Campo de Amapolas

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Ya era sábado, no aguantaba la tortura de seguir otro día sin él, era el quinto sábado que nos veíamos luego de que mis padres nos hayan negado volver a vernos y era el primer sábado del mes. Aquí estoy sentada en nuestro lugar, un campo de amapolas lejos del pueblo, era nuestro pequeño paraíso el cual un gran muro de árboles abrazaba sus alrededores, separando este hermoso lugar de cualquier ojo entrometido. Me encontraba acariciando los pétalos de las flores que me rodeaban, eran tan suaves, me hacían recordar la suavidad de sus labios cuando se juntaban con los míos, sentí un hormigueo en la yema de mis dedos al pensar en él, sus ojos, sus labios, y todo de él, estaba locamente enamorada de Adonis. De pronto escuche un crujido de una rama guíe mi vista al lugar donde se producía el crujir, ahí estaba él, luchando contra las ramas de los árboles y uno que otro arbusto, una sonrisa se plantó en mi rostro y se agrandaba cada vez que el acortaba nuestra distancia, ya estaba junto a mi sentándose cuidadosamente, lo mire, el me miro, nos miramos, dios estaba tan nerviosa me sentía como una adolescente enamorada, en parte lo era, aunque ya en dos meses cumplía mis 25 años.

Adonis se sacó su sombrero haciéndome guiar mi mirada a su pelo rapado, cerré los ojos adolorida, suspiro negando levemente.

-Adonis- susurro tomando su mano

-Sabes que no me gusta que me mires así- apartó su mano de la mía y rápidamente sentí el frio soplar mis manos levemente arrastrando un escalofrío hasta mis brazos, mire a Adonis preocupada.

-Lo siento, es solo que aún no me acostumbro-Él sonrió comprensivo, acercó su mano a mi rostro y acaricio mi mejilla suavemente, separe mis labios sintiendo que el aire me era insuficiente, el se mordió el labio, acercó su rostro al mío y beso mi frente, se separó mínima mente, hundió su rostro en mi pelo el cual llovía a uno de los costados de mi hombro, sentí como sonreía levemente, oliendo mi pelo y peinandolo con su respiración calmada.

-Esto tiene que acabar- Me aparte bruscamente confundida le respondí

-¡NO! ¿Que dices Adonis?- Me miró a los ojos, sus ojos cafés se veían más oscuros de lo normal.

Se levantó y palmeo su pantalón limpiando los pequeños trozos de hojas que se había pegado en ellos yo seguí su acción estirando la falda de mi vestido que se había holgado.

-Collete esto ya termino, digas lo que digas- Se volteo rápidamente encaminándose hacia los árboles.

-¿Es por mi padre?- Paró su marcha y jugueteo con el borde de su bolsillo derecho-Dijiste que eso no importaba, que solo te importo yo por que me amabas y...- rompí en llanto, mi rostro se enrojeció por la frustración iba a hablar pero Adonis me interrumpió.

-No es por el...Collete yo no te amo- Y ahí oí de nuevo un crujir mire los árboles esperanzada y luego me di cuenta, no eran ramas, no era un oso, ni un conejo, era mi corazón que se agrieto ferozmente- No quiero saber más de ti- Y de nuevo crujió, acaricie mi pecho dolía, sentía cada crujir bajo mis manos, mire el suelo y apreté los ojos, un viento helado golpeó fuertemente mi cuerpo, esto no podía estar pasando.

-Eres un cobarde- susurre pero lo suficientemente alto para que me oyera, levante mi mirada y lo vi aun parado, contemple su espalda, su camisa bailaba al son del viento-Volteate y dímelo a la cara-.

Cuando me di cuenta de que él no se voltearía baje mi mirada, pero sentí como se volteaba luego de una eternidad que me vi obligada de esperar, se volteo y posó sus ojos en mi pelo, yo aun estaba hipnotizada con el suelo mirando mis pies descalzos que se enterraban en el campo de amapolas, apreté los dedos de mis pies sintiendo como si la tierra tomara mis pies para hundirme en ella, "esto no puede estar pasando" levante mi mirada aguada y sentí como mi labio temblaba cual temblor en China.

Las Palabras Del ArteWhere stories live. Discover now