Después de 10 años de la muerte de sus padres. Yugi decide iniciar de nuevo su vida, junto a su mejor amigo y amante.
Sin embargo tiene que volver a las sombras del horrible pasado del que tanto huyó, para evitar que su legado familiar desaparezca...
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Nuevamente se posicionaba en el primer lugar el número 63, el vehículo conocido como La gran Muto. El más rápido e incluso invencible ante sus competidores. Ganador de 7 triunfos consecutivos, manejado por Yûki Muto. Un legado familiar por la pasión de las competiciones automovilísticas. Se notaba la gran oleada de seguidores desde la gradas y los palcos del gran autódromo. En segundo lugar se tenía al 84, que la gran mayoría podía decir que se trataba de una competición y rivalidad sin fin entre los grandes líderes.
Ya estaban en la última vuelta, a escasos minutos e incluso metros para concluir la tensa carrera entre estos dos vehículos, pues aunque se tratará la carrera de 20 competidores. Todos asistían e incluso apostaban por la victoria del número 63 contra el 84 o viceversa. Simplemente el cuadro de atención era para estos corredores. Muy apretada estaba la copa para cualquiera de los dos, y más cuando el número 84, se encontraba incluso a centímetros de La gran Muto. Fueron acelerando a no más poder de sus motores, para alcanzar la meta y solo uno coronarse campeón. Cuando a poco se encontraron sus ventanas para uno a uno mirarse tras el vehículo del otro. Yûki podía deducir, el como su contrincante le lanzaba una mirada de desprecio detrás de ese casco. Pero al minimo le importaba cuando al voltear enfrente nuevamente, se concentró en ganar la carrera. Esta era dedicado a su hijo y su esposa, aunque todas lo fueran, pensaba tomar una vacaciones después de su triunfo. Era la última por un largo tiempo.
El pedal del acelerador podía dar a más, pero tampoco forzaria la máquina y provocar un calentamiento en el motor, a pesar de todo, conocía muy bien su vehículo. De todos modos sabía que la carrera la ganaría.
Pero esa idea cambió cuando sintió su corazón latir con frenesí, pues estaba vez no veía tan cerca la victoria. ¿Perderia esta vez?, ¿está última vez?, ¿Decepcionaria a su esposa e hijo?. No, no lo permitiría. Y aceleró más.
-Baja la potencia, sabes que aún tenemos que arreglar el problema del acelerador.- Decía desde los pits, su jefe de mecánicos. Pues días anteriores habían tenido un incidente con el pedal y el chicote del acelerador.
-Puedo hacerlo, no dejaré que Akefia me gane esta carrera.- Le decía mientras aceleraba aún más. - No en mi última carrera.-
-Si más aceleras, provocarás un calentamiento por qué no inyecta bien el carburador. La Muto no estaba lista para hoy correr y tú lo sabes bien. - Del otro lado del audicular del piloto podía escuchar la voz de desesperación de su jefe de mecánico para que desacelerara.
Yûki ya no escuchaba lo que su amigo le decía. Podía notar la distancia notoria que llevaba para con el número 84. Ya estaba cerca de la meta. De pronto en ese momento el pedal del acelerador se hundió hasta el piso del vehículo.
-Mierda. - lanzó al aire, lo cual puso en alerta a todo su equipo. - Se rompió, se ha roto el chicote del acelerador, ya solo estoy con el impulso.-
