Título: "Hola muerte"

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En una gran llanura desértica dónde no se podía ver nada más que tierra muerte y polvo, donde solo se podía ver restos de lo que antaño fue un hermoso lugar, donde la vida floreció y creció, donde una civilización había prosperado

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En una gran llanura desértica dónde no se podía ver nada más que tierra muerte y polvo, donde solo se podía ver restos de lo que antaño fue un hermoso lugar, donde la vida floreció y creció, donde una civilización había prosperado. Un hermoso lugar, que ahora no era nada más que un verdadero desierto muerto, que expresaba a su máximo nivel el dicho de polvo eres y polvo serás. Curiosamente todo tan inerte, tan quieto, tan solitario, tan muerto que parecía como si incluso el tiempo había abandonado este lugar. Más aún, si existiera algo o alguien en este lugar muerto, no podría sentir nada, ni frío ni calor, solo se sentiría una sensación indescifrable, algo que ningún mortal pudo ni podrá sentir, la nada, la muerte absoluto. Es como si todo hubiera sído abandonado de la mano de la creación, lo cual es así, pero no es solo este mundo sino todo este universo el que está igual. El cielo lo demostraban, ya que solo se podía ver una infinita capa de nubes estelares, no había nada, ni atmósfera, ni sol, ni estrellas, solo el gas primordial que dió nacer a todo y que ahora en los últimos momentos de este universo había vuelto a su estado original.

Lo que están contemplados era lo que todas las religiones de las especies mortales profetizaban y el mayor miedo de todo los dioses. Lo inevitable, lo que desde que algo existe está destinado a llegar, el final, la muerte, el apocalipsis, el Ragnarok o otro sin fin de nombre para describir este presido instante, la muerte de una de las hojas del árbol universal, Yggdrasil.

Un acontecimiento que muy pocos seres incluso podrían empezar a entender, algo que nadie quisiera experimentar o siquiera ver, ya que lo que viviría sería algo que ningún ojo mortal o divino podría comprender, la muerte final. El que la creación misma fuera tragado por lo anterior a ella, la oscuridad, la nada, la verdadera y absoluta nada.

Esto es la verdad, ni mortal ni dios o cualquier otra cosas se puede escapar de este juicio final, solo que en ves de que dice las religiones, no había nada después de esto, este universo con todas sus líneas temporales, etc, simplemente desaparecería, como si nunca hubiera existido. Un trágico acontecimientos pero parte del ciclo universal del Yggdrasil, para fortuna de todes lxs habitantes de este universo, ya han dejado de existir y no solo ellos, también todas las líneas temporales están empezando a dejar de existir. Este es el proceso por el cual una hoja moribunda del Yggdrasil hace cuando su hora le a llegado, borrar todo de ella para finalmente dejar de existir. Esto el desesperado intento de esta hoja de Yggdrasil para sobrevivir después de que las raíces del Yggdrasil se hayan roto de ella, lo cual solo lo lleva a su inevitable destino.

El resultó es este mundo muerto, donde los últimas partes de las infinitas líneas temporales de este moribundo hoja se juntaban ante de finalmente desaparecer. El espació y tiempo estaba casi totalmente destruido como también las leyes universales que gobernaron está hoja- universo, lo que explicaba las muchas anomalías que estaban sucediendo en este lugar. Lo que imposibilitaba la existencia de cualquier ser o entidad en este momento espacio temporal o lo que quedaba de el.

Es por eso, lo era tan imposible lo que estaba pasando en este lugar. Ya en medio de este desierto muerto sin tiempo, se podía ver a una figura en movimiento, algo imposible si el tiempo deja de existir, pero ahí estaba. Caminando tranquilamente en los momentos finales de este universo, como si nada de eso importará. Este ser que desafiaba todo las leyes de la realidad, seguía caminando tranquilamente, su movimiento no alteraba nada a su alrededor, como si el ser que está ahí, no existiera realmente pero si, el estaba en ese lugar. Algo totalmente desconcertante y simplemente imposible de entender para cualquier ser normal de la creación.

Está figura sin importarle lo más mínimo eso, siguió su camino, el cual lo llevaba a una extraña estructura, en forma de un red hecha de una material blanco y bordado de negro. Está estructura esquelética se alzaba sobre una colina dónde a la distancia se podía ver fantasmagóricas figuras de lo que parecían edificios deteriorado para un tiempo que ya no existía y un área que parecía ser los restos de que antes fue un mar, el cual ahora está completamente seca y muerto. En conjunto este paisaje daba una atmósfera de completa desolación, que angustiaría y desesperaría a cualquier ser que lo contemplará. Esta el paisaje que la muerte de un universo daba en su último instante de existencia.

Algo que la figura caminante ignoro completamente y siguió su curso sin ningún tipo de indicio de que esté deprimente lugar lo afectará en lo más mínimo. Este ser camino hacia la extraña estructura esquelética, para llegar a ella y adentrarse en ella. Cuando se adentró lo suficiente en ella, llegando a lo que parecía ser un hueco que dentro de el, solo se podría describir como el mismísimo abismo, se detuvo finalmente. La figura ahora inmóvil, solo  se quedó ahí, sin hacer nada más que mirar al hueco del abismo. Así fue hasta que otro suceso imposible volvió a suceder.

- No te esperaba verte aquí, nunca pensé que la luz de la justicia estaría interesado en ver mi arte- Una voz, algo que no debería ser posible en este ambiente sin atmósfera, hizo acto de presencia. Esta voz por algún motivo sonaba ancestral pero al mismo tiempo nueva, sonaba como si no le perteneciera a nadie pero igual perteneciera a todo, como si fuera desconocido pero a la vez familiar. Cómo si solo por escucharla todo lo de vos fuera propiedad de ella.

Esta voz emanaba de ese agujero del abismo, del cual empezó a surgir algo. Lo cual era como si fuera el mismísimo abismo, imposible de describir, a excepción de un distintivo. Un cráneo humanoide, color blanco puro, su mandíbula terminaba en una punta afilada y sus ojos tenían las cuencas totalmente negras y con unas llamas carmesí en el centro de ellas. Las cuales estaban totalmente concentrado en la figura que lo había perturbado.

Está figura, la cual estaba compuesto de una armadura brindada color plata puro con una forma humanoide, que tenía incrustado en su pecho una gema azul. Esta entidad no era ni más ni menos uno de los seres más antigüos de Yggdrasil, quizás el primero de su clase, un ser supremo. Touch Me, la luz. El cual estaba visitando a un igual, otro ser supremo.

- Hola Muerte- dijo tranquilamente Touch Me al otro ser supremo que no era ni más ni menos que, Momonga, la muerte.

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