Prólogo.

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Emily

Y ahí estaba yo, muriendo de frío, haciendo la fila del supermercado.
Debatiendo mentalmente que hoy fue un mal día para quedarme hasta noche en la biblioteca, hacia frío y no traía un buen abrigo, aunque nunca debes creer lo que dice en pronóstico hoy fui tan estúpida para hacerlo.

—"Hiy ni hiy pribibilididis di llivii, sil i licir ti mijir vistidi" —Imite la voz de la chica del clima, se notaba a leguas que no sabía nada de eso y simplemente iba a lucir su hermoso cuerpo.— Zorra. —Concluí con mis insultos, no me importó que las demás personas me vieran raro. Si les comentara sobre la chica del clima estoy segura que me darían la razón.

Al ver el rostro de asco o preocupación que me daba la señora del cajero me limité a sonreírle forzadamente, era obvio que me había empezado a juzgar por todas las cosas que compré;— Son ciento cincuenta con cuarenta, —me respondió algo brusca, me quejaré de esto luego con el gerente,— niña, comer muchas cosas enlatadas y sopas instantáneas te hará mal.

Procedí a pagarle, esperar mi vuelto y sonreírle de la manera más cínica posible, "Me vale mierda sus opiniones", eso decía mi sonrisa. Tome mi bolsa con mis delicias enlatadas y me retire, como si de una diva se tratase.

Tenia en claro que comer muchas sopas instantáneas y comida enlatada me haría daño, pero estaba en la universidad, o mueres por mala alimentación o mueres en un suicidio por no haber pasado todos los parciales, y yo... prefería morir por mala alimentación.
Estar en la universidad no te da tiempo ni de cocinar algo decente o saludable, es por eso que a las once de la noche me encontraba saliendo de una tienda de veinticuatro horas.

Muy bien, cada vez odio más a la chica del  clima:— ¡Qué idiota! —grité cuando me di cuenta que empezaban a caer pequeñas gotas de agua, anunciando que pronto empezaría a llover con fuerza.

Inhala, exhala, Emily, cuenta hasta diez.
— Uno, —¿por qué demonios empieza a llover ahora?— dos, —¿no se puede esperar hasta que llegue a casa?— tres, —tranquilízate Ems, sigue contando, no queremos tener un ataque de nervios ahora mismo.— cuatro, —justo hoy no traje ningún abrigo,— cinco, —tampoco tengo mi sombrilla, ayer también había llovido y la dejé secando,— seis, —bien, bien, sigue caminando, más rápido,— siete, —¡por Hades! Ya empezó una tormenta de la que no saldré viva,— ocho, —¡rayos! Ya se ha juntado el lodo, cruza lento, lento... ¡Lo lograste!— nueve, —genial, ahora camina rápido, observaba a todos a mi alrededor correr, idiotas, correr no hará que no te mojes, de hecho hace que te mojes más rápido, yo solo... camino rápido,— diez. —Al fin había terminado...

—¡Por un demonio! —grité mientras intentaba limpiar lo sucio en mis manos, sin que me diera cuenta, mientras estaba en mi estúpida charla mental, un idiota paso empujándome, y termine de trasero contra el lodo, el cual, había tratado de evitar.

—¡Lo siento! —gritó él mientras me ayudaba a ponerme de pie,— ¿estás bien? —asentí con la cabeza y di cinco pasos al frente.

Emy, bien, puedes gritar, has aguantado suficiente;— ¡¿Es enserio?! ¡¿Poseidón?! ¡¿Hades?! ¡¿Thor?! ¡Quién demonios tenga el trabajo de controlar la lluvia! ¿¡Por qué a mí?! ¡¿Por qué justo ahora?! —grité con todas mis fuerzas, ya me había desahogado. Cuando estuve lista para partir a casa, respire profundamente y me dispuse a caminar, hubiera, hubiera camino si no me habrían interrumpido. Di media vuelta cuando escuche una fuerte risa.

Era aquel chico, pinta de todo un galán que solo se preocupa por su apariencia; cabello negro desordenado, alto, quizá un metro ochenta, cuando concluyó de reír dio tres pasos al frente, lo cual nos dejaba a dos pasos de distancia, estaba muy cerca, invadiendo mi espacio personal, lo miré con una ceja alzada, "¿Por qué demonios te ríes?", eso quería decir, él solo me sonrió, dientes totalmente blancos, sin ninguna imperfección y recién pude notar que sus ojos eran negros, se quitó su gorro y sacudió su cabello mientras aún me miraba sonriente, ¿Enserio?.
Di media vuelta, si no iba a hablar y haría su intento de conquista podía retirarme.

—Chica, enserio estás loca. —habló causando que diera media vuelta, otra vez.— ¿Por qué le gritas a Poseidón? Que se supone es el Dios del océano, ¿A Hades? El Dios del inframundo, ¿Thor? Dios del trueno, bueno... según Marvel.

—¿Por qué me criticas? —pregunté mirándolo con enfado, odiaba que me corrigieran las estupideces que hablaba sobre los dioses.— Es por tú culpa que yo esté llena de lodo. —lo acusé.

—Lose, y lo lamento, por eso déjame ayudarte. —estiro su brazo, bien, ahora se presentaría, este idiota ya había empezado a ligar.— Eres bastante bonita, soy Lucas, puedes decirme Luc, —sonrió y me siguió mirando, si piensa que caeré esta mal. Di media vuelta y empecé a caminar.

—¡Oye! ¡Loca! ¡Dejar hablando a alguien solo es de mala educación! —gritó mientras se acercaba corriendo, di media vuelta y observé el momento glorioso en el que tropezaba y se llenaba de lodo, sin aguantar empecé a reir.— Tu risa es hermosa. —me miró con una sonrisa y yo lo miré con una cara seria.

Acababa de conocer a un idiota.
Estaba montando una escena estúpida de cliché.
En ese momento, sin darme cuenta, había empezado; Mi cliché bajo la lluvia.

[...]

Atte: Aby♡
17/11/19

Un cliché bajo la lluvia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora