Pasaron los años y miles de actuaciones , fiestas y noches especiales y Pedro soñaba miles de veces con estar encima de ese escenario y sentarse en la ya tam famosa escalera de panorama , quería vivir esa experiencia , tenía miles de sueños pero sinceramente pensaba que nunca se le iban a cumplir. Un día decidió crear una cuenta de covers en instagram donde subía interpretaciones de sus canciones favoritas y seguia muy de cerca los movimientos de altas y bajas y castings en el mundo de la verbena hasta que un día decidió presentarse y su sueño se hizo realidad por fin iba a dejar de ver la verbena desde la perspectiva de público para verla desde lo alto del escenario. Como un loco Pedro se puso a preparar las canciones y a ensayar coreografías durante todo el invierno . Y de repente llegó el día en que se subía el telón por primera vez Pedro estaba metido en un huracán de nervios, emoción y alegría, pero tenía claro que lo iba a dar todo e iba a sudar la camiseta , Pedro había llegado para quedarse . Las temporadas pasaron , Pedro se había hecho un nombre ya en el mundillo y había pasado ya por varias orquestas hasta que un día recibe una llamada que le cambiará la vida para siempre , la mejor orquesta de España le había llamado para que estuviera formando parte de su delantera , una proposición a la que no podía dar un NO . Tras un año en gira por toda España ( el primero de muchos) se puso a reflexionar y se le llenaban los ojos de lágrimas al recordar el momento de las bengalas lo cual era pura magia , pero lo que más le tocó el corazón fue cantar ese Asturias en la orquesta en la que siempre había soñado estar y se dió cuenta de que a veces los sueños se hacían realidad y que aquel chico que se hacía llamar el chico de las orquestas y al que muchos intentaron hundir se había convertido en lo que muchos pensaron que nunca llegaría a ser , por eso cada vez que alguien critica el mundo de la verbena o a los verbeneros Pedro les invita a venirse un día con él en la gira para que realmente vea lo que es la verbena y sienta lo que los verbeneros sienten cada vez que se levanta el telón.