-Ya no hacemos tantas videollamadas ni hablamos por WhatsApp tanto como antes- La morena bufó mientras la castaña le tocaba el pelo, haciendo que el ambiente sea tranquilo aun teniendo los rayos resonando de fondo en la hermosa escena.
-Cariño, si estamos cara a cara- La castaña rio enternecida cuando observo a la morena mirar al techo con los ojos entrecerrados y seguidamente asentir, satisfecha.
-Tienes razón- La morena miro la sincera sonrisa que se asomaba por los labios de su compañera. La quería y mucho, y nunca se arrepentiría de haberse mudado a otra casa lejana de sus padres después de haber reunido el suficiente dinero para poder alquilar una casa con ella.
Todo iba sobre ruedas.
La morena acababa de terminar su carrera como psicóloga y apenas empezaba la de magisterio mientras esperaban las críticas de su libro recién publicado. Su compañera estaba por el último año de universidad y dentro de poco empezaría a trabajar en un garete de psicología cerca de su casa. Nada podía salir mejor.
Solo una cosa atormentaba a la morena. Dentro de poco sería el cumpleaños de la castaña y aun no tenía nada para regalarle. Por más que les preguntara a las amigas de ambas, ninguna idea de regalo le había parecido lo suficiente para ella. Ella necesitaba lo mejor y, en esos momentos, ella sentía que no podía dárselo ni en un simple regalo de cumpleaños. Literalmente se sentía inútil.
Un rayo hizo que se sobresaltara y rápidamente se agarró a su compañera mientras cerraba los ojos fuertemente. La castaña, enternecida, le comenzó a decir cosas para tranquilizarle al oído, mientras las lágrimas salían de los ojitos negros de la morena. Tenía miedo, mucho miedo, y lo único que conseguía sacarle del miedo era ella, su tocaya, su compañera.
Cuando todo paso, y la morena estaba más tranquila, la castaña, la llevo a su habitación medio a rastras medio aúpa. Por mucho que la castaña fuera menor, ella tenía mucha más fuerza que la mayor porque, desde que empezaron a vivir ambas juntas, la morena no ejercitaba sus músculos, solo bailaba, lo cual no le daba mucha fuerza para hacer más.
La dejo suavemente en la cama y le quito los mechones de la cara mientras veía su carita tranquila, ya que, a mitad camino, la morena no aguanto el cansancio de un día productivo y se durmió en mitad del pasillo del pequeño piso alquilado.
La castaña de detuvo unos segundos a admirar la hermosa habitación de su compañera. Las paredes eran blancas adornadas con unas hermosas luces led blancas, típicas de arbolitos de navidad. Su cama de matrimonio estaba en el centro, el escritorio delante de la ventana y la otra pared llena de fotos de ambas y sus ídolos de la infancia o de inclusive, ahora.
La pequeña se quedó asombrada al darse cuenta de cuantas fotos tenía la morena con ella ya que, desde el día que se conocieron, hacia 4 años, estas no habían parado de hacerse fotos juntas, imprimirlas y guardarlas en un álbum de fotos para que no se perdieran en la inmensidad de fotos que tenía su ordenador Mac.
No le extraño ver el montón de hojas con apuntes en su mesa o un gran listado de cosas por hacer en aquella pizarra de rotuladores que ella misma le había regalado.
Cuando se le paso esa idea por la cabeza pensó que su antigua ella le hubiera pegado una ostia en la cara por tan solo pensar en eso, pero ya tenía casi 22 años y su madurez le permitió sentarse y ayudar un poco a la morena a hacer cosas básicas de las que había en aquella blanca pizarra, como pasar a limpio los últimos apuntes tomados o hacer el dibujo de la pirámide que necesitaba para la clase del viernes.
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Aquel Regalo
RomanceEste libro es específicamente para felicitar a una persona muy importante para mi. Alba, que sepas, que pronto nos conoceremos y te daré esto e mano, no te lo escribiré por Wattpad. Espero disfrutes del regalo <3