Ella era hermosa y bastante inteligente, nos complementamos de maravilla. Juntos logramos hacer que nuestro mundo mantuviera su curso de manera ideal. A pesar de que de su familia sólo recibimos desaprobación. Pero sin importar nada de lo que ellos dijeran ella siempre permaneció firme. Cuando decidimos mudarnos juntos; creo yo, fue uno de los pasos esenciales para nuestra relación. Eso hizo que creciera y se volviera más fuerte. Pero eso también implicaba renunciar a ciertas cosas y tomar más responsabilidades. Trabajar más para poder mantener la casa, los servicios básicos y alguno de nuestros gustos de manera esporádica. Karina se encargaría de nuestra administración economía. Ella trabajaba medios días en su empleo regular y el resto administrando nuestro pequeño negocio que habíamos montado por internet. Mientras yo trabajaba turnos dobles.
Aquellas primeras semanas fueron agotadoras y duras.
Llegaba a casa tan cansado que ni siquiera calentaba la cena o peor aún, simplemente llegaba a tumbarme en la cama sin dar un solo bocado junto al cuerpo de mi novia ya dormida y que en raras ocasiones me esperaba despierta. Dicho de paso, eran raros los momentos en los que nos dedicamos al otro, no teníamos intimidad siempre estaba exhausto o ausente. Y Karina lo resentia.Así transcurrieron varias semanas, y conforme el tiempo volaba yo me enfrascaba cada vez más en el trabajo. Llegó un punto en el que no llegaba a casa por dos o tres días seguidos y tenía que dormir una o dos horas en mi trabajo.
Karina me mandaba mensajes diarios, mensajes que no podía responder o leer en el momento.Al cuarto día puede ir a casa, cuando llegué era poco antes del mediodía. Estaba muy exhausto y Karina aún no regresaba de su primer trabajo pero había dejado una nota sobre la mesita que teníamos junto a la cama.
«Amor; Cuando llegues recuerda tomarte las pastillas para el estrés. La Dra. dijo que serán 2 semanas de tratamiento. Las pastillas están junto al buró del lavabo.
Con cariño : K.»La leí con desgana, me dirigí a la cocina y me comí lo primero que vi dentro de la nevera, medio trozo de pan y una pequeña porción de fideos instantáneos. Hecho eso me dirijo al baño a darme una merecida ducha. El agua caliente resbalaba por mi cuerpo dando un masaje digno de los dioses.
Al salir me sentía revitalizado, y no podía ver el momento de entrar a la cama.
Fui directamente al buró para tomar las pastilla, estabán dentro de un pequeño frasco anaranjado sin etiqueta. Puse las pequeñas pastillas en mi boca y con un ayuda de un vaso con agua las trage. Me puse mi pijama y caí rendido sobre mi cama, el cansancio no tardó casi nada en derrumbarme y me sumi en un profundo sueño.
Me desperté por la noche. Cerca de las 11. Me sentía mareado, acalorado y con un extraño hormigueo en los brazos.
Volvía a dormir.
A la maña sigues me prepare para ir al trabajo. La ropa me queda un poco floja,
Al principio pensé que estaba adelgazando por mi nueva rutina. No le di mucha importancia y seguí mis días como siempre.Si no regresaba a casa, toma la medicina en el comedor del trabajo y seguía.
Para el tercer día el mareo era insoportable. Me encamine a duras penas a casa. Al llegar la ropa se resbala de mi con facilidad, Karina estaba dormida y me recuesto a su lado y cierro los ojos sin más.
Despierto agitado y bañado en sudor, cuándo intento moverme me sentía presionado devuelta contra la cama. Abrí los ojos, pero todo se encontraba a en completa oscuridad. Las sábanas me aplastaban, la cama hacía ruidos y movimientos muy bruscos. Como si alguien la sacudiera con violencia. Me encontraba desnudo y envuelto por una gran capa de tela. Me arrastro lentamente por ella.
Al salir lo primero que veo es una gran llanura de sábanas que caen en cascada por el borde. Mirando a mi alrededor me doy cuenta que Karina se encontraba acostada a un lado, era inmensa más grande que el mismo edificio en el que yo trabajaba. Estaba de espaldas a mí, completamente desnuda. Me encontraba en la parte baja de la cama a la altura de sus rodillas. Me dirigí lo más rápido que pude hacia su cabeza. Mientras me acercaba a ella para llamar su atención. Cuando ella se gira yo me encontraba un poco antes de llegar a sus caderas, y termina aplastandome con uno de sus glúteos.
La sensación de presión es inmensa, sentía como el aire me abandonaba con cada segundo y comencé a sentirme más débil y mareado que antes mientras la cálida oscuridad bajo ella me envuelve, aún sigo sin comprender como es que no morí aplastado.
Mientras me desvanecía siento como algo grande me sostiene por ambos lados del abdomen con gran fuerza, sacandome de debajo de la prisión que era su nalga y me eleva a gran velocidad sobre el cuerpo de Karina hasta llegar a su cara. Me había notado y tomado con sus enormes dedos.Mi cabeza era un torbellino y no dejaba de doler, al verla en sus ojos somnolientos no se reflejaban sorpresa, ni asombro. Simplemente me observan desde su posición y después de hacer una expresión de asco me deja caer directamente sobre sus senos.
Grito de pánico mientras caigo. Al golpear contra su pezón giro sobre mi mismo y resbaló con un torpe movimiento, miró hacia arriba alcanzando a ver como su inmensa palma abierta se dirigía sobre mí, sujetando sus senos y antes de siquiera poder levantarme para gritar, aquellas masas de carne me estaban aplastando con una fuerza y brutalidad de las cuales nunca les creí capaz. El movimiento era agresivo, podía sentir y oír los latidos de su corazón y su respiración.
Era una sensación salvaje llena de adrenalina y lujuria. Todo fue tan rápido, confuso y doloroso.No sé en qué momento caí inconsciente.