1: Reenviado

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Estoy atrapado en una correccional disfrazada de instituto, y no exagero, aquí estas encerrado todo el día y sólo te dejan salir los fines de semana, pero claro, tienes que regresar. Y lo peor no es tener que dormir en una habitación compartida, puedo soportar no tener mucha privacidad, lo que no soporto es que mi compañero sea un drogadicto.

Ah, y es un instituto solo de chicos. Aquí no hay presencia femenina.

Por cierto, aunque esto apeste trato de mantener una actitud positiva, la verdad me da igual donde estoy metido, suelo divertirme a como de lugar, aunque tengan muchas reglas absurdas, siempre hay manera de romperlas sin que se den cuenta.

—¡Jonathan! ¿Estás despierto?

Escucho como Max se acerca y se sienta a un costado de la cama, comienza a mover mi hombro queriendo que abra los ojos.

—No.

—¡Levantate! Todos están desayunando.

Suspiro con pesadez y abro los ojos perezosamente, odio los lunes, porque especialmente me levanto de mal humor.

—Ya voy...

A duras penas me incorporo para levantarme de la cama, Máx se dirige hacia la puerta de la habitación y antes de salir voltea a verme;

—Ah, por cierto, creo que el baño se tapó...

Lo miro horrorizado.

—¿Otra...ves?—murmuro cansado, y si, otra razón para odiar los lunes, Máx amanece con indigestión, ya que cuando sus padres se lo llevan los fines de semana, aprovecha a comer todo tipo de chucheria, la cual después le provoca...eso.

Por favor, vibra positiva ven a mí.

. . . .

—¿Sobreviviste?—se burla Máx cuando me ve entrar al pasillo del comedor, yo ruedo los ojos fastidiado.

—No me lo recuerdes, que voy a comer.—le sonrío con ironía.

Nos dirigimos hacia la barra donde entregan los alimentos, la cocinera Margaret es la que los hace, una mujer amargada que siempre nos mira con odio, seguro escupe en nuestra comida antes de embolsarla.

—¡Hola Margi! ¿Que cocinaste hoy?—cuestiona Máx sonriente—espero que no sean macarrones.

—Cocine tu cerebro y tu sentido del humor.—responde Margaret con frialdad, toma un plato de comida y se lo extiende a Máx.

—¡Oiga pero no he dicho ningún chiste!—le arrebata el plato de las manos y se da la vuelta ofendido, mientras que susurra;—maldita perra.

—Jonathan—menciona nuevamente Margaret, extendiendome mi desayuno.

Por favor que no sean macarrones.

—Gracias—lo recibo y me doy la vuelta, veo que Máx camina hacia una mesa y yo lo sigo de cerca.

Me llevo bien con la mayoría de chicos, no son tan malos y he sido simpático, aunque me junto mucho más con Máx, ya que es mi compañero de habitación.

Me siento en una mesa donde están la mayoría de nuestro salón de clases, y por supuesto, la mesa estaba en silencio hasta que nosotros llegamos.

—Margaret está enamorada de mí.—afirma Máx abriendo la bolsa del desayuno, al ver lo que hay dentro, hace cara de asco—esta muy obsesionada conmigo esa mujer... ¡Me puso nada más macarrones! ¿Donde están mis frijoles?

Todos comienzan a reírse.

—¿No te salieron frijoles Máx?—pregunta Diego seriamente pero con una sonrisa burlona.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2019 ⏰

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You're not shit (Alex Lawther)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora