Emily odia los cursi, odia las novelas románticas, odia pensar que su vida podría ser un cliché y que ella podría ser la protagonista; aquella que solo llora por no tener un amor correspondido, aquella que solo se preocupa por su apariencia física. Emily odia pensar que algún día su vida se vuelva ridícula. Lucas ama ser un rompecorazones, ama volver la vida de las mujeres toda una telenovela, ama ser... el chico malo de la historia. Y como todo rompecorazones, espera encontrar a la chica que ilumine todos sus días, por la cual ya no quiera seguir con su trabajo, alguien que haga romper todas sus reglas, él quiere vivir un cliché. Los planes de Emily se van al demonio cuando conoce a Lucas, por qué todo, relativamente, empieza a volverse un estúpido cliché. Lucas solo quiere conseguir que la chica loca, caiga a sus pies, mientras espera a su chica indicada, ¿por qué no entretenerse un poco?, él hará que ella viva una completa novela de romance.