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Nos sentamos en un banco

Para que te pudieras relajar

Tu piel de porcelana estaba blanca

Por ese susto que nunca te debiste llevar

Me contaste tu rutina

Venías aquí cada vez que podías

Para en tu libro poderte adentrar

Y las estrellas contemplar

Me sorprendió

Que a pesar de hablar con timidez

A mí te abriste como un libro

De esos que tanto te gustan leer

Mi pequeña niña de cabellos doradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora