Sara vio como el chico moreno que había estado observándolas se acercaba a ellas corriendo a una velocidad inhumana y se abalanzaba sobre su hermana tirándola al suelo.
- ¡Suelta a mi hermana!-chilló la pequeña- ¡Déjanos en paz!
Ian extrañado se giró hacia la chiquilla y trató de disculparse mientras se levantaba y ayudaba a su compañera a hacer lo mismo.
- Tranquila Sara- Dijo Alice con una sonrisa- Es amigo mío.
- ¿ Y por qué te ha tirado al suelo?- Inquirió la niña-.
Ian que hasta ese momento no había abierto la boca dijo apresuradamente:
- Es un juego que tenemos entre nosotros.
-¡Tú calla!- Espetó Sara - No estoy hablando contigo.
Ian esbozó una tierna sonrisa al ver a esa niña tan pequeña hablarle con tanta valentía.
- Te he dicho mil veces que tienes que respetar a las personas más mayores que tú.
Ian rió al escuchar a Alice regañar a su hermana; ella le lanzó una mirada asesina que hizo que se callara.
- Alice - Dijo de pronto su hermana- ¿ Por qué te has ido de casa?
Aquella pregunta dejó totalmente descolocada a Alice.
- Sara, llega un punto, cuando nos hacemos adultos, en el que decidimos irnos de casa.
Sara comenzó a llorar; no podía ser que su hermana mayor la dejase sola.
-Solo tienes diecisiete años- espetó- no puedes irte sin un motivo lógico.
Alice miró a Ian con ojos suplicantes; necesitaban deshacerse de la hermana de Alice. No podía saber lo que sucedía.
Ian susurró:
- Lo siento pequeña- Tocó su frente y ella empezó a desplomarse.
Él la cogió en brazos mientras Alice lo miraba alucinada.
-¿Se puede saber qué has hecho?- preguntó preocupada-.
- No te preocupes- contestó- solo la he dormido; cuando despierte no recordará absolutamente nada.
-Vale- Dijo Alice- ¿Qué hacemos con ella?
-Llevarla a tu casa, colarnos por la ventana de su cuarto, dejarla y saltar hacia abajo.
- Estas de broma ¿No?- preguntó Alice-
- "Nop"- Dijo Ian marcando una《p》final.
- Pero... ¡es un quinto piso!- exclamó Alice.
- ¿Y qué?- Ian sonrió de esa forma burlona que tanto le molestaba a la joven.
- Tú estás loco. ¡Nos mataremos imbécil!
- Ya estamos muertos- espetó Ian- ¿De verdad crees que nos pasara algo?
Ambos empezaron a correr, Ian cargando a Sara en sus brazos y Alice aún anonadada.
Llegaron a casa de Alice y ella susurró:
-¿Qué hacemos ahora " Señor ya estamos muertos"?
Ian sonrió con pircardía y le dijo al oído:
-Solo salta "señorita nos mataremos"
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Cuando Sara despertó estaba algo desorientada. ¿Por qué se encontraba en su cama?
La niña no recordaba nada de las horas anteriores.
Pasó un largo rato tratando de hacer memoria de lo sucedido, hasta que de pronto:
"Unos ojos rojos como la sangre, un chico moreno aproximándose a ella a una velocidad inhumana, su hermana diciéndole que no volvería a casa..."
Pequeños fragmentos sin coherencia se agrupaban en su mente. Cogió el teléfono de la casa y decidió llamar a su hermana.
Un tono, dos, tres, cuatro... Saltó el buzón de voz y Alice escuchó la vocecilla de su hermana, parecía aterrorizada:
-"Alice, ¿Qué significaban esos ojos rojos? ¿Quién era el chico? ¿Por qué no volverás a casa? Llámame pronto. Te quiero.-Ian... -dijo Alice.
-Lo sé, lo he oído- la interrumpió él- Recuerda demasiado.