- ¡Andate entonces! ¡Andate en tu viajecito feliz con los pelotudos de tus amiguitos! ¡ANDATE! - le gritaba Bianca con la voz afónica.
- ¡Más vale que me voy a ir! ¡No voy a perderme el viaje de mi vida solo porque vos te limaste toda TU guita para el viaje en joda y falopa! - le respondía Marcos también a los gritos.
Hechos en la cara y verdades a los gritos. Eso era el cómodo departamento que daba a calle Córdoba esa noche.
- ¡CALLATE! ¡TE ODIO HIJO DE PUTA!
- ¡¿Qué mierda te paso chabona?! ¡¿Que mierda le paso a la persona copada y divertida de la que me enamore?! ¿Cuándo te convertiste en semejante mierda controladora e hija de puta?
- Te odio. Vos sos una mierda.
- ¿Yo soy la mierda acá? ¿Qué carajo te hice? Te ame, te cuide, te acompañe, te apoye en cada puto proyecto que quisiste emprender. No sé qué más querés que haga. Yo ya puse todo de mí. Mañana me voy.
- ¡No te vas a ningún lado! ¡No te voy a dejar ir!
Marcos, cansado, le pasó por al lado y entro a la habitación cerrando la puerta con llave.
- ¡Te odio! ¡Ojalá no vuelvas nunca! - le gritaba Bianca mientras golpeaba la puerta con los puños.
El pibe se tiro boca abajo en la cama mientras escuchaba como su novia salía del departamento dando un portazo terrible. Lentamente la oscuridad y el sueño lo envolvieron hasta que se quedó profundamente dormido. Unas horas después, el sol se dejó ver en lo alto entre los edificios. En las penumbras del dormitorio se podía entrever un caos de ropa amontonada en una silla, que cumplía la función de perchero, e instrumentos musicales apoyados y colgados de la pared. Un gran ropero de madera y la cama de dos plazas donde reposaba Marcos completaban el mobiliario. La claridad matutina se filtraba por las hendijas de la persiana salpicando gotas de luz por toda la habitación. La respiración del muchacho era lenta, profunda y acompasada. Las escenas de la pelea le habían ocupado la mente hasta que se había dormido. Las peleas ya eran moneda corriente en su relación hacía rato, pero esta había sido larga y densa, llena de reclamos sin sentido y gritos sobre promesas rotas e incumplidas.
Cuando el celular que reposaba sobre la mesita de luz marcó las 10:45, comenzó a sonar. Marcos se incorporó confundido y dormido. Su gato Félix se despertó molesto y maulló en señal de protesta. Agarro el teléfono para apagar la alarma de despertador y vio que era una llamada. Con una mano se restregó los ojos empañados mientras intentaba enfocar la vista para ver quien lo llamaba. Era Valen. Con un bostezo de hipopótamo deslizo la pantalla para atender.- Hola...
- Eu Marcos. - dijo la voz exaltada de Valen.
- ¿Qué pasa viejita? - respondió adormilado.
- ¿Cómo qué pasa? ¿Adónde estás salame? ¡Ya estamos todos acá! Estamos haciendo el check-in.
Esta última frase hizo que el chabón saltara de la cama y se comenzara a vestir a toda velocidad mientras hablaba.
-Me quede dormido. Ya me tomo un taxi para el aeropuerto. - le contesto entrecortado.
- ¿Cómo que te tomas? ¿Y Bianca? Vos sos re puntual man. ¿Qué paso?
-Te cuento cuando llego. Nos vemos en un toque.
Colgó mientras se ataba los cordones de las zapatillas. Salió de la pieza acelerado hacia el living del departamento. No había señales de ella por ningún lado, aunque en ese momento era el menor de sus problemas. Como buen viajero con experiencia había dejado armada su pequeña valija y su incondicional mochila desde el día anterior. Apurado agarro ambas cosas, salió del departamento y llamo el ascensor. Demoraba mucho o él estaba muy ansioso. Llegó por fin. Abrió la puerta, apretó el botón de PB, se apoyó en la pared y suspiro intentando relajarse. Tenía que calmarse. No podía irse de viaje y estar 3 semanas con la cabeza sumergida en los quilombos de los que buscaba escaparse. Había planeado todo hasta el último detalle. Los días de vacaciones que tenía que pedir en el trabajo, los precios de los pasajes, la plata que iban a necesitar. Había organizado ese viaje desde 0. Y no podía permitir que nada se lo arruinara.
El ascensor se detuvo y salió. Y ahí, en la entrada del edificio esta ella. Su karma. Bianca. Tenía cara de no haber dormido en toda la noche. Lo miró con una mezcla de bronca y duda.- ¿Adónde vas? - le dijo con la voz entrecortada mientras ojeaba la valija y la mochila.
Estaba totalmente borracha. O drogada. Que más daba. De eso también ya habían discutido infinidad de veces.
-Me voy al aeropuerto. Pierdo el vuelo si no consigo un taxi YA mismo.
-No te podes ir... Te dije que no te iba a dejar ir... - balbuceó
Mientras decía esto se abrió la puerta del baño de servicio y salió Raúl. El portero. Su tío. El mejor tipo del mundo. Raúl y Marta, su esposa, habían cuidado a Marcos cuando su madre falleció. Le habían dado educación, empleo y compañía. Si jamás le había faltado nada era gracias a su tío.
- ¿Marcos? - preguntó Raúl mirando a su sobrino y a la chica alternadamente. - ¿Qué haces acá? ¿El vuelo no salía a las 13?
- Me quede re dormido. Ya me voy. Necesito conseguir un...
Pero interrumpió la frase cuando en ese instante la piba vomitó sobre la alfombra y se desplomó sobre sus rodillas. El olor a vodka, porro, comida y bilis inundo la sala. Marcos se agarró la cabeza y miro al techo en la cumbre de su desesperación.
- DIOS! ¿¿Algo más tiene que salir mal??-
Bianca lloraba y escupía arrodillada. Raúl le puso una mano en el hombro a su ahijado y lo llevo hasta la puerta.
- Andate. Dale. Yo me encargo de ella con Marta. No te vas a perder el viaje soñado por ella. Ya perdiste demasiadas cosas en esta vida. Este viaje no va a ser una más.
El muchacho miró a su tío a los ojos, vacilo un segundo y le dio un abrazo. Miró a su novia que trataba de enfocarlo mientras se incorporaba.
-Chau.-le dijo mientras la esquivaba y salía del edificio.-
Ya en la calle no le costó demasiado trabajo encontrar un taxi. Le indicó el Aeropuerto de Fisherton al chofer y se desperezó en el asiento tratando de no pensar demasiado. Durante un momento le carcomió la culpa de haber dejado a Bianca. Pero apartó ese pensamiento de su cabeza. Se venían unos días excelente y los tenía que disfrutar.
Llegó al aeropuerto 45 minutos antes del vuelo. Suspiró aliviado. Entro corriendo, hizo el check-in, cruzo la puerta, la revisión de seguridad y en menos de lo esperado estaba en la sala de preembarque. Y, por fin, ahí estaban sus amigos. Cada uno en la suya, algunos en los sillones, otros en el suelo, con los celulares, leyendo, hablando al pedo, siendo ellos. Marcos sonrió. Se acercó mientras lo vitoreaban por llegar y lo abrazaban. Valen le paso un brazo por la espalda y lo hizo sentar en un sillón.
- Pensé que no llegabas boludo - le dijo. - ¿Y Bian? ¿Dónde está?
- Fue una mañana complicada... Demasiado para mi gusto. Bianca... Decidió no venir. - respondió luego de dudar un segundo.
Los demás intercambiaron unas miradas. Aunque él no les contaba todos los detalles, sabían sobre los problemas en la relación. Mas de una vez lo habían aconsejado y escuchado. Pero más consejos que le habían dado, él siempre se había negado a ver la realidad. Hasta anoche. Y esa era que su relación no daba para más. Pero lo hablarían cuando volviera.
-No pasa nada Marcuchos- dijo Eve con su voz tranquila, siempre tan diplomática y sencilla. - Lo importante es que estas acá con nosotros.
-Y que nos vamos a la mierda wachooo. - salto Agustín.- Fa que manija que tengo vieja.-
-Vos estas manija de ver a los negros trabados en zunga - respondió pícaramente Roma.
Todos rieron a carcajadas mientras Agus intentaba defenderse sobre las risas. Marcos sintió que la risa lo calmaba y lo relajaba. De a poquito, todo volvía a la normalidad.
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Es Verano En Abril
AdventureUn viaje de amigos luego de una ruptura se convierte en un viaje de sanación, aprendizaje y pasiones. Inspirada en la vida misma, esta novela sirve de catarsis y como vuelta a la escritura. Pasen y disfruten de un viaje a la playa, a la amistad y el...