Capítulo 3

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Emily

Después de pasar todo el día de ayer con las chicas regrese al motel donde me estoy hospedando y sólo hasta la mañana de hoy e vuelto a salir, me dirijo a la constructora, aunque créanme, es el último lugar en el mundo que en este momento deseo pisar.

He tenido que caminar por algunos minutos debido a la larga distancia que me separa de la parada de autobús, como consecuencia de la larga caminata la cual aún no termino me encuentro toda sudada y agitada. Me veré obligada a salir mucho más temprano para ir a la empresa y llegar a tiempo evitando así tener problemas de tardanza.

Hoy es un día muy hermoso donde el sol está espléndido en su mayor altura y el cielo completamente despejado exhibiendo el hermoso azul que le caracteriza, espero que así de perfecto vaya mi día. He decidido vestir unos pantalones negros, camiseta de tirantes blanca, blazer crema junto a tacones del mismo color, cabello recogido y bolso a jugo.

Aunque la tristeza y dolor que laten en mi interior intenten consumirme lucho contra ello, a veces sonreímos por deber, para ocultar la realidad o sentimiento cuando la verdad es que la felicidad se encuentra a kilómetros de distancia de esa sonrisa que mostramos.

Es por eso que en los momentos más vulnerable de mi vida intento reflejar que todo marcha correcto, eso ayuda a creer que las cosas serán más fáciles de superar. Mas de uno puso su atención en mi al cruzar por su lado. Durante el camino me topé con varios hombres fumando lo que es mejor ni mencionar, pero no me asusta, aunque el lugar es más peligroso que el que vivía anteriormente, logré escuchar silbidos de admiración y palabras obscenas las cuales preferí ignorar. Podría meterme en graves problemas si le llegara a contestar, pero los que cargo son más que suficiente.

Estoy pensado pedirle un pago adelantado al señor Abull, estoy que muero de vergüenza, pero es mi única salida. Apenas hace pocos días que cumplí un mes en mi nuevo puesto de trabajo y aunque me pagaron la cifra correspondiente no conseguí quedarme con una buena cantidad para los demás gastos, solo me alcanza para sobrevivir dos semanas como máximo por lo que antes de ese plazo debo hacer algo para resolverlo. Pienso platicarle la situación al señor Abull y al mismo Kyndo sin dar detalles a fondo de la misma, necesito buscar un lugar más seguro para vivir porque la verdad es que el lugar donde actualmente estoy da algo de miedo debido al elevado nivel de delincuencia que se vive en el sector.

La angustia en mi alma se niega abandonar mi sueño y cada uno de mis pensamientos, intento llevar la situación con calma, pero me supera. El sentimiento de odio por él no detiene su multiplicación ni por nanosegundos, es tan desgraciado que con solo saber que me dirijo a un lugar que le pertenece me dan ganas de devolverme. Juro que desde hoy comenzaré a buscar trabajo en otro lugar, le pediré ayuda a las chicas con la búsqueda.

Me detengo frente al edificio soltando un suspiro pesado antes de tomar el valor de entrar, siento mi corazón oprimirse y la furia apoderarse de mí, pero trato de controlarme. Me recuerdo a mí misma que no veré su rostro, que hace tiempo decidió dejar estas instalaciones para ir a joder a otra de las suyas, se ha ido y espero que nunca más regrese aun siendo este también su lugar. Decidida empiezo acercarme a la entrada y al llegar a la entrada saludo con una pequeña sonrisa y los buenos días a los dos seguridad que se encuentran en la puerta como acostumbro hacer cada día, pero mientras acorto la distancia hacia el exterior algo capta mi atención.

Veo dos hombres más trajeados de negros al igual que la seguridad de la constructora lo que me hace torcer el rostro en un gesto confundido, nunca antes los había visto en la empresa y hasta ahora no estoy enterada de ningún acontecimiento peligroso por lo que no entiendo a qué se deba tanta seguridad. Tampoco creo que haya necesidad de aumentar la seguridad ya que hay todo un equipo de seguridad perfectamente especializado en lo que hacen. Sin darle más Importancia les doy los buenos días para adentrarme al edificio, pero cuando estoy a segundos de traspasar el cristal abierto los dos hombres que están formando parte de la seguridad de la empresa se interponen.

Evidencia de su amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora