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-Ugh!-gruñó una chica mientras saltaba el muro de ladrillos. A lo lejos se escuchaban sirenas de policía.
-Alto ahí!-una voz lejana pero que se podía reconocer como un hombre gritaba-Maldición! Se está escapando!-
La encapuchada siguió saltando entre las paredes del callejón yendo hacia el techo de los viejos edificios a la luz de la luna.
Se fijo por donde subió si la habían seguido pero no vio a nadie, suspiró aliviada se apoyó contra el borde de la terraza y desenvolvió lo que se encontraba en la bolsa que había robado. Miro con admiración y felicidad lo que tenia entre sus manos, por fin lo habia conseguido después de días. Un taco para poder comer decente.
Cuando empezó a comerlo escucho como alguien casparreaba detrás suyo, levantó la vista y vio una sombra tapándola.
-No piensas devolver eso??- se giro y se puso en modo de ataque con el taco en la boca-Oye, tranquila, no vengo a pelear-vio a un hombre de unos 30 años con un cigarrillo en la boca levantando las manos como si se estuviera rindiendo.
-Qwe kiefes?-preguntó la chica.
-Nada, solamente conversar. Un gusto soy Kurosawa Hideo, profesor de la S.A.E-se presentó el adulto.
La chica se sorprendió que se atragantó con el taco, tanto que tosió por al menos unos 30 segundos en el cual se le cayó su capucha dejando ver su rostro.
-Ehhhhh?! Profesor de la S.A.E?!-preguntó asombrada una vez que se dejó de atragantar.
-Modales, yo me presenté ahora te toca a ti-dijo Hideo dándole un pequeño golpe en la cabeza.
-Tch!-se quejó la menor-Soy Matsuoka Suté -dijo tan bajo que el viejo casi no la escuchó
-Muy bien, un gusto Matsuoka -el del cigarrillo le extendió la mano en forma de saludo, a lo cual la ladrona titubeó al agarrar.-No creo que este sea un buen lugar para conversar, y como no creo que tengas lugar a donde ir, excepto que quieras que la policía te atrape, por qué no vienes a mi casa así estamos más tranquilos?-
-Si...-murmuró la adolescente, sin confiar a pleno en ese señor.
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-Y...por qué quería hablar conmigo?-preguntó Suté.
-Fácil, te estuve observando-respondió Hideo.
-oh... claro, lo normal. No! eso no suena para nada acosador-respondió sarcásticamente la niña sentada en el viejo y desgastado sillón. Al fondo, si se escuchaba con atención se escuchaba el sonido de los autos, peleas callejeras, sonido de vidrios romperse entre otros. Cosa que no incomodaba a ninguno de los presentes ya que ya estaban acostumbrados a ese tipo de cosas.
-No de esa manera, niña tonta-exhaló humo el fumador-Me mandaron del colegio a obsérvate y calificarte-
-Eh?? Calificarme ? Desde la SAE?-cuestionó seria Suté.
-Si, no creas que no te conocemos Matsouka, el director te vio una vez y ha tenido interés en tu valor, por lo cual me pidió que te vigilara-explico el profesor. -Queremos que apliques para las pruebas de entrada a la Secundaria para Adolescentes Exclusivos-
-Por que le interesó mi poder?-interrogó la de ojos marrones.
-Digámoslos que es un poder bastante... peculiar, el director no quiere que ese poder caiga en las manos equivocadas, además queremos enseñarte para utilizarlo con buenas intenciones y no para estar robando... tacos-eso último lo dijo un poco disgustado-Nos gustaría que vayas a nuestro colegio, allí tendrás donde quedarte, y te quedarías bajo mi cargo, pequeña ladrona, por lo tanto no te deberías preocupar por la comida; eso si, si lo aceptas al principio vivirás conmigo y aquí te enseñaré lo básico para poder rendir el examen-termino de relatar el el castaño.
-Y... como sería ese examen para poder entrar?-luego de lo preguntado se levanto del sillón para ir a una ventana que daba al centro de la ciudad, la cual se veía perfecta a pesar de estar,ellos, en los suburbios.
-Fácil, es práctico; con eso me refiero a que deberás emplear tus poderes para demostrar que vale la pena que formes parte de la SAE-explico con tranquilidad Hideo.
Suté luego de la explicación no dijo nada sólo se quedó observado al centro de Shinjuku, si observabas con atención se podría ver estelas saltando entre los edificios, además que toda la ciudad se encontraba iluminada, mientras que si se miraba más cerca, en los suburbios se podía escuchar gente corriendo, algún que otro disparo, sirenas de policía; en conclusión la gente que vivía en los suburbios debía acostumbrarse a ser precavidos, por si acaso siempre tener un arma consigo. La pelinegra sacó su navaja que tenía escondida en su buzo empezó a jugar con ella.
-Entonces... si acepto voy a vivir contigo-Hideo asintió-y me vas a entrenar para ese examen-volvió a hacer lo mismo-y usted me va a pagar por mis gastos-y por tercera vez Hideo asintió.
-Exacto, si quieres te doy hasta mañana para que lo pienses... excepto que ya tengas la respuesta-respondió Hideo.
-Si-dijo Suté sin dudar
-Si que?-
-Acepto-
-Por qué la decisión tan rápido?-interrogó Hideo.
-Fácil, tu me mantendrás y eso significa que no voy a tener que poner más mi vida en riesgo solo porque quiero comer-explico Suté volviendo al sillón para acostarse-Y supongo que esta es tu casa, y como me mantendrás, me voy a dormir de lo más tranquila aquí-
El hombre mayor suspiró mientras negaba con una sonrisa, se levantó mientras veo como Suté se acomodaba para dormir, y es que debe estar exhausta ya que tuvo que escapar de la policía y después un señor vino y la llevo a su casa y se quedaron hablando hasta las tres de la mañana. Ingreso a un cuarto, en el cual había un placar con almohadas y acolchados y agarró unos para llevárselos a Suté así ella podría dormir más comoda.
Luego de llevárselo, el mayor de dirigió a la cocina, la cual era un espacio muy chico; apenas y cabían tres personas, se notaba que era vieja ya que las paredes se encontraban deterioradas y todas llenas de hongos. Se preparó un café y se sentó en una pequeña masa que daba a una ventana, en la cual se veía un callejón.
-Espero, director, que haya sido una buena idea reclutarla-dijo al aire Hideo
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𝒲𝒶𝓀ℯ 𝓊𝓅 𝒻𝓇ℴ𝓂 𝓇ℯ𝒶𝓁𝒾𝓉𝓎
FantasySuté Matsuoka, así es como se llama aquella niña extraña. Siempre solitaria, caminando por las calles de Tokio, Shinjuku; robando comida cuando puede utilizando, aunque no quiere, sus poderes para sobrevivir. Nunca nadie le ha visto la cara, nunca...