de diácono se levanta y con una voz profunda, grave y rasposa responde.

Sacerdote: No, de ninguna manera debe disculparse, su hija nos a iluminado con su sabiduría para su corta edad, a respondido muchas preguntas con seguridad de temas que dudábamos que conociera.
Madre: no me esperaba esto.
Sacerdote: sé que parecemos algo amenzantes pero créame que no buscamos lucrarnos de las personas o hacer algún daño. ¿Le interezaría a usted y su pequeña escuchar más sobre el padre?
Madre: yo... no soy una persona religiosa.
Samantha: mamá... quiero seguir oyendo.
Madre: hija podemos volver en otro momento.

El viento comenzó a cerrar ventanas y azotar puertas mientras la prqueña forcejeaba por quedarse.

Samantha: quiero oir más sobre tu señora...

Ante esto, ella suelta su brazo sorprendida y da un paso hacia atrás, las puertas de la entrada se cierran y la mujer que le dijo del paradera de su hija que al parecer estaba espiando recibió un golpe en la nariz, sus ojos se giraron hacia arriba quedando completamente blancos mientras entre crugidos su cuerpo se deformaba. Gritaba de dolor mientras trepaba el exterior de piedra con los pies, las personas que pasaron ahí la vieron pero no trataron de acercarse por miedo a terminar igual, pocos son los que son aceptados en ese culto.

Samantha: por favor dígame más.
Madre: ¿podemos pertenecer?
Sacerdote: por.. su.. puesto. En cuanto a lo de fuera no se preocupe, ella estará bien al alejarse, no le pediremos nada, nos basta con que acepte las enseñansas del padre.
Madre: ¿a quién llaman padre?
Sacerdote: a quién nos heredó sus pecados y sin tener alguno pidió ser castigado por nuestra señora. Es lo más cercano que tenemos a ella y su imagen está en cualquier parte de esta iglesia, no vimos a la señora pero comprendemos sus deseos y respetamos ello.
Madre: esto es extraño pero me interesa oir más.
Sacerdote: me alegra oir eso, si desea podemos obsequiarle una copia transcrita de las escrituras originales dejadas por el padre. Parece un pequeño diario pero en él, narra su vida y lo aprendido.
Samantha: encantadas.
Madre: hija, tienes razón pero no es bueno meterse en una conversación.

En ese momento sintió un impulso por todo su cuerpo, como si de estar cerca de una persona amada se tratase.

Sacerdote: no le he preguntado su nombre pero estaba escrito que una mujer cercana a nuestra señora, vendría hoy y su nombre es Mizuki Yue.

Un poco sorprendida, la mujer mueve la cabeza, afuera empieza a nevar mientras asiente y ese impulso nuevamente se manifiesta en ella haciendo que su hija la mirase algo confusa sobre lo que pasaba pues su madre empezó a llorar sin saberlo. La nieve se derritió y empezó a llover.

Mizuki: sí, soy yo.
Sacerdote: me alegro de conocerla por fin.
Mizuki: no lo había notado pero siento que ella me llama.
Sacerdote: bienvenidas! A la corte del Rey Escarlata!
Mizuki: es un nombre hermoso para una iglesia, supongo que ella lo escogió.
Samantha: ¿quién mami?
Mizuki: la mujer que amo, aquella que me bendijo con tu nacimiento... mi amada Lilith.