Capítulo II

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Martes, 5 de noviembre de 2019, 06:45


Odiaba levantarse temprano, desayunar a esas horas y tener que salir de su hogar. El calor que obtenía por un suéter realmente esponjoso no le llegaba ni a los talones al que sus cobijas le daban. Era capaz de quedarse en cama hasta que la luna volviese a reinar el cielo, sin embargo, los sueños no se cumplen solos.

Y eso lo tiene ahora mismo delante del edificio. Sus piernas temblaban, ¿frío o nervios? Ni él lo sabía con claridad. Sostenía en sus manos una carpeta color durazno y en su espalda se encontraba una mochila casi vacía.

Sentía su corazón dispararse de su pecho, y no tenía intenciones de calmarse.

El gran edificio todavía no abría sus puertas, por lo que él sabía eso pasaba en quince minutos y el jefe llegaba antes de aquello (por ende ahora mismo se encontraba ahí a esa hora). Las grandes ventanas que tenían vista a lo que era la recepción y una pequeña sala de espera provocaron en Jeongguk un deje de emoción cada vez más latente.

Entonces pasó.

Un hombre moreno mucho más alto que él pasó por su lado, fijo en su móvil. Entonces, él no era capaz de decir palabra alguna. Abría y cerraba la boca como un pez antes de morir. El miedo de dar una mala impresión le impedía hablar, como si estuviera tomándole del cuello y ahogándole.

-Sé que estás ahí, Jeon Jeongguk -está bien, si había pasado a su derecha era lo más obvio-. Por favor -el menor no supo cuándo fue que el mayor abrió las puertas de cristal-, entra.

Pasaron un par de minutos, en los que Jeongguk recorrió el lugar con una intensa mirada hasta que estuvieron dentro de la oficina de Namjoon. En ella había un escritorio, tres sillas y una lámpara celeste. En una de las paredes se encontraba una repisa para las decenas de libros que Namjoon ha puesto ahí. Alguna que otra planta pequeña y fotos del moreno con Seokjin, su primo.

Sí, de ahí conoció a Namjoon. Mucho antes de eso ya estaba interesado en trabajar en una editorial, sólo vio el lazo como una señal de alguna deidad para trabajar específicamente en ese lugar. El lugar en el que nacieron sus obras favoritas, y las que más han despertado sentimientos en él.

-Bien, dime, ¿para qué has querido verme? -comienza a hablar Kim, al ver que Jeon no tenía tantas ganas de comenzar la plática-. Seokjin me ha dicho que te viste especialmente interesado en hablar conmigo.

-A-Ah, bueno... Yo... -entonces apretó la carpeta contra su pecho, sintiéndose de repente demasiado pequeño en el lugar.

-¿Quieres mostrarme algo?

Vamos, ensayé demasiado frente mi espejo como para que todo se me olvide. Ahora o nunca, idiota.

-Namjoon hyung... -comienza a hablar, viendo cómo el mencionado se sentaba en la silla de su escritorio-, tú sabes mi pasión por la pintura. Desde los cinco años mis manos se vieron ocupadas por pinceles y lápices. He dibujado de todo, desde tristes escenarios hasta aquellos que dejan una sensación cálida en el pecho.

-Lo puedo confirmar -comenta el mayor-, pero ¿a qué va todo esto que me dices?

Vamos...

-Sin duda alguna existe mucho talento en el mundo -sigue el menor, sintiendo un ligero por la desesperación. Podía disimular, pero estaba ahí-, sin embargo me gustaría que le des una oportunidad al mío -y como tanto lo había entrenado, dejó la colorida carpeta en el escritorio. De ella sacó primeramente una hoja gruesa-. Leí "El amor ciego" de Patrick Cauvin desde principio a fin, y recolecté todos los sentimientos que en aquellas letras noté más relevantes. Hice esto -le enseña la hoja al moreno, quien ya tenía el ceño fruncido. En la pintura se podía observar a una mujer de cabellos cortos delante del mar de la playa. Aún cuando la pintura era en tonos marrones, se podía observar la frescura y sutileza que emanaba el dibujo. Sumando el efecto de la espuma que provocaban las olas-. Hice lo mismo con "Un nuevo juicio de Salomón" de James Aldridge e hice esto -otra hoja fue entregada a las manos de Namjoon. Nuevamente los tonos marrones volvían. Niña en silla de ruedas, un chico montando su poni, gente alrededor, un hombre con bastón y otro con un sombrero granjero-. Opté por tomar los personajes y colocarlos, para poder dar una pista de la trama, pues el título no da alguna y las relaciones entre la imagen y el título no es mucha, por lo que puede atraer la curiosidad de la gente. Y p-por último pero no menos importante -los nervios volvieron. Namjoon no decía ni dejaba reflejar nada-. "Malevil" de Robert Merle y dibujé eso que tienes en tus manos. Imaginé a Malevil, con la vista de grandes pastizales para poder dar a entender el renacimiento después de un gran desastre. Toda y cada una de mis pinturas fueron hechas a base de la lectura, sentimientos y planes para persuadir al lector.

Lo especial entre tus letras ღ ⁽ᵏˑᵛ⁾Where stories live. Discover now