photograph | uno.

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부산 Busan, Corea del Sur.

Jeon Jungkook

La confusa noción de tiempo que me abordaba solo me permitía recordar que era la noche del 3 de octubre, no estaba seguro de qué hora era, pero sí de que frente a mis ojos se postraba uno de los mejores escenarios que pudiese jamás recordar. No podía evitar mis arranques fotográficos que me gritaban que tomara fotos a todo aquel paraíso, y quién era yo para ir en contra de ello. Es así como mi cámara fue también testigo del profundo azul pintado en la cubierta nocturna y de las estrellas a juego con su brillante ser en varios puntos del cielo, así como del oleaje sereno que chocaba sin preocupación, como si supiera que sus movimientos suaves era lo que necesitaba ser mostrado en el encuadre que había seleccionado. Al estar despejada la zona en que me encontraba, el único rastro vivo que se mostraba en las imágenes eran algunos pajarillos que ante la luz lunar parecía negros, y en lugar de arruinarla, le daban un toque distinto al paisaje. 

Esta playa que se encontraba a unos cuantos minutos de mi casa era un soplo de aire fresco para mí, realmente creía que era uno de los únicos sitios que me devolvía la paz en una ciudad estentórea como lo era Haeundae-gu, que era uno de los distritos más frecuentados en Busan. Aunque en las mañanas se volviera un destino turístico banal, en las noches muy pocas almas transitaban por allí, y yo prefería hacerme en alguna zona apartada que me permitiera disfrutar de la absoluta soledad pacífica que tanto ansiaba.

Palpar con la planta de mis pies la arena se volvía una costumbre que me daba paz en los momentos que decidía visitar aquel lugar. Podría decirse que era uno de mis sitios favoritos y la intimidad que compartía con él no era algo que comparase con ningún otro, es por eso que ir descalzo era como estar en casa.

Aquellas características que resaltaba con emoción de la playa no era algo que no hubiese fotografiado antes, y aunque lo había visto un millón de veces, me seguía pareciendo igual de hermoso que el primer día. De igual forma, aquella noche era distinta, no porque hubiese muchas más estrellas que las habituales ni porque la luna se encontrase en su fase llena, sino que yo me sentía distinto. Expresar mi sentir con palabras no era posible porque no encontraba el qué, solo sabía que había algo nuevo... o que quizá no recordaba, pero por eso mismo me dedicaba a captar fotografías en lugar de hacer poemas, porque consideraba que en aquellas imágenes se había encapsulado mi percepción.

Mi padre, el que inspiró mi amor por la fotografía, me decía que en cada uno de esos retratos se reflejaba lo visible y lo vivido de parte del autor, y que adicional a eso se creaba un mar de sentimientos nuevos en la persona que viese aquello. Es una relación fotógrafo-observador que me recordaba y recuerda hasta el día de hoy una de las tantas razones por las que me vi sumergido en este arte. Otra de las razones fue la creencia que tenía mi papá respecto a lo que debía fotografiar, aún me acordaba de sus viejas palabras "Cualquier cosa que llegues a guardar con la cámara hazlo con sinceridad y no por una simple estética", y compartía tanto ese lema que antes de tomar cualquier imagen me hacía esa pregunta para buscar mi propia intención.

Es así como sumado al amor a la fotografía, heredé sus principios fotográficos y me convertí en algo llamado por él como su versión de bolsillo. Pero esos mismos principios que cosechó para compartir su pasatiempo, fueron cosechados para mi día a día y quien me lo recordaba era el mismo que ahora gritaba mi nombre a lo lejos, porque definitivamente lo mucho que lo amaba no era producto de un imaginario, era mi vulnerabilidad saliendo a flote con su sola existencia. Por supuesto, no pude evitar sonreír con ternura y abrir mis brazos cuando vi a aquel joven de cabello chocolate corriendo hacia mí. Era como si leyese mis pensamientos y decidiera recordar su lugar en mi mente, porque los únicos instantes en que se disipaba un poco él era cuando estaba fotografiando, pero solo un poco porque su bonito recuerdo aparecía en cualquier momento.

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