Darte cuenta de lo que en verdad valía la pena me había costado todo un mundo.
Estaba tan concentrado en tener una vida social y entrar en ciertos círculos de amigos que no me había dado cuenta si valía la pena o no, estar con cientos de chicas y no mirar a ninguna que no fuera de mis grupos de amigos esa era mi vida hasta que empecé a ver las pequeñas cosas que en verdad vale la pena esforzarse.
Solo la había visto una vez y ya no podía sacarmela de la cabeza: era tímida, seria y callada pero tenía un intelecto y una filosofía diferente a los demás y incluso diferente a la mía.
Era hermosa física y mentalmente.
Tenía unos hermosos ojos grises y una sonrisa tan sincera que iluminaba toda una vida.
Dormía y despertaba imaginándome como sería el día en el que ella y yo pudiéramos hablar pero había un pequeño inconveniente, yo tenia un historial bastante manchado como para una chica como ella y sabia que en vez de atraerla la alejaría aun más de mi.
Quería algo o alguna manera de hablarle y aunque parecía algo anticuado me decidí por empezar a ser su ADMIRADOR SECRETO...