Cincuenta y tres menos Treinta y siete

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Mis padres decidieron ponerme en una academia para al menos estar preparado para iniciar la universidad, no tenía idea de cómo sería mi primer día, estaba algo nervioso, pero la verdad, ni siquiera tenía ganas de levantarme para ir.

Eran las 8 AM, las clases empezaban a las 9, era media hora de camino y ni siquiera había movido un dedo con intención de alistarme.

Salí de casa poco después de las 9, caminé desganado, pensaba tomar el transporte público pero con eso solo lograría llegar rápido y en ese momento era lo que menos quería.

Cerca a las 10 AM llegué, el salón estaba lleno, tenía vergüenza de entrar, a lo peor el profesor me obligaba a pasar al frente a presentarme o algo por el estilo, no no no, no podía pasar eso, por un segundo dejé de pensar en eso y solo entré para sentarme al final. Puedo asegurar que fue el día más aburrido de mi vida.

Pasaron varios días, todos con la misma rutina, sinceramente quería un motivo para empezar a ir, pensé en que si aprobaba todo no tendría problemas al postular a una universidad, pero pensándolo bien, no tenía ganas de ir a una.

En el camino de regreso a mi casa sentía que había sido un día de desperdicio total, no entendí ni una palabra de lo que había dicho el profesor, ni siquiera había logrado hablar con alguien, si, fue el peor día de mi vida.

Día número 37 en ese espantoso lugar, el profesor nos puso en grupos de dos personas para resolver algunos problemas de ese aburrido libro, cuando llegó a mi lugar me señaló a una muchacha diciendo que haga la tarea con ella. Con desánimo suspiré y caminé hasta allá. -para colmo, ni siquiera había llevado una pluma-

- tienes una pluma?
- si claro, de qué color?
- cualquiera, con tal que pinte

Ella sonrió y solo la quedé mirando ¿que me había pasado?
En lo que restó de la clase, no pude sacar de mi cabeza esa sonrisa tan dulce e inocente con la que me miraba mientras me alcanzaba una pluma. Al finalizar la clase cada uno iba guardando sus cosas en la mochila, no sabía como despedirme de ella, estaba bastante nervioso, opté por acercarme y despedirme de la manera más estúpida que pude haberlo hecho: - ¿Grupo mañana hacemos? - ¿Que demonios me estaba pasando para hablar de esa manera? la verdad que no tenía ni idea. Por suerte ella respondió con la misma sonrisa dulce e inocente acompañado de un si con la cabeza, eso me dejó bastante tranquilo pero al mismo tiempo más nervioso de lo que ya estaba, no quería meter la pata de esa manera al día siguiente.

En el autobús no dejaba de reírme de lo que había dicho justo antes de irme - en serio fue estúpido - me decía a mí mismo, pero claro, en ese momento ya podía reírme porque estaba solo,por así decirlo, pero minutos antes estaba invadido de vergüenza queriendo escapar y nunca regresar a ese lugar.

4:30 PM, me encontraba encerrado en mi habitación haciendo probablemente lo más raro que había hecho en mi vida, me senté en mi escritorio e imaginé que ella estaba al lado izquierdo mío cómo ese mismo día en clases; Practiqué como saludarla, como pedirle de nuevo una pluma de cualquier color con tal que pinte, como preguntarle si entendió lo que explicó el profesor para que me explique a mi -así lo intente, no entendía ni hola- lo sé, era estúpido, era raro, no tenía sentido, pero ahí estaba yo practicando una y otra vez cada palabra. Fueron cerca a tres horas las que estuve ensayando, incluso practiqué un par de bromas.

Pasaron las horas y solo me quedé mirando el techo con esas estrellas que brillan en la oscuridad, imaginando como sería ver estrellas de verdad acompañado de ella, a ese punto estaba volando mi imaginación, de verdad estaba demasiado confundido y asustado, no entendía que pasaba, solo era consiente de que poco a poco mis ojos se cerraban, hasta que me quedé totalmente dormido.

7:30 AM, sonó el despertador y me levanté con ganas de ir a la academia ese día, mi madre se sorprendió bastante y creo que hasta sospechaba algo, pero eso no viene al caso, solo quería verla y pedirle una pluma de cualquier color con tal que pinte; Llegué al salón de clases y ella estaba ahí pero, no como esperaba, todo había cambiado, pensé que mi plan había fracasado, no sabía qué hacer, había dedicado mucho rato en practicar que decirle pero eso ya no me serviría de mucho, en ese mismo momento empezaron a llegar más personas y sabía que alguien se sentaría ahí antes que yo si no me apresuraba. Me senté al lado izquierdo de ella o sea ella estaba al lado derecho mío, lo sentía raro, no era lo que esperaba.

A la hora del descanso vi que se fue sola a comprar algo para merendar, me armé de valor, la seguí con intención de invitarle algo y lograr hablar con ella de algo que no sean números ni historia. Lamentablemente no me atreví a hacerlo, solo alcancé a ver que compró un helado de vainilla con chispas de chocolate cubierto con caramelos de colores, ya sabía qué hacer al día siguiente.

Al retornar a clases empezamos a hablar un poco sin que el profesor se diera cuenta, entre risa y risa me iba dando cuenta que algo estaba pasándome ahí, y no, no sabía que era.

Al salir de clases decidí seguirla de lejos, quería saber que más hacia aparte de ir a la academia, curiosamente seguirla a su casa era como ir a la mía, me sentía confundido, noté que para nunca haberla visto, siempre estuvimos cerca, si, resultó que vivíamos en el mismo barrio, en la misma calle, en la misma manzana, por poco, y en casi en el lote seguido.

Llegué a mi casa un poco más tarde de costumbre, pero con una sonrisa que jamás había tenido, mi madre me vio llegar y me preguntó que había visto, que me había pasado, ¿acaso sabía la verdad? ¿Era muy obvio? Bueno no me sorprendería, era ya el día 53 desde que comenzaron las clases, ya eran 16 días que habíamos hablado, y si, creo que me estaba enamorado.

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⏰ Last updated: Nov 22, 2019 ⏰

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