Capítulo 4

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-Hola cariño.  -Fue lo único que salió de los labios del broceado chico. Mi vista se descolocó volviéndose borrosa y casi inútil.

-¿Louis?, ¿Que haces aquí? -Salió de mis labios seguido de un gemido por el frío que emanaba su cuerpo. Su cabello despeinado le tapada los ojos dándole un aire oscuro.

-Solo vigilo a mi princesa. ¿Hice algo mal? -Torció su sonrisa.

Su voz, era como música para mis oídos. Esa voz hacía que mi cordura se apagara. Era una melodía muy dulce y satisfactoria; porque era real. Podía oír los latidos de su corazón sonando al mismo ritmo en el que aspiraba con su boca el oxígeno del lugar, pero su pecho no se movía, o no parecía hacerlo al menos. Sus pasos hacían sonido sordo a mis oídos. Lejos, muy lejos de donde yo me postraba. Levemente se escucharon pisoteos y respiraciones pesadas.

¿Era la mía? ¿Era la de él?

Ninguna era la correcta. Solo era un sonido de fondo que podría distinguir con dificultad. Tal vez todo fuera un sueño como la vez anterior y si lo era me deprimiria mucho.

Mi pulso se cortaba al no sentir su cercanía hacia mi. Estabamos tan cerca pero a la vez tan lejos.

Desesperadamente volví mi vista a su dirección, distinguí sus ojos cuando apartó su cabello dando una perspectiva perfecta de aquel tono azulado, le observé con admiración, detallando cada desliz de su mirada. Bajé un poco más y miré su pecho. Dos alas de ángel.

El imitó mi acción y bajó su mirar. Yo me acerqué a paso lento a su encuentro. Mi mirada se posó en mis pies: Descalza. Frunci el ceño y caminé más rápido.

Admirando el suelo, me percaté que se apartaba caminando en reversa. Francamente me desilusionó, sin embargo, solo subí mi mirar a su torso admirando su belleza.

-¿Sucede algo? -Dije.

-Eso me pregunto yo. ¿Me deseas tanto como para comerme con la mirada? -Soltó burlón. Mi tez se tiño a rosa fuerte. ¡Me había sonrojado! Maldito bastardo.

-No. -Murmure.

-Debo irme. -Susurró casi inaudible, vio mi pequeña figura tensarse ante su corta oración y con un paso largo se acercó a mi. -No te pongas así.

-No me pongo nada. -Dije seria. -Solo no sé si eres real.

-Soy real. -Admitió. -Sé que adoras mi presencia, pero por hoy, fue suficiente mi visita.

-¿No querías vigilar a tu princesa? ¿Eso no significa 24 horas de espía? -Soltó una carcajada llena de gozo.

-Me encanta que digas que eres mi princesa. -Apartó un mechón de mi rostro. -Y me encanta tu manera de fingir que todo esto es como una película. -Su mano se apartó de mi anatomía y mi único reflejo fue tomar su brazo reteniendo su caminar. Una chispa destelló al unir nuestras pieles en ese fino tacto.

-¿Sonaría tonto si digo wue no quiero que te vayas? -Mi voz era profunda y más ronca de lo que debería. Él enganchó una sonrisa de perlas blancas para mi vista.

-Suena tierno. -Desprendió mi mano de su brazo. -Por otro lado, tengo  cosas que hacer Lovely. -Arrugue mi nariz en una mueca de desaprobación.

Pude distinguir una luz a su espalda. Asomé mi cabeza por el agujero entre su cuello y clavícula para ver más allá de su hombro. La luz era radiante, él notó mi confusión y se volvió para localizar el punto imaginario inexacto por el cual mi vista se posicionaba.

-Nos vemos pronto.

-Pero... -Me calló.

-Te pediré una cosa. -Levantó una ceja a mi disposición, yo asentí permitiendo que prosiguiera. Se acomodó su ropa con palmadas. Sus típicos jeans oscuros rasgados, camisa negra y converse negros, nada llamativo y aún así resaltaba.

Su rostro a escasos centímetros del mio y su aliento cálido chocando contra mi rostro me hacía perder la poca cordura que me quedaba. Sus labios se entreabrieron para decir palabras que causaron hormigueo en mi organismo. Soltó un gemido cuando sus palaras se apagaron y sus ojos en una guerra entre chocolate y azul mar.

Mi mente divagaba entre lo que etaba bien y lo que estaba mal. Estaba allí, físicamente pero no espiritual.

Quería que se quedara, algo me impedía que lo dejara ir. Sabía que pasaría una eternidad si lo dejaba marchar. Él se metía en mi mente y al ver mi mirada confusa gesticuló un "porque" silencioso. Tenía que explicarme un millón de cosas.

El aire retenido que él contenía fue expulsado al ver como yo daba pasos cortos en dirección opuesta a la de su cuerpo. Me estaba alejanfo y yo no sabía porque. Retrocedí cuatro o cindo pasos más para luego frenar y no poder avanzar.

-No olvides que estaré en todos lados. Te cuidaré como aquella vez. Lo prometo. -Gritó. -Necesito tiempo, pronto te explicaré todo.

Sin más, desapareció entre una neblina y la luz tintineante dejandome con la palabra en la boca.

-Adiós Louis...

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2014 ⏰

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