una vez me dijiste que amabas el silencio que mi alma creaba.
una vez te creí.
una vez te alejaste porque el silencio en mi alma no dejaba que las palabras de mi corazón llenaran tu soledad.
y esa vez también te creí.
una vez me quisiste por la suavidad e ingenuidad de mi piel, por la virtud que nadie había podido explorar.
una vez tus dedos enfurecidos me desgarraron la piel, con el humo del cigarro me cegaste.
una vez me tomaste tan fuerte por la cintura que lo comparé con la demostración más dulce y salvaje que alguna vez podría haber sido intérprete.
una vez solo lo hiciste porque alguien más era cegado por esa misma ingenuidad.
una vez no pudiste comprender que mis ojos solo eran tuyos.
una vez tu ego y orgullo destrozaron lo que habíamos creado.
y una vez me alejé.
porque últimamente es lo mejor que sé hacer.
porque alejarme es la manera más fácil y a su vez cobarde de no enfrentar tus rojos ojos enfurecidos.
porque alejarme me hizo quererme un poco más.
porque alejándome comprendí que sólo me querías porque tu instinto te decía que conmigo podías ser vos mismo, pero nunca quisiste mostrarlo al mundo.
porque alejándome comprendí que solo te ayudaba a soltarte, a crecer, a crear en tu cabeza un mundo distinto que te desvaneciera de la realidad.
porque alejándome comprendí que es eso lo que hago.
con todos. con vos, con él, con ella, conmigo.
sé que soy buena ayudándote a encontrarte a vos mismo. pero sé que después te vas a ir. porque te vas a dar cuenta que yo nunca pude encontrarme a mi misma.