Miro a los ojos del ángel enfrente mío, solo encuentro desprecio y asco en ellos ¿Mi pecado? Amar.
Cierro los ojos, preparada para lo que viene. Mi conciencia está tranquila, todo el mundo merece ser amado, incluso el peor de los demonios, porque alguna vez, ellos también fueron ángeles. Pienso en él, debe estar fanfarroneando por haber conseguido que sean los de mi propia especie los que han acabado conmigo. No hizo falta que dijese nada, en cuanto vinieron a por mí, con una mirada él entendió, no teníamos por qué caer los dos, con uno era más que suficiente.
Pienso que su papel es mucho más difícil que el mío, yo simplemente debo sentarme y esperar mi castigo, no tengo que seguir negando mis sentimientos. Sin embargo, él va a tener que seguir con su inmortal existencia rodeado de la gente que nos ha hecho esto, rodeado de una gran mentira. Es un demonio, mentir es su especialidad así que no le resultará difícil engañarlos, pero no puedes mentir a tu corazón.
Soy una pieza clave en esta milenaria guerra, y lo saben, pero al parecer, el orgullo es más importante que la paz para los perfectos y virtuosos ángeles.
Un dolor espantoso me invade, un poder divino más antiguo que el mismo mundo atraviesa mi espalda y un grito desgarra mi garganta. Antes de poder rehacerme, empiezo a caer en picado, lágrimas saltando de mis ojos mientras el viento me corta la cara y observo el inmenso cielo azul, al cual no voy a poder volver.
Me estampo contra el suelo, pero el golpe no es tan doloroso como los dos agujeros que hay en mi espalda, done antes se encontraban mis alas. Me intento incorporar, pero no puedo, intento tocarme la herida con una mano, y suelto un gemido. Las lágrimas empiezan a correr por mi rostro mientras sollozo desconsoladamente. No puedo respirar, me agarro el pecho y me recuesto hacia adelante, intentando hacer llegar el aire a mis pulmones.
Esa era mi condena, un castigo peor que la muerte, una vida eterna en un mundo humano. Condenada a no volver nunca a ser amada. Una muerte en vida, llena de soledad y sufrimiento.
Gotas empiezan a caer, y se mezclan con mis lágrimas, limpiándolas. Levanto la cabeza al cielo ahora gris y sonrío. Existe una leyenda entre los humanos, dicen que cuando llueve, es porque un ángel está llorando.
No obstante, yo sé, que esas son las lágrimas de un demonio.
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No Death No Love
RomanceTomarías el riesgo de amar a alguien a quien debes matar? Ellos lo hicieron. Y ahora, pagan las consecuencias de ese hermoso pecado.