Capítulo 2: Encuentros misteriosos en lugares extraños

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Era mediodía (12 de la mañana), íbamos por un camino de tierra en una pradera extensa hasta donde nuestra vista alcanzaba. Si mirabas hacia el este, podía comprobar el fondo de pantalla de Windows, era precioso. Nos dirigíamos al noroeste, al norte se podía ver un pequeño bosque que iba hasta nuestra vista al oeste. Entre los árboles se podía entrever un pequeño pueblecito, un par de casas, no muy descriptibles. Detrás de nosotros, más o menos por el sur, a lo lejos, se podía ver la aldea Aruberu. Por último, pero no menos importante, a mi lado andaba mi joven aprendiz Yato, no hace falta su presentación. No había ni una sola nube en el cielo pero si un sol radiante de primavera que me reconfortaba.

-Oye Reaven no crees que esas cosas tramaban algo contra nosotros-preguntó Yato.

-Esas "cosas" como tú las llamas, son los llamados Homo-demonios, había leído cosas sobre ellos, pero solo vi uno en persona con su verdadero aspecto, "La forma demonio", y sí que parecía que venían a por nosotros.

- Bueno, sea lo que sea, estaremos preparados- Comentó Yato- otra cosa que me sorprendió fue, que la chica supiera utilizar el arco de esa manera, ¡wow!, pero no entiendo como la atraparon.

-Aunque supiera espléndidamente pelear si la cogieron por detrás no se pudo defender-le explique a Yato- ¿no crees?

-También tienes razón.

-¡Oye Yato! ¿Cuál es tu historia?- le pregunté- ¿de dónde vienes?

-Cierto, no sabes nada de mí, con todo lo que pasó con los homo-demonios no pude contrate nada- Yato, entonces, comenzó a contar su historia- Nací en Villabodófles, donde pasé los primeros años de mi vida. No recuerdo muy bien aquellos tiempos, solo unos cuantos recuerdos. Después mis padres me llevaron a la Academia de Guerreros y Magia Eldergon III. Tendría unos 10 años cuando entré. Recuerdo una enorme puerta que se abrió frente a nosotros. "Ya verás qué bien te lo pasas aquí", me dijo mi madre mientras me sonreía. Fuimos a ver al director en persona para finalizar el trámite de inscripción. Era un hombre que parecía joven de unos 45 o así, mentón prominente, y cabello rubio y ojos azules. Aquel hombre era alto, o eso me parecía a mí, iba con un cetro en la mano izquierda de madera de roble coloreado de dorado. Pasé allí unos cuatro años, me aburrí de aquello y me escapé. La verdad es que no me gustaban como me enseñaban y decidí buscar a alguien para que me enseñara. Además, el director me daba mala espina. No sé por qué exactamente, pero tenía un mal presentimiento. Bueno, estuve vagando de aquí para allá hasta que llegué a la aldea Aruberu y te encontré en aquella cantina. Pues ya está, eso es un resumen de mi historia.

Mirando al cielo le comenté- recuerdo al director Mascarecrow, no era de muchas palabras cuando entró a la academia, traía un aire siniestro que no me gustaba, pero era el director y me aguante. Por aquel entonces tendría unos 40 o 42 años. Un par de años después atacaron la academia y mi maestro murió en el ataque intentando atacar al jefe de la tropa un malvado homo-demonio con ganas de causar estragos. Después de eso vagué por el mundo entrenando hasta que llegué a la aldea Aruberu donde te encontré y el resto te lo sabes.

-¿Estuviste en la academia estudiando?

-Si pero a diferencia de ti yo no recuerdo nada de mis padres ni de dónde vengo, solo recuerdo que tenía un hermano, por una foto que guardo desde que me abandonaron en la academia. Desde pequeño estaba con mi maestro Lee.

-No sabía eso -dijo él estupefacto- espera, ¿atacaron la academia?

-Sí. Un homo-demonio con muy mala leche que estuvo a punto de destruir la academia.

-Por eso perdiste un poco la cabeza en aquella pelea -recordó Yato.

-Si tú lo dices -tardé un poco.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2020 ⏰

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