Capítulo Inicial

149 9 4
                                    

Lo veo avanzar hacia mi y siento que todo está perdido. En su silueta distingo una sonrisa, finalmente pasó, ya todo va a cambiar, y él lo sabe.

—Llevo tanto tiempo esperando esto —dice mientras yo abrazo el dispositivo en mis manos.

—Ganaste —digo resignadamente, y lo suelto.

Un sonido repentino invadió el lugar y, con la claridad del día, me desperté. Mi corazón latía tan rápido como nunca, y alterada miré mi celular, que marcaba las 9:20 AM. Me estiré para apagar la alarma y suspiré pensando que lo que había pasado había sido solo un sueño.

Ya tranquila, decidí comenzar mi rutina cotidiana, pero me sorprendió no ver a mi mamá haciendo el desayuno, mi hermanito mirando la televisión, ni a mi papá preparando el mate. Seguramente se habrían ido a hacer algo juntos y evitaron despertarme, y en parte se los agradecía.

Luego de desayunar, salí a encontrarme con mi hermana, Heather, quien me había mandado un mensaje para vernos en el centro por alguna razón que desconocía.

Al verla le pregunté si sabía dónde estaban nuestros padres y nuestro hermanito Ned, pero solo me miró confundida.

—¿Hermanito? Ginger, ¿Estás bien? —su confusión se transformó en risa, y ahora la confundida era yo. ¿Había sido una broma? Porque no lo parecía...

—Papá va a llegar en cualquier momento. Dijo que nos iba a ayudar a buscar los preparativos de su reunión de negocios de esta tarde —dijo sacando y mirando su celular.

Yo entendía todo cada vez menos, ¿Ahora de qué reunión estaba hablando? Pero antes de poder preguntarle, vi algo atrás suyo que llamó mi atención.

Un auto negro, que más bien parecía una limusina por su longitud, se estacionaba al lado nuestro, y de allí bajaba un hombre, con una sonrisa en su mirada muy difícil de olvidar.

—Es él... —susurré espantada al tener frente a mí al mismo sujeto de mi sueño, acercándose hacia nosotras de la misma manera que antes.

—¿Cómo andan mis hijas? —preguntó abrazando con un brazo a mi hermana y con el otro a mí.

Miré a Heather intentando advertirle con la mirada que ese hombre era peligroso, y que debíamos irnos; pero ella no me miró, sonreía como si confiara plenamente en él... Pero, ¡Ni siquiera lo conocía!

Entonces un pensamiento de mi sueño volvió a mi mente.

"Finalmente pasó, ya todo va a cambiar."

Sumergida en mis recuerdos, no me di cuenta de que ahora la atención del sujeto misterioso ¡se dirigía a mí! Me miraba con curiosidad.

—¿Todo bien, hija? Te noto alterada.

—S-sí, estoy bien. Sólo estoy cansada —Intenté sonreírle para actuar "normal", pero no pude. Había algo raro en él. Sentía enojo al mirarlo, y él lo notó.

Su mirada seguía siendo de curiosidad, pero ahora era diferente. En sus ojos se veía oscuridad y sabía que me estaba analizando, preguntándose si lo recordaba o no.

Un sonido repentino interrumpió nuestro "duelo de miradas", y él sacó su celular del bolsillo de su saco para atender la llamada entrante.

Mi hermana, al ver que su falso "padre" se corría a un lado para hablar mas tranquilamente, se acercó a mi y me susurró.

—¿Qué te pasa, Ginger? ¿Por qué estás tan rara?

¡Este era mi momento de advertirle!

—Es que él no es... —Pero antes de poder terminar, sentí que alguien estaba a mi lado, y me callé.

—¿No vas a terminar de decirle a tu hermana lo que tenías por contar? — preguntó, pero no respondí.

—¿Nos vas a acompañar? —dijo Heather, y él le comentó que tenía cosas importantes que atender, y se despidió.

—¿Sabés qué se va a hacer? —pregunté mientras lo veía dirigirse al auto.

—Lo de siempre, cosas relacionadas con su negocio, sus investigaciones.

—¿Investigaciones? —dije recordando a mi padre, al verdadero.

—Sí, acerca de ese aparato nuevo que encontraron —respondió y pensé en el dispositivo que sostenía en mi sueño, aquel que evité dejarlo agarrar, hasta que me rendí.

Seguramente sería el mismo, y también quizás fuera la manera de regresar todo a la normalidad.

—Y, ¿Dónde está ese aparato? — pregunté. Él se subía al coche negro.

—En su oficina... En casa.

Una ola de esperanza recorrió mi cuerpo. Bajó la ventanilla del auto y me miró fijamente con una sonrisa de lado, para después irse.

Lo que él no sabía era que pronto esa misma sonrisa se esfumaría al ver que le faltaba su preciado dispositivo en su reunión de negocios.

MERAKI - ¡Completa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora