CAPÍTULO FINAL

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CAPÍTULO FINAL

Seis días, durante seis días el bosque atormentaba a un alma desdichada que solo esperaba la muerte, un cuerpo tendido, reseco y maloliente era lo único que restaba de lo que alguna vez fue una joven de agradables rasgos y jovial actitud, sus extremidades ennegrecidas por la gangrena ya ni siquiera le causaban dolor, así como tampoco lo hacía su estómago que durante todo ese tiempo se había estado devorando a sí mismo, pero su sufrimiento iba terminar lo sentía, su cuerpo no soportaba más su dolor y su espíritu no podía mover la masa inerte en la que se había convertido, durante el primer día y noche lo intentó, cuando una minúscula esperanza aún residía dentro de ella quiso moverse, desafortunadamente todas sus extremidades fueron desgarradas sin haber un solo tendón o músculo todavía pegado al hueso logrando tan solo que un aberrante dolor emulsionara por todo su ser junto con una vil desolación, pero lo intentó, durante el abrazador medio día y la espeluznante noche lo intentó, siempre sin avanzar, siempre bajo los innumerables ojos dorados del bosque que cada cierto tiempo soltaba una carcajada de autocomplacencia, las hojas secas caían sobre ella día tras día, noche tras noche, incapaz de deshacerse de ellas su peso insignificante le llenaba de impotencia y humillación, el dolor constante que sentía la mantenía despierta cuando todo lo que quería era dormir y no volver a despertar, pero no ocurría, era consciente y atenta a todas las delgaduchas hojas que bailaban en el aire de forma burlesca antes de caer sobre ella, durante la claridad y obscuridad, la maldita y bendita noche la angustiaba escuchaba pisadas y gemidos muy cercanos como si el bosque mandara a sus lacayos a atormentarla para regocijarse aún más, haciéndola soñar con un fin prematuro para su sufrimiento que jamás llegó, su muerte la evadía con sonoras carcajadas, su debilidad ya no le permitía distinguir la realidad de las alucinaciones por la fiebre, cuando más brillante era la noche un alarido lastimero la acompañaba por breves minutos en los cuales también parecía ver una mancha rojiza moverse a su alrededor, todos los días la veía, al igual que todos los días el bosque la premiaba por sobrevivir una noche con el rocío de la mañana que se formaba sobre sus labios resecos, era un premio o un castigo no podía saberlo por un lado le daba una esperanza mínima pero esperanza al fin y al cabo, y por el otro solo prolongaba su agónico descenso al Hades, al cuarto día el bosque no vio mermar la fortaleza de la mujer por lo cual día y noche agua le cayó desde el cielo, sin parar, y ella incapaz de mover inclusive su cuello, boca arriba se encontró cuando el monzón arrojaba un diluvio a su boca y nariz asfixiando su temple y pulmones, el agua corría debajo de ella reviviendo sus heridas y engrandeciendo su dolor, esta agua otra tortura era sin duda, el agua del cielo la sofocaba y la de abajo se amontonaba buscando cubrirla y ella inútil en su totalidad solo sollozaba en desesperación esperando ahogarse durante horas, el líquido alcanzó a entrar en sus oídos cuando por fin cedió, otro día había transcurrido y ella seguía viva por más que su deseo no fuera ese, su cuerpo carente de fuerza ya no pudo mantener sus párpados abiertos, ya no diferenciaba la noche del día, todo su ser se volvió oscuridad y cada ruido fortuito la estremecía en voraces pensamientos, su hambre la carcomía ya sentía su piel pegada al cráneo, no lo veía pero los pómulos le desgarraban las mejillas, moría cada segundo y las risas del bosque se hacían más presentes en su cabeza, su desolación era tal que no podía decir si estaba viva o muerta, para ella ya su alma estaba en el limbo, más la última noche algo aterrador y sobrecogedor la invadió, unos pasos escuchó y luego una criatura de abundante pelambre sobre ella se recostó brindando su calor y sus latidos, no supo lo que era más se percató cuando está se fue dando un sonoro ladrido y al instante voces humanas se arremolinaron en torno a ella cuando su debilidad ni siquiera le permitió seguir escuchando.

Sus ojos abrió y una luz blanca la encegueció, pronto más voces percibió, siluetas oscuras contra la luz fue lo primero en ver.

—Parece que el suero dio sus resultados, ya se hidrató, está recobrando la consciencia— decía una voz masculina.

Bestia PrístinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora