III

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[Au]*

Infancia.

La etapa más maravillosa a palabras de muchos, quienes aseguran con la hipocresía de un adulto, se encuentra ausente de problemas emocionales, ya que a su edad, ¿qué problema podrían presentar? Si sus preocupaciones se reducían a las tareas domésticas y escolares; Husk es consciente de que esa idea tan general no es más que una vil patraña para encubrir la crueldad de los adultos y otros niños. Es algo que está escuchando ahora aunque tampoco es como si le importara.

El pasado está enterrado como su rostro en la alfombra mohosa del hotel al tener una alimaña encima.

Un tic se presentó en su ojo, y con un empuje brusco se impulsó con sus brazos sobre el suelo; una vez alzado, sintió las diminutas manos estrujar el pelaje de su espalda, con un constante "woah" que se repetía dentro de su cabeza.

―De acuerdo, el juego se acabó, ahora bájate de mí maldita espalda ―ordenó, sacudiéndose en un intento de tirarlo.

― ¡Jamás! ¡Ahora eres mi gato! ¡Te cacé! ―escucharlo hacer un berrinche le parecía tan ajeno a la imagen adulta que aún hace sombra en su cabeza, no obstante, una parte de sí había aprendido a disfrutar la situación en la que estaban.

Su cuerpo se apaciguo en sincronización a sus pensamientos, los cuales a pesar de mantener dudas sobre el cómo demonios Alastor se había vuelto un niño, se encontraban en cierta tranquilidad de verlo expresar más que un rostro sereno con una sonrisa de mil significados. De esa manera, era más fácil irritarlo, incluso si ahora lo dejaba escalar hasta su hombro para que lo llevara a descansar después de su "trato".

―Señor gato.

―Ya te dije que me digas Husk.

―Señor gato llamado Husk.

A veces le facilitaba el odiarlo.

― ¿Ahora qué mierda quieres? ―sus manos lo cogieron cuando se agachó, bajándolo para que pudiera empujar la puerta de la habitación.

El silencio le pareció extraño, porque no estaba acostumbrado a la ausencia de su voz.

―Hm ―sus ojos trataron de adivinar el pensamiento que se formulaba en su cabeza con base a sus expresiones. ― ¿Existe una señora gato? ―si la pregunta no era lo suficientemente extraña, la manera en que juega con sus manos solo lo hace sentir más ajeno.

Incluso con esos ojos filosos y penetrantes, su actitud de desinterés prefiere sobreponerse a la verdad.

Los movimientos corporales hablan por sí solos, cuando lo toma de la camisa para arrastrarlo a la cama en un intento de arroparlo, sentenciando su día como niñero obligado gracias a que Charlie tuvo la "fantástica" idea de dividir por días el cuidado de Alastor, por lo menos, hasta que la situación se resolviera de alguna manera.

― ¡No me ignores! ―pasó por alto sus pataletas, luchando con el diminuto cuerpo inmovilizarlo en la cama, con la esperanza de abandonarlo. ― ¡Eres un gato malo!

―Y tú una molestia ―gruñó cuando los pies contrarios se colocaron en su pecho, evitando que pudiera doblegarlo. ― ¡Deja de estar moviéndote como un animal! Maldición, ¿no podrías ser menos mierda ahora?

La lucha cedió a tiempo récord, por un factor importante: era ridículo pelear un niño, un niño quien había aprendido en gran medida que poseía los talentos que demostraría en su adultez. Así que entre morir por un coma etílico y unos tentáculos bizarros, el primero era un paraíso.

Ambos se acabaron sentando al filo de la cama, el de cabellos sangrientos observando hipnotizado a su persona, quien permanecía de brazos cruzados porque es consciente de lo que ocurriría a continuación.

― ¿Hay una señora gato?

Mantuvo firme su posición.

― ¿¡Hay una señora gato!?

La intensidad de voz de aquel "cervatillo" se elevó.

― ¿¡HAY UNA SEÑORA GATO!?

― ¿¡POR QUÉ TENDRÍA QUE CONTESTARTE ESO!?

Las miradas se sostuvieran mutuamente, devolviéndole una sonrisa a esa piel colorada; frunció más el gesto, detestaba ese gesto.

―La señorita Charlie tiene a Vaggie ―no esperaba una verbalización tan suave cuando hace unos segundos le gritó. ―Niffty habla de un chico ideal ―el cual podría asegurar solo era característica de su época. ― ¡Y el señor Dust siempre tiene a alguien!

No comentó nada respecto a ello, porque no le sorprendería que haya encontrado alguno de los mil "amantes" del actor porno.

―No todos tienen a alguien, deberías aprender eso.

Su mirada se apagó, o al menos, algo le insinúa esa sensación.

―Mamá dice que todos tenemos a alguien...papá la tiene a ella, aunque él no sea bueno siempre con mamá.

Cogió una gran bocanada de aire, antes de voltearse totalmente hacia este.

―No todos están hechos para tener a alguien, como él ―poco a poco su cuerpo se acercó, hasta que súbitamente lo aplastó. ―Yo soy un ejemplo.

Los quejidos del otro hacían ecos en la habitación, sonando a alaridos de pánico que se reducían lentamente a risas cuando el trato se transformó a uno más "cariñoso", que consistía en insultos más suaves mientras lo acomodaba a su lado para que durmiera.

El cuerpo agotado del menor pareció acomodarse en su felpudo pecho.

―Señor gato merece tener a alguien.

Un bufido apenas pudo escucharse de su parte.

―Quizás tenga a alguien, aunque conociéndolo, estoy seguro que no se daría cuenta nunca...pero creo que estoy bien así. Él me sigue gustando de esa manera.

Las suaves respiraciones de Alastor le dieron la tranquilidad de acariciar su cabello, entregándolo completamente a su sueño.

―Es más fácil decirte que me gustarás en un par de años que cuando seas el mismo bastardo de siempre.

*

N/A: Primeramente quiero agradecer a -T0x1c_Fl0w3rB0y- por el au, ya que fue quien inició un "experimento" manejando a un Alastor niño. Además de inspirarme en un headcanon para la relación que pudieron tener sus padres.

*Explicando un poco, el au consistiría en pocas palabras en: "por algún motivo desconocido, Alastor se ha convertido en un niño, conservando sus características físicas pero su mentalidad es distinta. Es el antes de todo, un ser capaz de expresar algo más que una sonrisa estática.

No sabe porque las personas están de esa forma ni porque está ahí, solo quiere volver a casa donde lo busca su madre, aunque acepta que quizás todo sea un extraño sueño.

Lamentablemente, eso implica que todos los del hotel tendrán que cuidarlo para evitar mayores catástrofes".

El veneno de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora