—¿Escuchas eso?
—Humm… no, no escucho nada
—Exacto; ni un solo ruido, ni aves o insectos… es extraño…
—Creo que estas preocupándote de más Kirito kun — le sonrió en medio de la noche, se abrazo a su pecho
—Eso creo… es sólo que… — miró a la chica de ojos avellana que se inclinaba sobre su rostro, con expresión atenta — no es nada; estas aquí conmigo… todo saldrá bien…
—Confío en ti, lo hago con mi vida Kirito Kun… — acarició su rostro, tomando una de sus manos — estas frío, ¿quieres que acomode otra manta? — negó con su cabeza alcanzando el mentón femenino, entreabrió sus labios, que de manera lenta se acomodaron sobre los de ella, dulces y embriagantes; ella sana a ese miedo que no entendía…
.
Habían debido aprender a vivir de los trabajos que le daban una vez al mes a cada uno, en lo que podían; en las afueras del pueblo, construyendo dos cabañas paralelas, las miradas despectivas debido a los rumores que se formaron en torno a ellos; el pelinegro de mirada azulada miraba por la ventana, con su mano posada sobre el mentón, soltó un suspiro sonoro mientras pudo aspirar el aroma que provenía desde la cocina, el tiempo había hecho lo suyo… Ruild…
Debían averiguar qué sucedía en el Territorio Oscuro y ese aviso… “Vector hizo inicio”; daba vueltas sin parar en la mente del pelinegro.
El aroma ligero de la comida había cambiado su expresión preocupada; Asuna cocinaba, la sentía tan comprometida con este mundo como lo estaba él; y si iba a salir de él, lo haría solo porque ella estaba a su lado; se levantó de la mesa mientras caminaba hasta la joven que cocinaba alegre…
—Huele delicioso… ya me dio hambre… — soltó su risa
—Siempre estás con hambre… — volteo a él, posando sus manos envueltas en su cuello, juntando sus frentes; el calor que ella emanaba lo tranquilizaba de cada mal pensamiento…
El crujir de la puerta de madera los hizo separarse; el rubio mejor amigo miraba hacia un costado; provocando el sonrojo de Asuna y en el pelinegro una sonrisa apenada…
—Kirito… nos han llamado a un trabajo — regresaba su mirada verde a ellos, aunque ya cumplían 6 meses de estar juntos, aún no podía acostumbrarse a verlos tan cercanos sin provocar en él un sonrojo.
—Muy bien; trabajo es trabajo — la alegría flotaba en el aire cuando lograba tener a su lado a esas dos personas que ocupaban lugares importantes en su corazón… mas no podía evitar el ligero sentimiento de angustia que se colaba desde alguna parte de él… tal vez lo mejor era no pensarla…
—¿y si desayunan primero? — la joven de ojos como miel ofrecía lo que acababa de terminar; el rugir de los estómagos de ambos la hizo reír, mientras el sonido flotaba hasta los oídos del joven de mirada acerada; que caminó a pasos lentos hasta estar frente a ella; posando sobre sus labios un beso fugaz; sentía que debía hacerlo en cada instante… casi como si fuese el último…
—Creo que primero iré por Alice — mencionó saliendo rápidamente de la cocina; ambos se miraron segundos que se sentían cual detuviesen el tiempo; el sentimiento en su pecho era cálido, intenso; y aún así, podía sentir miedo; aunque lo disimulara tratando de esconderlo en su interior.
.
El desayuno ameno entre los cuatro, había acabado pronto; el trabajo de aquel viejo en el pequeño bosque no demoraría mucho, pero necesitaban llegar pronto con él.
Las burlas de los demás en el pueblo no cesaban, trataban de ignorarlas la mayor parte del tiempo; mas en ocasiones, era difícil, aquella vieja sensación de no pertenecer a nada, se volvía latente en todas las miradas acusadoras e indolentes, haciéndolos víctimas del sistema que habían ellos mismos destruido con la muerte de Administrador; mas los rumores no habían aún llegado tan lejos; ese mundo no conocía la caída de aquella tiranía…
—¿Hemos sufrido tanto por personas como ellos? — Alice habló, rompiendo el silencio en que hacían el retorno a las cabañas. No hubo comentarios en quienes la acompañaban; por más que en el corazón de Kirito palpitara con fuerza el deseo de proteger a todos… No dijo nada…
.
—¿Asuna? — acomodaba los mechones de la pelirroja que se acurrucaba a él, la mirada profunda cual mar del color de la miel lo atravesó, haciéndolo quedar varios segundos en silencio; mientras por la pequeña ventana morían los últimos rayos del sol…
—¿Qué ocurre?; estas extraño desde ya varios días Kirito Kun — que haya dicho su nombre lo sintió hasta su alma… se lo decía cada día; mas de algún modo, era diferente esa noche…
—Me preocupa la invasión del territorio oscuro, de Vector, han pasado 6 meses, ¿no crees que ya debió hacer algún movimiento?; ¿porqué seguimos aquí? — ella solo lo abrazo, posó un beso ligero en sus labios mientras susurraba suave…
—Todo va a salir bien Kirito Kun… confío en ti… — acomodada en su pecho cerró sus ojos, él seguía acariciando sus cabellos, mientras cerraba sus propios ojos…
.
Fuego; mucho fuego, los podía sentir, criaturas de aquellas tierras prohibidas se acercaban, abrió sus orbes en medio de la oscuridad, respirando errático, estaba… asustado… el sentimiento de impotencia se apoderó del pelinegro que se levantó acelerado a buscar su espada de cielo nocturno, al llegar a ella, por un segundo… un breve segundo… le pareció ver la espada de la rosa azul; un paso antes de llegar a su arma; sus ojos se nublaron y el mareo lo hizo caer al suelo…
Asuna se levantó al oírlo, corrió mientras él podía sentir el miedo a través de ella, recorriéndola, no alcanzaba a escucharla, hasta que oyó a la chica de cabellera rubia entrar; miró a Asuna y le pidió que lo cuidara…
—Yo me encargo… — mencionó mientras podía ver que el destello dorado la cubría… era su armadura dorada… la Caballero de la Integridad… una vez más no fue capaz de decirle palabras… ¿qué sucedía con él?; de un momento a otro ya no era capaz de hablarle…
Cuál fuese una falla de sistema volvió a escuchar la voz de Asuna… tan lejana pero tan dentro de él…
—Todo va a estar bien… yo estoy siempre contigo Kirito Kun… — la miró y cual bálsamo a su cuerpo rígido pudo ponerse nuevamente de pie con su ayuda
—Lo sé… Asuna, debemos ir a ayudar a Alice y Eugeo…
—Me preocupas; no creo que puedas pelear en este estado, aguarda aquí ¿si?; yo iré, pero prométeme que no vas a moverte… — se aferro a la camisa masculina apretándola con fuerza, sus sollozos oprimieron su pecho; la sentía casi una despedida; la apretó contra sí…
—Vuelve… — susurró y ella entendió que él esperaría por ella…
Salió de su vista, mirándola tan bella como siempre, creyó por un momento volver a mirar borrosa aquella pared donde reposaba su espada, frunció el ceño e intentó pararse en vano, sus piernas simplemente no respondían…
Con sus puños apretados dio un golpe a la silla en que Asuna lo había dejado; notando para su sorpresa y miedo que está rodó haciendo que cayese una vez más
—¿Pero que demonios? — miró tras de él, pero no había nada diferente.
Cómo ruido lejano y abstracto podía oír la batalla; estaba angustiado, ninguno volvía y sólo había alcanzado a llegar a la cama… —¿Qué me pasa? — gruñó mientras sentía el dolor entrando en su pecho, pero ninguna lágrima asomó tras sus ojos oscuros; quería llorar como un niño… más nada abandonaba su cuerpo, poco a poco sentía que perdía control sobre su voluntad... —Asuna… ¡Asuna! — fueron prácticamente las únicas palabras que salieron de su boca, su garganta en nudos cerraba su voz…
.
Luces destellando en el oscuro firmamento, el manto oscuro adornado de estrellas que brillan cuando el sol se oculta en el horizonte, hermosas dadoras de vida del universo, ¿cuál había sido el motivo del nombre que le dio a su espada?; le encantaba, aquella negra arma la sentía parte de él, parte de su alma; por alguna razón que no lograba comprender no recordaba cuando lo había elegido, mas su corazón se llenaba de dolor al intentar solamente obtener una respuesta…
Llevaba días cuestionando todo, algo se sentía irreal, mas era más sencillo simplemente tratar de no pensar en eso; ¿solo no pensar?
El sonido del silencio fuera de la cabaña; lo hizo volver su atención a lo que ocurría… Goblins… podía sentirlos, alejándose…
Más allá del alivio, solo la angustia se posó dolorosa en su pecho… no podía moverse; la puerta se abrió ceremoniosa, el sonido de los pasos metálicos acercándose a él; los destellos dorados de la armadura, mientras la joven de cabello rubio se ponía a su altura…
—Debemos partir temprano por la mañana; tendremos que luchar Kirito — su voz se negaba a salir, su cuerpo a reaccionar; incluso sentía sus ojos algo borrosos; ¿qué significaba?; Asuna… ¿dónde estaba Asuna?
Tan pronto su ser asimilaba lo que pasaba; los recuerdos de Eugeo se iban desvaneciendo; y con ello, el nombre de la espada se descubría en su mente; “Espada del Cielo Nocturno”…
Asuna te salvó, estoy seguro que te salvó
Estaba atrapado, su cuerpo se había vuelto su prisión, Alice lo cargaba para subirlo a su dragón, al tiempo que su corazón latía buscando a su amada, ella estaba ahí, con él, tan solo horas atrás había comido de su deliciosa comida, habían reído juntos, la había acunado en su pecho, sintiendo su aroma…
Alice… no podía verla con claridad, casi no la escuchaba; los abrazos que le daba no podía sentirlos, los olores del aire se perdían, cual ninguno de sus sentidos estuviese conectado…
Asuna… ella le había dicho que volvería, no podía distinguir la realidad, misma que dolorosa le daba a entender que su mejor amigo había muerto… por su culpa, por su debilidad; y era esa debilidad que lo alejaba de ella, si él pudiese moverse, habría ido a luchar y tal vez Asuna no habría desaparecido…
.
Pronto entendió que era una ilusión, todo lo era, quizás desde siempre, cual sueño lejano que desaparece al despertar y por mas que intenta recrearlo en su mente, simplemente, desaparece, se esfuma como una utopía irracional en su cabeza, realmente nunca pasó…
Ella nunca llegó, no fue capaz de salvar a su mejor amigo y su contacto con el mundo real lo había condenado a romper su ser; aún así, en su interior sabía que lo merecía, que no tenía derecho a tratar de intentar vivir cuando había sido el culpable de tanto dolor; incluso ese sueño que le regalo una burbuja de felicidad, había sido demasiado regalo para él…
Lo era… un regalo que no merecía… mas la calidez del abrazo por las noches de su amada lo había contenido, el manto como atardecer que lo cobijaba al dormir se había vuelto necesario; y en un segundo, todo se lo habían arrebatado… Claro que no lo merecía… ¿Cómo podría?
.
Ya no podía ver nada; a nadie; todo se silencio en su mente; ¿dónde estaba?; es cierto… sus clases de matemáticas… estaba solo en su asiento, todos habían salido; miró por la ventana a todos conversando alegres, regresó sus ojos a la revista que tenía sobre el pupitre, “Sword Art Online”, el juego de realidad virtual que iniciaba su prueba beta, ¿le emocionaba?, realmente lo hacía, como nada más en este mundo, sumergirse sin saber de nadie, que nadie supiese de él; solo… era lo que quería, no sentirse incómodo con el mundo que lo rodea, ¿incomodidad? No, no era incomodidad, era sentir que no pertenecía a nada, ni siquiera su propia familia; entonces, qué era esa emoción que podía darle aquel juego; ser un jugador solitario, poderoso, uno que no necesitaría de nadie… de nadie…
Eso siempre había sido, un joven solitario que no era capaz de ayudar a otro, ni ayudarse a sí mismo, perdido dentro de sus propios sentimientos…
Pero… había algo… alguien… sentía que habían más personas que deberían ser importantes… mas no podía recordar, sumergirse en aquel juego tal vez le entregaría las respuestas que su corazón necesitaba…
Entró a su cuarto sin saludar a nadie en casa; todo el casco gris; mas antes de sumergirse la oyó… esa voz, suave, cálida y llorando… sus sentimientos atravesaron su pecho; miró en todas la direcciones buscándola, aquella voz… la amaba, podía sentirlo… la amaba…
Salió de la habitación corriendo, la sentía lejana, ¿Dónde estaba?, corrió escaleras abajo y abrió la puerta de golpe; se alejaba… corrió por las calles siguiendo el sonido que había mencionado su nombre… no su verdadero nombre… era el que usaba en esa realidad lejana dentro de las redes…
Kirito
Al final de la calle, cual marea arrasándolo, la vio hermosa y etérea; junto a ella a su mente vagaron los momentos junto a aquella joven de ojos cual oro líquido, adornado con lágrimas…
Asuna
¿Cómo había sido capaz de olvidarla?... Había vuelto ella había vuelto por él; trato de llegar a ella, mas ella estaba en medio de un bosque oscuro y rojo; y cual sus pies se fuesen poco a poco sumergiendo en la viscosidad del lodo, avanzaba pasos lentos, agotadores…
La figura divina acercándose a él lleno sus ojos con lágrimas, pero el cuerpo sin alma sentado en aquella silla no era capaz de responder; aceleró sus pasos, debía llegar, volver a su cuerpo abatido y hacerle saber que la había visto, que la había olido, que podía sentirla, oírla… amarla… con el alma rota; aún sin merecerlo, no podía renunciar a ella, jamás podría…
Llegó cuando aquella cortina al fondo del vagón se corrió; pronunció su nombre y fue capaz de mover su cabeza, y las lágrimas que lo habían abandonado hace tanto corrieron por sus mejillas… tratando de pronunciar el nombre de su amada; quien lo abraza calmándolo de todo el esfuerzo, de todo su dolor, ella lo perdonaba, ella lo acompaña cargando con él la culpa que lo invade…
Su cuerpo quiere levantarse, mas el destello azul de la espada que carga contra su pecho; como el recuerdo de sus yugos, del pecado que debe llevar aún…
La ama, con todo su ser la ama… pero no merecía que ella lo amase a él… el cálido sentimiento de ella cerca lo calma… pero no era justo, no podía vivir simplemente… su mejor amigo no volvería… y él… él tampoco podría hacerlo…
.
Abrió su ojos; la veía… la sentía… y aunque aún no era capaz de moverse; sabía que ella podía sentir su angustia, ella había entrado a salvarlo… la ironía de llegar a rescatarlo de sí mismo…
—Lo siento Asuna… lamento hacerte llorar; yo quiero ser el motivo de tu alegría… pero no puedo, no lo merezco… no te merezco… — hablaba a ella en su mente, sus palabras no iban a llegarle quizás jamás…
Había dado por vencida su batalla; aunque dolía cuál herida abierta, el peso de las muertes que cargaba sobre sus hombros no lo dejaba continuar…
.
El destello cegó su vista, trayendo consigo el humo blanco cual neblina… algo estaba cambiando…_____________
UFF siento que es mucho el tiempo que tuve sin actualizar esta historia; les traigo la continuación, algo sad, así anda mi musa últimamente 😅
Mil gracias a quien la lea, espero no demorarme tanto para la próxima actualización, aunque creo que esperare las cosas que suceden en el anime, por que tiene mucho de la novela ligera y la idea es no dar spoiler a quien lea 🙏
Por último pero no menos importante es dar las gracias a mi gemela que me dijo que siguiera esta cuando mi musa quería todo 😅...
Nos leemos pronto

YOU ARE READING
UnderWorld
FanfictionUna guerra que se llevará consigo todo de él; aunque no sea capaz de verlo, hasta cuando sea demasiado tarde...