c u a t r o

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Porque estoy yendo en lo profundo,
cada vez más y más difícil,
cada vez más y más oscuro,
buscando el amor
en todos los lugares equivocados.

04. Depresión
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Hay un estrecho pasillo, decorado de diferentes fotografías y recortes de periódicos enmarcados. Se pregunta mientras anda, si es que esa casa y esas fotografías siempre existieron, si Steve realmente había sido feliz sin saberlo, se pregunta más que nada si es que alguna vez, en algún universo diferente, él tenía una casa así, con fotografías de una familia contenta.

En todas se mira a su "mejor amigo" y lo que fue la difunta Margaret Carter, preciosa como siempre.

Ahí, en lo escondido de Jersey, muy al sur, donde antes ambos estuvieron dándose un abrazo en el pórtico de madera barnizada. Distinguió bajo la chamarra de Steve una camisa de cuadros, desabotonada dos botones abajo el cuello, pantalones de lino, percibió en él un aroma agradable a loción para después de afeitar. Tan varonil y clásico, un Mustang blanco aparcado al lado de una jardinera.

- Linda casa.

- Es tuya también siempre y cuando no metas lodo - bromea, haciendo alusión a cuando James lo llevaba a su apartamento en las vecindades de Brooklyn y Winifred paranoica alegaba que acababa de limpiar; como sea, el recuerdo lo hace sonreír y palmear el hombro de Steve.

Tal vez, los movimientos pausados de Bucky delataron lo incómodo que le resultaba estar ahí, tal vez, porque se le hacía raro que de un día para otro Steve fuese un anciano. No terminaba de acostumbrarse a su voz rasposa ni a sus dedos arrugados, era extraño. Pero seguía siendo el mismo, quizás era él quién había cambiado, sí, eso debía ser.

Steve dijo algo sobre haberlo estado esperando y una comida rápida que aprendió una vez en Inglaterra, que a su parecer, le parecía estupenda para la ocasión. Tal vez cocinar siempre fue el fuerte de su amigo, tenia callo de cuando tenía que cocinar para su madre moribunda, quiso decirle algo respecto a eso pero prefirió callárse. Le ayudó a poner la mesa como recuerda haberla puesto una vez en el palacio de Wakanda junto con Natasha y Wanda, todo mientras Rogers verificaba que la comida realmente estuviera cocida.

Y luego de eso, el tiempo corriendo despacio como le parecía que lo hacía desde hace días. Steve lo miraba mientras masticaba y el ambiente no le pudo parecer más incómodo.

- ¿Cómo estás? - Preguntó de repente.

- Bien, creo que bien - Steve se limpió la boca antes de darle un trago a su vaso con agua que James aún ni siquiera probaba -. Pero veo que tú no.

- He tenido cosas en la cabeza - y cuando Steve se puso rígido en su asiento, Bucky le hizo ademanes de que no tenía que preocuparse y continuó -; ya sabes, estamos tras un rufián tal vez un poco peor de lo que recordaría. Rompí la rutina, Steve.

- ¿Qué tan malo es eso entonces?

James negó y siguió comiendo.

De verdad que el ambiente ahí era respirable y de alguna manera no muy sana lo hacía sentir receloso, porque todo siempre fue bueno para Steve. ¿Qué tan mala persona es él si envidia a su compañero, si envidia lo que tuvo y el quién es? Bucky no quería ser malo, quería ser bueno, pero esos pensamientos no eran saludables, sobre todo porque una persona como lo era él en la vida de Steve Rogers, así de importante, no debería sentir eso, al contrario, debería estar feliz y agradecido de que su hermano hubiese tenido lo que se merecía.

Levantó la cabeza y se topó con el refrigerador, había dibujos ahí. Como si los hubiera hecho un niño y solo se sintió peor, sentimiento que supó ocultar bebiendo de su vaso.

The Blackest Day [BuckyNat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora