El piso de azulejos blancos se movía debajo de sus pies.
Su cabeza empezaba a dar vueltas mientras sentía que las paredes en tonalidades beige a su alrededor se juntaban entre sí para reducir su espacio.
Desesperada se miró al espejo apoyándose del lavabo y dejó salir un largo suspiro al mismo tiempo que sus dedos se hundían entre sus castaños cabellos e intentaba regular su agitada respiración, con mano temblorosa intentó abrir el botiquín del baño frente a ella; sin embargo, logró su objetivo al segundo intento para acto seguido tomar el pequeño bote café de pastillas.
Dos píldoras se resbalaron en su (aún) temblorosa mano y las dirigió a su boca tomándolas en seco inclinando su cabeza levemente hacía atrás.
Hacía casi un año que se encontraba medicada debido a los ataques de pánico y ansiedad que la perturbaban durante el día; no obstante, se hacían cada vez más presentes.
—¿_________? —Tres golpes en la puerta la sacaron de su trance y volvió a ver su reflejo en el espejo, apoyando una vez más las manos a los costados del lavabo. —¿Estás bien? —Insistió su amigo al otro lado de la puerta.
Cerró los ojos y tras unos segundos de respirar profundamente e incorporarse los volvió a abrir. Poco a poco sintió el oxigeno circular de nuevo por todo su cuerpo logrando que pudiera formar una coherente oración.
—Lo estoy. —Murmuró más para convencerse a ella misma que a Rhodes. —Dame... Unos segundos. —Pronunció suavemente intentando restarle importancia al asunto e intentando no preocupar (más) a su amigo.
«Estoy bien... Estoy bien... Estoy bien...» se repetía una y otra vez mirando su reflejo en el espejo, tratando de arreglar un poco su aspecto o en otras palabras disimulando su cansancio; aunque las ojeras y semblante no le favorecían en nada pero sólo había algo en el mundo que podía lograr hacerla la mujer más fuerte del universo, más bien alguien... Su hija.
Esperó unos segundos y tras dar un largo suspiro salió de aquel baño, donde al levantar la mirada divisó a Rhodes apoyado de la pared contraría con los brazos cruzados esperándola.
—¿Donde está Charlotte? —Preguntó intentando sonar lo más normal posible y James negó nada convencido.
—Se quedó dormida y la llevé a la cama... ¿A qué se debió tu repentina huida? —El silencio que inundó el pasillo y la mirada perdida de ___________ hicieron que Rhodes volviera a negar. —Creí que habías dicho que ya no te daban los ataques o por lo menos creí que habían disminuido.
—Y yo creí que estábamos más cerca de encontrar a Tony... —Musitó ahogando un sollozo e intentando deshacer el nudo en su garganta, ya no podía ocultar más sus sentimientos ni el martirio que había estado sufriendo las últimas semanas; ante esto su amigo suspiró. Le dolía ver a la rubia así.
—Esto no se trata de Tony, _______... Tienes que estar bien por ti, por tu hija y porqué te necesito en la investigación.
—Ya no aguanto más, Rhodey... Ya no sé que hacer. —Y fue allí donde volvió a quebrarse. Las lágrimas brotaron por si solas y sino fuera por aquellos antidepresivos que había tomado minutos atrás, otro ataque la hubiera derribado.
—Tranquila... —Susurró el mayor mientras la rodeaba entre sus brazos.
—¿Cómo estás tan tranquilo? ¿Cómo pides tranquilidad cuando hace cuatro meses que Tony se fue a aquella estúpida misión y no regresa? ¡Hace cuatro malditos meses que Thaddeus se hace de la vista gorda y no nos dice nada! —James llevó su mano al cabello de su amiga acariciándolo en un intento de consuelo.
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AVENGERS: AFTERMATH
FanfictionLa guerra civil había terminado y con ella el equipo. La familia de vengadores se había desmoronado y las personas habían quedado desprotegidas. ¿Qué pasa cuando el mundo necesita a sus heroes pero ellos no se encuentran? "Vivimos las consecuencias...