Capitulo 1. Toc Toc...

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Nuestra historia comienza en la hermosa ciudad de España. Una jovencita de piel blanca, ojos rojos y un cuerpo regordete se encuentra llorando frente a la pantalla de su computadora pues su cyber pareja le ha terminado sin compasión alguna. La chica a la cual se le conoce como "Kirts" llora y no para de llorar mientras que el sujeto con el que habla solo inventa excusas del porque ha decidido dar por concluida su relación.
Del otro lado de la pantalla tenemos a el hombre. Un hombre como ningún otro. Un hombre que ha enfrentado miles de adversidades para llegar a donde está.
Un hombre de estatura bajita pero con grandes habilidades sociales. Un hombre de piel morena pero con sangre europea. Un hombre con un ojo de color miel y el otro de color verde. Manuel Arturo Coronado. O como mejor se le conoce: Doomentio.

Kirts terminó la videollamada furiosa. Triste, pero sobretodo con ganas de que Doomentio no se saliera con la suya tan fácil. Mientras se secaba las lagrimas susurraba varias veces

- Si no te puedo tener... Nadie más te tendrá...

La que ha liado Doomentio.
-

Por otro lado, y del otro lado del mundo, Doomentio no tenía más interés en la carne de Kirts. Se alejó de su computadora para ver lo que su esclavo, la Oveja, estaba haciendo en la cocina. Con solo asomarse le llegó el olor de su comida. Nada bueno.
Decidió que lo mejor era hacer unos cuantos ejercicios en el baño para olvidarse un poco de Kirts y empezar de nuevo. Conseguir a alguien más con quién poder reinar Europa.
Tras una larga sesión de sentadillas en el baño Doomentio se percató de que ya era demasiado tarde para ir al parque a caminar. Si salía lo más probable era que unos drogadictos lo asaltaran y le quitarán los pocos pesos que llevaba con él. Así que Doomentio pensó en que hacer para terminar el día.  Salió del baño y Skiso, otro de los amigos de Doomentio, estaba afuera esperándolo.

- Doom... ¿Q-que tal si jugamos algo de M-mario Party? Escuché que terminaste con Kirts...-

"¿Quién te dio derecho de meterte donde no te importa?" Dijo Doom, molesto con Skiso al haber escuchado la conversación que tuvo con Kirts.

- ¡Doom, lo siento! P-perdóname... No era mi intención...-

Tratando de mantenerse en calma para no golpearlo, Doomentio soltó un leve suspiro y le dijo con un tono más calmado y amigable

- Está bien Skiso. No pasa nada. Juguemos Mario Pachangas.-

Sin más prisas, llamaron a la Oveja para que se uniera al juego. Esta vez no grabaron un vídeo de Mario Party. Solo 3 amigos divirtiéndose jugando en una cálida noche de la CDMX.

Tras un par de horas de chistes, burlas y diversión tocaba limpiar lo poco que habían comprado para comer.
Una coca de 600ml y un Paketaxo.
Las horas se fueron volando mientras jugaban y sin darse cuenta ya casi era de madrugada. Imaginen el terror que estos 2 hombres y la Oveja sintieron, cuando alguien comenzó a golpear repetidamente la ventana.
No pasó mucho para que lo que sea que golpeaba la ventana se pasará a la puerta. No emitía sonidos. Solo golpeaba desesperadamente. Skiso, como la buena persona que es asumió que tal vez era un perro callejero. La Oveja solo dijo "Meeeh".
Pero Doomentio...
Él sentía que algo especial estaba detrás de esa puerta.
Se acercó lentamente.
Los nervios inundaban la cara de Doom. Sentía algo que nunca jamás había sentido. La única vez que sintió algo parecido fue cuando... vio esa carita...
¿Que cosa podría estar detrás de esa puerta a esa hora y que fuese tan especial para sentir algo así de poderoso?

Abrió la puerta.

Los ojos de Skiso pasaron de nerviosismo a sorpresa. La Oveja no comprendía nada de la situación.
Doomentio vio a quien estaba tocando la puerta. Y cuando digo "vio" no me refiero a solo mirar. El vio lo que otros jamás podrían. La persona que estaba desesperado por entrar no solo a la casa también a la vida de Doomentio... Era aquello que él estaba buscándo.
Un alma única.
Pura, cálida y llena de amor.
Doom lo tomo de las manos y le invitó a pasar. No estaba nervioso y tampoco tímido. Mientras llegaban a su sofá, Doomentio se presentó

- Eeeeh... hola. Yo... me llamo Arturo. Pero mis amigos me dicen Doom.-

La persona con la que Doom hablaba lastimosamente no podía comunicarse con palabras. Entendía lo que el ser humano decía pero él no podía hablar nuestro idioma. La Oveja se dio cuenta de ello y corrió por un lápiz y una hoja de papel para tratar de que escribiera algo y así poder comunicarse con ellos.
Tras terminar de escribir, le pasó la hoja a Doomentio para que la leyera en voz alta

- Hola... mi nombre es "Kemonito"... me están siguiendo.. porfavor ayúdame...-

...

Miamor sito (Kemonito X Doomentio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora