Siempre estaré contigo

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Narra Julie

Me encuentro en la ambulancia con Catalina y con los paramédicos, nos dirigimos al hospital.

Estoy viendo con mis propios ojos como Catalina se debate entre la vida y la muerte. Los médicos están haciendo todo lo que pueden para mantener su pulso estable, no dejan que me acerque y no lo intento porque sé que deben hacer su trabajo y yo solo sería un estorbo.

La puedo ver desde mi lugar, mis lágrimas siguen rodando por mis mejillas. Si hubiera llegado antes, o si tan solo hubiera hablado con ella y tranquilizarla desde la tarde, esto no hubiera pasado.

En poco tiempo hemos llegamos al hospital, se la llevan deprisa a urgencias,  trato de seguirlos pero me lo impiden. Dicen los medicos que tengo que estar en la sala de espera.

No es lo que yo quisiera,  pero es lo único que puedo hacer,  esperar.

Me siento en un sillón y solo espero, tengo la mirada fija en el suelo, reteniendo las lágrimas que quieren seguir saliendo.

Tengo que ser fuerte, por mi y por Catalina, soy la única persona que tiene ella y tengo que pasar esto sola, por las dos.

Las horas van pasando, y no hay noticias de ella todavía.

Me levanto de mi asiento y empiezo a caminar de un lado a otro para tranquilizar mis nervios, pero es imposible.

Siento que todo dentro de mí tiembla,  miro mis manos y efectivamente,  tiemblan sin control. Pero también observo que están sucias, están manchadas de sangre, sangre de Catalina.

Eso me pone peor, solo recordar aquella escena hace que mis rodillas quieran doblarse.

Meto mis manos en en las bolsas de mi chaqueta, pero siento algo raro en una de ellas. Saco lo que hay dentro y me encuentro con el papel que guarde del baño de mi amiga.

La desdoblo con cuidado y veo que es una carta, una carta que escribió Catalina para mi.

La leo detenidamente, escuchando la voz de ella en cada palabra que está escrita. Estoy por terminar la carta y las lágrimas se vuelven a asomar por mis ojos. Pero ya es tarde, no las puedo controlar.

Me siento en el sillón destrozada, por cada palabra de Catalina, por cada sentimiento de rechazo que ella ha tenido en su vida.

Subo las manos a mis ojos, para detener las lágrimas pero es imposible.

De pronto escucho pasos cerca  y veo a un médico frente a mi.

-¿Familiares de Catalina Escalante? - pregunta mirándome pues soy la única que se encuentra ahí .

-YO, soy su amiga, ella no tiene a nadie mas... ¿Como esta ella? -parándome rápidamente, le pregunto suplicante, sintiendo el miedo correr por todo mi cuerpo.

El medico me mira con compasión, tarda unos segundos en responder, pero siento que son horas. Ya no aguanto más, asi que le pregunto de nuevo con voz quebrada  - Por favor doctor dígame, ella esta... - pero no puedo terminar la frase porque mis pensamientos solo me llevaban a lo peor.

- Hemos hecho todo lo posible.... - se quedo en silencio, mirándome a los ojos. -Es un milagro que siga con vida.

Al oír esas palabras mi corazón da un brinco de esperanza. Catalina sigue conmigo. Aún no se ha ido.

 - Pero aun esta muy delicada, ha perdido mucha sangre, necesitamos donantes...

- Quiero donar sangre para ella - digo inmediatamente, interrumpiendo al medico, y extendiendo mi brazo para que vea que estoy dispuesta.

-Esta bien, pero requerimos de mucha, no creo que solo tú puedas darle toda la que necesita, tienes que buscar a otras personas. 

-Ok, pero empieze conmigo, para darsela inmediatamente. Por favor haga todo lo que pueda. ¿Puedo verla?

-Sigue en observación, no es buena idea que tenga visitas ahora mismo, por ahora déjala descansar. Pero si quieres donar tenemos que hacerlo de una vez. Vamos.

Sigo al doctor y me conduce a una habitación donde veo a una enfermera que se acerca a mi con una bolsa de transfusión vacía y una aguja.

Solo espero que de verdad le sirva a Catalina

Querida AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora