La luz del cielo

La luz de los suspiros

A veces las cosas no son lo que no esperábamos verdad?...

Eran las nubes las que tapaban la fantasía que ocultaba un solo rayo de sol, narro este mismo fragmento a la luz de la luna cada vida humana que se apaga. Ahora comprendo el verdadero valor de la poesía al utilizarla con las palabras del fondo de mi propio órgano sentimental.

Ups! No me eh presentado todavía, mi nombre es Annie y soy un ángel de la guarda, me gustaría poder tener una oportunidad cómo las miles de personas que observo con curiosidad cada día, nunca tuve una vida humana de verdad ya que existo solo para ayudar desde el cielo a las personas deprimidas, para que le den un valor a la vida igual que le doy yo.

???: Annie vente, el jefe nos llama!

Yo: ya voy Oliver! Eres un gran impaciente!

Oliver: corre!

Me dirigí a las grandes puertas de lo que sería la secretaria de administración de ángeles, alllí la secretaria me mando junto Oliver al despacho del jefe, aquel hombre robusto y delicado en sus decisiones era Ezgar.

Ezgar: ya veo que vosotros ya estais al tanto de que os llame

Oliver: Ya te dije señor que cumpliría con su pedido

Ezgar: hemos de probar un experimento lo cual Annie sería la más indicada, te mandaré a la tierra donde cuidarás a una persona de cerca.

Yo: enserio! Cuando iré!

Ezgar: si deseas vas ahora mismo, solo prepárate estarás allí hasta que el humano sea feliz.

No dude en prepararme para la experiencia que mi ser iba a sentir en unos instantes, desplegué mis grandes y plumadas alas y comencé a volar, sentía el aire fresco de una mañana derrumbándose en mi rostro, una sensación que no sentía desde mi primer año bajo la luz del sol. La casa en la que me alojaría era bastante bonita e inspiradora, me dirigí a la habitación donde se encontraba el papel con los datos de mi paciente. Se llamaba Luca, un joven de mis misma edad, 17 años y por lo que parece su vida es un fracaso sentimental.

Me dirigí a la plaza sur de la ciudad antes de que el siguiente día me obligara a hacer mi deber, era grande con muchos puestos, el que más me llamó la atención era el de los churros, no dudé en comprarme unos pocos para probarlos ya que con el dinero que me dieron me llegaba para bastante.

Ya era tarde, quería cubrirme en unas sabanas frescas por el uso no reciente de ellas, caí en un sueño profundo y reparador.

Desperté con un mañana soleada y cálida, seguía sin creerme lo sucedido ayer.
Me vestí y me dirigí a junto Luca en el Instituto, llegue a las rejas de metal que se abrían haciendo una entrada grande a la institución de educación, llegue a la puerta de mi salón y me invente una infancia que no delatara la existencia de mi especie. Encontré al joven, solo se sentaba unos 3 asientos atrás mío.

Sonó la campaña de metal indicando el descanso de los estudiantes, Luca era apagado, le faltaba su brillo, vestía de un negro entristecedor y con una mecha de su cabello castaño teñido de negro.
El estaba con su mejor amiga, April me dirigí hacia ellos.

La verdad April me saludó con un cálido "hola" no me lo esperaba pensé que iba a ser como Luca una deprimida, April obligó a Luca con un leve empujón a presentarse ante mi y eso mismo hizo. Sus ojos apagados de la luz de la gran estrella lejana no existía, sus latidos del corazón no tenían ni una pizca de alegría o incluso cariño, era cómo estar al frente de la muerte.

Yo me presenté sin desvelar mi identidad cómo guardiana y me hice su amiga, mis primeros y únicos amigos probablemente... Bueno a Oliver también le denomino mi amigo pero no es lo mismo ya que a el me obligaron a conocerle.

Mis manos pequeñas nublaron mi mente con el vago recuerdo de mi existencia, se veían mi ser de pequeña sobre una cuna de nubes, era magnífico sentir una brisa fría en mi rostro por primera vez.