Dentro de las arenosas tierras de la luna, junto a los bosques de coníferas plateadas, se encuentra el palacio de cristal, en la puerta de entrada, los refugiados de la tierra que por el calentamiento dejo de ser habitable, y hace más de un siglo vivían bajo el cobijo de los monarcas de la Luna, todo parecía ir bien hasta que un vocero real.
- Ya no hay más provisiones...- les decía a la gente del pueblo incluído a los nativos de la Luna, que con sus últimas fuerzas iban a suplicar por un poco de pan a la primera frontera del palacio.
- queremos ver a los reyes!! a la princesa!!!- gritaba el que parecía ser el líder
El vocero mando a los guardias, pero antes de que estos tocaran a la gente, el joven Darien se paró delante de ellos, al ver esto el general salió.
- tienes mucho valor...- dijo mirando al chico
- más que valor, hambre...-
- ni los reyes, ni la princesa saldrán... Ellos están muy ocupados- dijo el general
- que puede ser más importante que la vida de su pueblo? entraremos al palacio!! Muerte a la mala monarquía que nos mata de hambre!!!!- gritó el joven y la muchedumbre le hizo segunda, el general miro al tipo con resentimiento y entro al palacio donde se encontraban las capitanas y la princesa.
- la guerra está apunto de estallar!!- decía la princesa Serena, la única heredera al trono de la luna.
- princesa... No te agobies, si eso pasa nosotros te protejeremos, el pueblo vera que los rebeldes solo quieren la riqueza...- dijo Marte
- general... Déjeme ir a hablar con mi pueblo, desde que iniciaron las amenazas debí haber dado la cara y no encerrarme en este castillo...- dijo Serena viendo atraves del enorme ventanal las filas de soldados que cuidaban el castillo.
- no!! - gritaron todas las guerreras, preocupadas incluído Seiya.
- princesa, el pueblo está que no entiende razones, ellos solo quieren derrocar a la familia real...- dijo la guerrera Venus.
- así es, todas las tropas están listas para el combate, ningún rebelde se acercara a usted...- comento Júpiter, Serena las miro con una mezcla de rabia, tristeza, desesperación, salió del salón azotando la puerta al salir.
Camino hacia su alcoba dejándolos, en aquel cuarto, Seiya le dió órdenes a las guerreras, y se dirigío a donde el rey y la reina.
- que pasa?- pregunta la reina serenity, Seiya se inco, agachó la cabeza y dijo:
- mi señores... Como ustedes saben amo con todo mi corazón a la princesa, la he cuidado desde que era un cadete del ejército, ella sea vuelto insistente en ir al campo de batalla y hablar, tengo que protegerla!! Por eso quiero su permiso para cortejar formalmente a la princesa, y si ella así lo decide hacerla mi esposa...-
la reina y el rey ya habían tenido un conversación sobre ese asunto y llegaron a la conclusión que Seiya sería el mejor marido para su hija pero sobretodo el mejor rey, además era el hijo del general kou un hombre que dió la vida por el reino, Seiya siempre demostró ser un buen hombre, el mejor de la clase, el más refinado y caballeroso con Serena, se comportaba con una gran madurez a pesar de ser tan joven.
La princesa le había comentado a su madre que se sentía atraída hacia el general.
- permiso consedido... Solo recuerda que serena es lo más preciado que tenemos, Incluso más que este reino...-
Seiya se sintió feliz, ese permiso solo era una mera formalidad, la realidad era que los chicos ya tenían una relación, desde la primera vez que vio a serena se enamoro, lo recuerda cada noche, fue lo único que le dió fuerza para sobrevivir cuando hace tiempo cayó en manos de los enemigos, en una misión al sur de la Luna, donde unas guerrillas causaban problemas, Serena tenía no más de diez años, estaba sentaba sobre césped, con narcisos, y rosas, palticaba con una gata negra, le contaba sobre lo que ese día había aprendido en la escuela, la luz que parecía emanar de la chica, lo encanto, la sonrisa, su tono de voz, así todas las tardes después de su entrenamiento, espiaba a Serena, sabía que sí la quería tenía que ser el mejor, en todo, los reyes no dejaría a la princesa en manos de cualquiera.
Toc, toc era Seiya que tocaba la puerta de la princesa.
- quiero estar sola!!-
- por favor mi lady... Soy yo Seiya..- la princesa al escuchar la voz del joven abrió de prisa la puerta
Arrojándose a sus brazos
- oh Seiya... Que bueno que estás aquí...- dijo él la abrazo fuerte con una mano y con la otra cerro la puerta.
- Serena... Acabo...- le contó lo que había hablado con los reyes.
- de verdad!! No sé opusieron...-
- no, hermosa...- contestó y se fundieron en el más tierno de los besos.
Serena le riñio, sobre ir al pueblo,
- entiende amor... Para eso estoy yo, esa gente está siendo controlada por los rebeldes, todo volverá a la normalidad...- la chica estaba angustiada, no quería ver morir a la gente con que creció.
Serena se sentía segura en los brazos de aquel apuesto y fuerte caballero, siempre lo había amado desde que fingía no verlo cuando él la espiaba, escondido en las flores del jardín.
Acepto el consuelo de su amado, se despidieron, a media noche, la princesa moría de sed, la mucama no había llenado la garra que siempre estaba al lado de la cama, no quería molestar, tomo su bata de seda, dirigiéndose a la cocina, el castillo lucía en soledad sólo los guardias que hacían rondines por las afueras Serena podía ver las siluetas, antes de bajar las escaleras estába la alcoba de Seiya, Serena creyó escuchar una conversación, se acercó a la puerta y cuando estaba a punto de tocar salió Seiya con una bandeja de plata y sobre ella, una jarra y un vaso de cristal.
- Serena no...- dijo Seiya pero con lo sedienta que estaba sin pensarlo tomo la jarra y se sirvió un poco de agua, saciando su sed.
- gracias amor me ahoraste el viaje a la cocina...- dijo Serena susurrando,
Seiya llevó a la princesa a su cuarto, se despidió de ella con un tierno beso.