3.- Perdón.

11 2 2
                                        

Al llegar a mi casa me marché hacia mi habitación. Caminé de manera algo lenta pero conseguí llegar hasta allá. Solté mi mochila al entrar, cerré la puerta con pestillo y me tiré a la cama. Había pensado en comer primero pero creo que eso hubiera sido peor.

Algunas horas más tarde me sentí algo mejor pero comencé a llorar por lo sucedido. Después de tanto tiempo que estuvimos siendo amigas nunca me imaginé que podría llegar a tratarme de esa manera. Al parecer no podré hablarle alguna vez siquiera.

Otras horas después continuaba llorando y llorando. Me estaba deshidratando. Mi hermano golpeaba la puerta con fuerza junto a mis padres para que saliera de ahí. Entonces me levanté y abrí la puerta. Como no tenía fuerzas para hablar decidí marcharme a la cocina, beber algo de agua y de paso llenar una botella para llevármela a la habitación.

—Maldita niña. ¡No puedes estar tanto tiempo ahí metida! Apenas llegamos del trabajo y tu hermano ya empieza a decirnos que no sales. ¿Por qué demonios no nos dices lo que te ocurre?—me gritó mi madre enojada.

Abrí la boca para hablar pero no pude, sentía que estaba demasiado débil como para hacer eso. Suspiré ligeramente y caminé hacia mi habitación pero mi padre me agarró con fuerza del brazo.

—¿A donde crees que vas? ¿No nos vas a decir nada? Este comportamiento que tienes hoy no es normal.—me dijo mi padre con bastante enojo, se le notaba en su mirada.

Entonces decidí zafarme de su agarre y caminar hacia mi habitación intentando dar pasos rápidos, no quería ver a nadie en ese momento. Al llegar me encerré y mientras tantos me venían un montón de pensamientos a la mente que casi no podía distinguirlos a todos. Era un caos total, sentía que ya no podía.

A pesar de eso, las sombras de los muebles parecían que estaban moviéndose de manera repentina. No había viento, pero las ventanas se abrían y cerraban lentamente de forma constante. Temblaba ligeramente abrazándome a mí misma. La habitación parecía volverse más oscura, las voces ya gritaban y todo se nublaba. Sentía que estaba a punto de desmayarme en ese momento pero justo mi celular sonó. No miré a ver quién era así que contesté. Pensé que era mi hermano o mi madre.

—Adele, tengo algo muy importante que decirte.—me dijo entre jadeos, era obviamente Vero. No le dije nada, solamente esperé a que me dijera lo que quería decirme.— Verás, discúlpame por decirte cosas feas hoy pero necesito tu ayuda. Hay unos hombres persiguiéndome y estoy muy lejos de casa.  ¿Me dejarías quedarme unas horas en la tuya? Está más cerca.

Me quedé algunos segundos en silencio. Las voces de mi cabeza comenzaron a gritar y las ventanas se abrían y se cerraban con más rapidez. Mi corazón palpitaba muy rápido. ¿Ella? ¿Pidiéndome ayuda justo después de decirme esas cosas? ¡Qué patético! Al final le dije que puede quedarse. Salí de mi habitación y luego la dejé entrar a mi casa. 

Sentía tanta rabia dentro de mí. Ya no estaba tan triste. Quería que Vero desaparezca. Es una egoísta. No trata bien a nadie. No merece seguir viviendo. No merece mi ayuda. No merece la ayuda de nadie. Al pensar en eso me dí cuenta de que estaba en mi habitación con ella y al parecer me explicaba cómo eran aquellos hombres. No la pude escuchar como se debe por lo tanto procedí a darle una respuesta para que no se sienta ignorada. Sí, lo sé, no tiene sentido decir eso a pesar de que piense que no merece nada. Será porque todavía la amo de alguna manera.

—Entiendo...—dije dando un pequeño suspiro.

—Gracias por escucharme y acogerme, eres una gran amiga. No sé que me haría sin tí. Eres una persona estupenda.—algunas lágrimas comenzaron a salir de su rostro al decir eso y se las secó de inmediato—Bueno, cambiando de tema, hace poco me compré un set de maquillaje estupendo. Y no me costó mucho, ¿sabes?

No me apetecía escuchar sus estupideces de nuevo. La miré fijamente sin pestañear siquiera. Quería callarla, era irritable. No entendía lo que sentía en ese momento. Ella no paraba de hablar. Ya llegaba a desesperarme.

Me acerqué lentamente a ella sin dejar de mirarla y ella dejó de hablar de repente. Se le notaba levemente sonrojada. Era linda. Que pena que ella es linda.  Que pena...

—A-Adele, ¿qué estás intentando hacer? ¿Me vas a besar o qué? ¿Que quieres de mí?

Que pena que ella no es una persona buena como debería ser. Acaricié suavemente el cuello de Vero y procedí a sujetarlo con ambas manos. Comencé a apretar su cuello fuerte observando como ella intenta apartarme e intenta suplicar que la deje. Eso me hizo sonreir y quitarme parte de la furia que llevaba dentro.

No sé si dejar de hacer esto, no sé si esto es correcto en esta situación.

No sé si debería perdonarla después de todo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 24, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"We" can exist?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora