el horizonte crepuscular se ocultaba a la orilla de el rió en aquel triste cielo de la lúgubre y siniestra ciudad de Delta City, lugar de horrores inmensurable, compendios de sueños... profanos, arreboles teñían las nubes y los monstruos malignos salían de sus mórbidas y taciturnas fosas que ellos llamaban.. hogar
En una calle de nombre perdido y aura afable un joven caminaba a la luz de la Selene que recién se levantaba en el velo del cielo poluto, este hombre de no mas de 22 años (o eso parecía) pasaba a paso lento bajo las arboledas de aquel oscuro umbral de horrores inefables pero que el desconocía, de la nada mientras caminaba, un sonido salio de detrás de un árbol
-¿me podéis dar la hora?- pregunto un hombre alto, que aparecía a espaldas de la arboleda
tal cosa no afecto al joven en lo mas mínimo, el ya había sufrido de varios atracos a lo largo de su vida y en una ciudad como Delta City con un nivel de crimen tan alto, un ladrón no era algo fuera de lo común, sorpresivo si, pero algo cotidiano si se podría decir así, pero nuestro joven amigo noto al verlo que aquel hombre no era un ladrón, su apariencia no era la de un ladrón, este hombre extraño se erguía con una apariencia inocente pero extrañamente perturbadora, era alto muy alto casi un metro noventa y dos centímetros, sus ojos eran negros como la penumbra tenebrosa de las sombras de aquellos tristes arboles, sus brazos delgados colgaban a los lados de su torso, en sus dedos una flor innata de color amarillo se hacia presente, usaba una camisa de botones manga larga abotonada hasta el ultimo botón mas alto del cuello, no se veía para nada amenazante así que tomo la decisión ayudarlo
-son las.. siete y veinticinco- dijo el joven después de sacar su celular para ver la hora
el hombre miro el suelo con un rostro pensativo
-hummmm sabéis a que altura queda la plaza principal, es que yo no soy de este lugar y me encuentro un tanto perdido- dijo mientras bajaba la cabeza con ademan de ligera vergüenza
el joven se mostró cooperativo
- si por ahi-
en ese momento el chico levanto el brazo para señalar a dirección correcta lo cual el extraño hombre aprovecho para sacar un pica hielo del bolsillo de su jean negro y prosiguió a apuñalar una y otra vez a nuestro joven amigo diagonal(/) victima, comenzó con un golpe punzante en el pulmón para que se colapse y no pueda irradiar grito alguno, luego en la traquea , ahí comenzó a asfixiarse mientras caía al piso, sus gritos de horror apenas y se oían eran como suspiros de la brisa llevando la hojarasca al firmamento, la sangre se derramaba por su tersa piel blanca, sus pupilas dilatadas eran como puntos al final de un párrafo.
el hombre misterioso reía mientras que proseguía con las punzadas en el cuerpo del pobre joven, como un niño que por aburrimiento agujereaba una caja o como un pedofilo penetrando el himen de una inocente niña con su falo pederasta, continuo apuñalando una y otra y otra vez hasta que la carne del tórax de su victima se puso chiclosa y amorfa, los dioses antiguos reían junto con el, fantasmas que ahora solo habitan en su mente y seguido apuñalando, apuñalo y el no se movió, apuñalo hasta que su cuerpo se enfrió y apuñalo por que solo así calmaba su corazón y apuñalo hasta recuperar la razón
se levanto, todo manchado de sangre, se limpio la sangre del rostro con los trozos limpios de los ropajes de su mas reciente victima, y se alejo de la arboleda mientras sonreía, dio un par de pasos y dio vuelta en una esquina, un par de pasos eso es lo que hubiese liberado a aquel pobre joven de la perdición macabra, al dar la vuelta se encontró con una señora, se poso frente a ella confiado de que las manchas en su ropa no se verían, primeramente por la ligera luz que apenas proyectaban los postes de mi mórbida ciudad, o también por que mis ropajes negros evitaban que se distinguiesen pigmentos rojizos en mis textiles y lo mas importante es que yo siempre tengo suerte
- señora, ¿seria tan amable de darme la hora por favor?-
la señora lo miro sin percatarse de lo que acababa de hacer
-ocho y media- dijo ella mientras miraba el reloj en su muñeca
-muchas gracias- dijo el mientras se alejaba
la mujer continuo caminando dando vuelta en la esquina encontrándose con esa masa amorfa de carne desgarrada y punzo-cortada, escena de horror, ella grito con la fuerza del infierno y corrió en busca de ayuda, se asomo por la esquina para contemplar el camino de nuestro asesino con el afán de ver hacia donde huía, pero ya es demasiado tarde, nuestro extraño desapareció entre las tinieblas de la noche visceral de la maquiavelista ciudad de Delta City, pero eso si esa no era ni su primer ni su ultima victima,y el hizo todo esto bajo el manto del cielo de la ciudad cuando el velo se tiñe... de cilicio
Fin.
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Velo de cilicio
Horrorhistorias cortas de una índole sádica, descrita desde la mente de su propio autor, alma despechada de la vida que le sobra, luz de Selene que alumbra sus mas mórbidas fantasías morbosas echas realidad y que ahora se plasman en este recopila-torio y...