Capítulo 1

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Hay magia en el mundo. Y no metafóricamente —creer en el Hada de los Dientes, Santa Claus y milagros— sino que científicamente, un hecho comprobado. Hay magia en el mundo, fluyendo a través de él, saliendo de el— en el piso y en el aire y en las corrientes del mar. Si nacías con la sangre correcta, o el ADN, o algo (de lo que los científicos no están seguros aún) entonces serías capaz de sentirla. Fluiría a través de ti, también. La escucharías zumbar en la parte trasera de tu mente, vibrando justo debajo de tu piel, conectándote a todo.

A veces, tu cuerpo y tus huesos se verían muy pequeños para todo ese poder.

Porque la magia es poderosa y se ve diferente para todos, o eso dicen los libros. Hay hechizos y prácticas estándares, claro — aquellas cosas que técnicamente cualquiera podría aprender del libro correcto o de un conjunto de runas, incluso si no tenían la suficiente fuerza bruta para ponerlo en práctica. Pero más profundo que eso, tejido en la misma tela de tu ser, es una habilidad con la cual nacías y no podía ser copiada. Podrías ser capaz de comunicarte con los muertos, o soñar sobre el futuro o hablar con los animales...

O, si eres Jeon Jungkook, podrías sentir las emociones de la gente a tu alrededor — a veces tan visceralmente como si fueran las tuyas. Enojo, miedo, tristeza, esperanza, alegría, amor, todo presionado contra ti, llenando tus pulmones y tu pecho hasta que estás desbordante.

Cuando era un niño, Jungkook se regocijó en su poder. El mundo se sentía tan grande y estaba tan conectado a todo en él. A sus padres y a su hermano, y a sus amigos en la escuela —incluso los desconocidos con los que se cruzaba en la calle. A veces, si los tocaba, podía escuchar sus pensamientos pasar rápidamente por sus mentes: la lista de compras que su madre intentaba no olvidar, las notas de una canción que su padre tarareaba, el grito de victoria cuando su amigo obtuvo una A en su trabajo. El roce con una abuela en el supermercado reveló su emoción al ver a su nieto después de muchos meses. Mientras tanto, el hombre que se veía importante en un traje junto a ella estaba intentando escribir un mensaje de texto a su esposa, explicando que llegaría tarde para la cena. Otra vez.

Hacía sentir a Jungkook tan vivo, obtener esos increíbles vistazos del mundo de otras personas. Pero la magia es poderosa, y las cosas poderosas generalmente son temidas.

Incluso por aquellos más cercanos a ti, los que deberían entender, pero no lo hacen. No pueden.

Nunca lo harán.

——

Las cosas que Jeon Jungkook amaba sobre la ciudad de Nueva York:

La esencia de ello, tan diferente a la inmensidad reluciente de Seúl. Ocho millones de personas de todas partes del mundo apilados uno encima del otro, intentando sobrevivir.

El hecho de que si te parabas al medio del Canal Street en el barrio Lower East Side, Chinatown estaría a tu derecha y Little Italy a tu izquierda.

Su habitación monoambiente cerca de su facultad era pequeña, pero aun así más grande que el armario que rentaba en Seúl.

Escuchaba al menos veinticinco idiomas diferentes si caminaba más de tres cuadras en cualquier lado.

La arquitectura Hodge Podge, acoplada sin mucha uniformidad. Brillantes rascacielos y hoteles de lujo justo a un lado de los restaurantes que no eran más que un hoyo en la pared y los edificios departamentales antiguos.

La luz en el suelo de la terminal Grand Central temprano en la mañana.

Lo bien que Central Park apagaba toda el apuro y ruido de la ciudad, haciéndote sentir que estabas realmente de excursión en el bosque.

let the light in [ Yoonkook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora