Puedes confiar en mi.

144 5 0
                                    

Narra Julie

Estoy en el hospital desde hace tres días, esperando a que Catalina despierte.

He estado en todo momento junto a ella, no puedo esperar a que reaccione, para decirle todo lo que pienso acerca de lo que hizo.

Aun sigo sin creer que se atreviera a quitarse su vida. Nunca ha estado satisfecha con lo que tiene.

Ni siquiera mi amistad le ha sido suficiente, y eso me duele mucho. Es algo que no entiendo de ella, le he dado todo mi cariño, todo mi apoyo pero aún así, pareciera que no lo valora.

Siempre ha sido muy aprensiva con sus sentimientos,  casi nunca comparte conmigo lo que piensa o lo que siente.

Odio tener que adivinar que es lo que le preocupa o le molesta. Y hay veces que no sé nada de ella, si no es por mí, que le mando mensajes o le hablo, serían días o semanas las que pasaría sin saber nada de ella.

Se que ha sufrido mucho pero no debe ser esa la razón para que se cierre tanto.

Quisiera que viviera una vida normal sin preocupaciones ni tristezas. Pero no está en mi, ella tiene la decisión de cambiar y aventurarse a la vida de la mejor manera. Solo espero que escoja la elección correcta.

El tiempo sigue pasando y no veo ni una señal de ella. Aun sigue inconsciente, descansando acostada en la cama del hospital.

Yo también estoy un poco cansada, me ha dejado débil el dotarle tanta sangre. No he conseguido muchos donantes, así que yo soy la que he donado más. Pero estoy segura que con eso se está recuperando.

Ya es tarde, el cielo está oscureciendo, creo que ya es momento de dormir, pero no me quiero ir de aquí, no la voy a dejar sola otra vez.

Tengo tanta suerte de que me hayan permitido quedarme con ella todo el tiempo, ya que he sido la única que la ha venido a ver.

Acerco mi silla a la orilla de su cama y agarro delicadamente su mano, quiero que sienta que estoy aquí con ella.

Recuesto mi cabeza en mi brazo, puedo ver las vendas que están enrolladas en sus muñecas y sigo preguntándome ¿Por que?

-No te voy a dejar sola. - digo en un susurro, antes de que el sueño me venza.

Aun sigo aferrándome a la mano Catalina, cuando de repente su mano inherte y sin fuerza, se empieza a cerrar en torno a la mía.

Al sentir la pequeña presión sobre mi mano, despierto inmediatamente y la miro con mucha atención.

Catalina empieza a abrir lentamente sus ojos.

Mi corazón salta de alegría y me abalanzó sobre ella. Escucho un quejido debajo de mi y me apartó rápidamente.

-Lo siento ¿Como te encuentras? - le pregunto sin apartar mi mano de la suya.

-Me duele todo el cuerpo. -dice removiéndose en la cama con una muñeca de dolor.

-Que mal, ahora no podré golpearte para desquitarme del susto que me has dado estos días.- le digo un poco enfadada

Me mira sorprendida y un poco perpleja.

-Yo...  no quería que te enteraras hasta después. - me responde un poco triste.

-Enterarme después...  yo fui quien te encontró en la bañera, si no hubiera llegado a tiempo tu estuvieras.... - y de pronto no puedo pronunciar ni una palabra más porque tengo un nudo en la garganta, las lágrimas se empiezan a asomar por mis ojos.

-Lo siento, pero...  tu no entiendes. - me dice agachando la mirada

-¿Que necesito entender Catalina? ¿Que mi amistad no es suficiente? ¿Que no vale nada lo que he hecho por ti? ¿Que no soy nadie para ti?

-Claro que si, tu eres mi única amiga. - levanta la mirada y puedo ver como se le llenan los ojos de lagrimas al responderme.

-Entonces ¿Porque? Catalina,  siempre tengo que adivinar en lo que andas pensando, nunca me dices nada. Y eso me da a entender que no confías en mí.

-Claro que confío en ti, es solo que...

-Eso solo que ¿Que?

-No quiero agobiarte con todo lo que me pasa, con todo lo que siento. No puedo meterte en esto.

-Eso es una tontería - me siento junto a ella en la cama sin dejar de agarrar su mano. - Sabes que puedes confiar en mi.

-Si,  lo sé...

-Tienes mucha vida por delante, y yo estoy contigo para ayudarte en cualquier dificultad. Tienes un propósito en la vida, no puedes tirarlo así sin más.

-Yo...

-Escucha...  no sabes el miedo que tuve cuando te encontré de esa forma, no quería que murieras, ni lo quiero.

Deseo que vivas la vida, que sepas que tan emocionante es que vivas la felicidad y la tristeza que ésta te ofrece.

Catalina se queda en silencio por un instante, pensado en todo lo que le he dicho, veo sus lágrimas rodar por su rostro. Aun sigo sin apartar su mano de la mía.

Me da un ligero apretón y contesta con voz apagada- Esta bien lo intentaré, perdona por hacerte pasar un mal rato.

-No te preocupes, para eso están las amigas. - me inclino hacia ella y le doy un ligero abrazo, para que comprenda que la quiero y que siempre estaré a su lado. - Ahora duerme un poco, tienes que descansar.

Me siento de nuevo en mi lugar para dormir, y nos quedamos en silencio. Poco a poco veo que se va quedando dormido igual que yo.

Querida AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora